La vida que florece entre vestigios

En la zona industrial, próxima al Puerto de la provincia de Matanzas, una parte de la antigua UEB Rayonitro yace en ruinas mientras el entorno natural ha comenzado a reclamar su espacio.

En la zona industrial, próxima al Puerto de la provincia de Matanzas, una parte de la antigua UEB Rayonitro yace en ruinas, en estructuras que se resisten a caer y que recuerdan a una empresa que fue orgullo de la industria química cubana.

Antigua chimenea de la Rayonitro

En lugar de la actividad laboral que alguna vez la caracterizó, ahora el lugar es utilizado por personas que buscan materiales como el metal del hierro corroído que alguna vez integró su maquinaria.

Antiguo complejo de descanso de la comunidad que rodea la fábrica

Cartel original del circuito 13

Por las paredes se esparce la maleza, en recordatorio de la fragilidad del progreso industrial y la importancia de mantener el compromiso con el desarrollo sostenible.

Granjero local recogiendo el ganado que pastan en las inmediaciones de la fábrica

Más allá de su estado actual, su legado perdurará como lección sobre la necesidad de preservar el patrimonio industrial para las generaciones futuras.

Vista del interior de la fábrica

Además, el entorno natural ha comenzado a reclamar su espacio, convirtiendo a Rayonitro en un refugio para insectos, árboles, aves y raíces que ahora habitan entre las estructuras en descomposición, creando un contraste entre la vida silvestre y los indicios de civilización.

Vista del interior de la fábrica

La naturaleza reclamando su lugar

La naturaleza reclamando su lugar

Vista desde la base de las chimeneas

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Sobre el autor: Raul Navarro González

2 Comments

  1. Me encantan los trabajos de Raúl Navarro González. Una vez más, me acerca a la vida…tristemente a la vida abandonada de la industria matancera.
    Y me alegra que quienes hayan conocido el valor de esta Industria para la Historia de la Economía matancera, no tengan vínculo con este mundo digital. Si lo tuvieran, llorarían como lo hago yo al ver estas imágenes.
    Muchas gracias, Raúl Navarro Glez por acercarme a esta triste realidad. Mis lágrimas, hoy me acompañan.

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