Maidelys Iglesias y su fidelidad por BANDEC

Maidelys Iglesias y su fidelidad por BANDEC

Hacia el interior del Estado Mayor del Ejército Central, enclavada entre tanto verdeolivo, una sucursal matancera del Banco de Crédito y Comercio (Bandec) sobresale por la calidad de los servicios que presta.

Con una pequeña plantilla de apenas 10 féminas, la unidad funciona como manecillas de reloj: con precisión y excelentes resultados. Parte del éxito recae en la conducción de Maidelys Iglesias Hernández, quien atesora más de tres décadas en el sistema bancario.

“Comencé en el año 1994 en el Banco Nacional de Cuba, como secretaria, en la sucursal 3721 de Limonar”, expresa, mientras la memoria le devuelve en el tiempo, como máquina, aquellos años convulsos del Período Especial.

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A golpe de sacrificios fue subiendo lentamente, desde abajo, la escalera de la vida y ganando en experiencia en una de las profesiones más consagradas y, a su entender, también bonitas.

“Fui ocupando varios puestos como cajera bancaria, negociadora de documentos bancarios, jefa de departamento de cuentas corrientes, gerente contable hasta el 2021 donde me nombran directora de la sucursal 3451 del Ejército”.

Los bancos permiten dinamizar la economía, ayudando a la circulación monetaria. El dinero ahorrado y depositado en sus bóvedas genera intereses, convirtiéndose en una inversión que, en mediano o largo plazo, se traduce en ganancias.

“En el banco llevo 31 años de trabajo ininterrumpido y pienso jubilarme en él, cada día me esfuerzo por aprender y brindar un servicio de excelencia, porque una vez que comienzas a trabajar en esta entidad, no puedes irte, se siente un amor y sentido de pertenencia que no se compara con nada”.

Desde recibir depósitos de quienes tienen un dinero que deciden guardar, hasta la prestación de créditos a personas jurídicas (empresas, organismos…) o naturales, las funciones de estas instituciones son mútiples y todas vitales.


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Bancos sólidos se traducen en desarrollo de un país, ya que constituyen un importante canal para movilizar recursos hacia actividades productivas, cuya ausencia significaría grandes pérdidas de bienestar económico.

Su infraestructura, que va desde edificaciones seguras hasta personas con capacidad no solo dentro del mundo de los números sino de la educación formal y la empatía, garantiza que cada tarea asumida por los bancos goce del éxito esperado.

Como ejemplo de consagración está Maidelys, cuyos resultados dentro de las sucursales matanceras no se remiten solo a sus cuatro años como directiva. Desde hace más de dos décadas su nombre sobresale como inspiración a muchos.

“En el año 2003 fui seleccionada delegada directa al octavo congreso del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Administración Pública”, refiere con regocijo, mientras revive como se sintió cuando siendo tan joven y dentro de tantos afiliados, la eligieran para representar a la provincia en la magna cita. La selección no fue casual. En los años 2002 y 2003, la matancera resultó seleccionada vanguardia nacional, como expresión de sus resultados en el trabajo bancario.

“El amor que siento por la labor que realizo es muy reconfortante. Cuando uno puede ayudar a las personas, a que se sientan satisfechas por el servicio que reciben, es maravilloso. Mi papá siempre me dijo que hiciera bien y no mirara a quien y quiero que se sienta orgulloso de mí”.

Si de algo se habla puertas afueras, es que quienes laboran en los bancos permanecen como atrapados entre paredes y efectivos, entre responsabilidades que muchas veces no se pueden delegar, en una profesión que como otras tantas, requiere de una entrega total.

“Muchos sacrificios, incluso, a veces hasta dejar a los niños enfermos con mi papá porque el deber me llamaba, y toca estar allí, en mi puesto de trabajo, cumpliendo con mi rol social.

“Conformamos una sucursal pequeña, todas mujeres, pero somos una gran familia, nos apoyamos unas a otras como guerreras. En ocasiones tenemos que hacer trabajos fuertes, pero nos toca crecernos para poder lograrlo, porque como dice el dicho: querer es poder”.

Que la sucursal 3451 esté ubicada dentro del Ejército le pone un plus a la dedicación de las bancarias. “Debemos cumplir también con sus exigencias y particularidades. Ellos son oficiales de las fuerzas armadas y eso difiere del resto de la población por la labor que realizan.

“Cuando el incendio en la base de Supertanqueros vivimos experiencias inolvidables con los pilotos de los helicópteros, por todo el riesgo que corrieron tratando de apagar las llamas. Apenas descansaban, almorzaban y volvían a salir”, rememora con admiración la licenciada en Contabilidad y Finanzas.

“Si he podido llevar el trabajo y el hogar se lo debo a mis hijos, a mi papá y a mi esposo que siempre me han apoyado. Y lo repito: yo me jubilo aquí”.

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