Cuba entre los cuatro grandes

El equipo Cuba regaló hoy una mañana de victoria a los amantes del Béisbol y va rumbo a semifinales en el Quinto Clásico Mundial.

Con los sueños en las nubes el equipo cubano regaló hoy una mañana de victoria a los amantes del Béisbol y va rumbo a semifinales en el Quinto Clásico Mundial tras vencer a Australia 4 carreras por 3.


Tenso de principio a fin y con dominio del pitcheo el partido puso en cada jugada los ingredientes necesarios para mantener en vilo a todo un país.
El abridor Yariel Rodríguez no tuvo su mejor actuación en esta jornada y fue presa del descontrol permitiendo una carrera en 3 y un tercio, concediendo 5 boletos y ahí empezamos a acelerar los latidos y pensar seriamente en formas diversas de apaciguar los nervios.

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Al rescate se subió a la lomita el guantanamero Miguel Romero en el cuarto episodio que sigue perfecto en el Clásico y con su excelente relevo mantuvo el empate con ponche y fly al cuadro. Respiramos aliviados y exigiendo desde las gradas ficticias de nuestras casas las carreras, el empuje al bate.


Los nuestros lograron empatar con empujada de Luis Robert aunque no son los imparables los que tuvieron la voz cantante sino el descontrol de los lanzadores.


Los Canguros continuaron amenazando y un espectacular fildeo de Roel Santos le arrebató la posibilidad de ampliar el marcador. Pararse y dar paseitos de la sala a la cocina fue la manera de muchos para traer la calma.


En el quinto con bases llenas sin out y Despaigne al bate que empuja con un flay de sacrificio. El Grillo da hit y se congestionan las almohadillas nuevamente y Yoelkis Guibert pone a soñar a todo un país empujando dos más con cañonazo al derecho y el #TeamAsere se ponía delante 4 por 1. Ese momento marcó la victoria cubana y la algarabía se dejaba escuchar en cada cuadra.


Roennis Elías asumió el montículo en el sexto y un cuadrangular pegó a los australianos en el casillero de las anotaciones y el 4 por 3 le ponía tamales y arroz con frijoles al asunto.
Airoso salió durante su actuación para dejar la escena lista al monstruo de dos cabezas: Liván Moinelo y Raydel Martínez que cumplieron su cometido.


El último out, el 27, fue sencillamente espectacular como lo saben hacer los grandes, con ponche. Un ponche que levantó a millones en toda Cuba y más allá, ese fino y elegante strike que nos devolvió más que una posibilidad o un mero recuerdo.


Nos brinda hoy, después de muchos años, un equipo con otra cara, otro ambiente, otras ganas y también por qué no, con sueños no tan imposibles.

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Sobre el autor: Norys Castañeda Valera

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