Pinareños, los buenos cubanos no los abandonarán

Al observar el profundo abrazo (foto) en que se fundieron aquella señora y nuestro presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, fluyeron en mi memoria inolvidables recuerdos relacionados con el paso del poderoso huracán Ian por la provincia de Pinar del Río.

Lo primero fueron aquellas imágenes del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz luego de que similar fenómeno, el Flora, devastara las provincias orientales en octubre de 1963, causando miles de pérdidas humanas e incontables recursos. 

Él, presente desde el primer momento en esa región, arriesgó su vida para “estar junto a mi pueblo”, como manifestó entonces. Muestra de ello fue cuando el anfibio en que viajaba se hundió en el inmenso río Cauto. 

Así hubo otros ciclones, que en menor o mayor distancia de tiempo transitaron por nuestro archipiélago, dejando desolación e impactantes huellas en ciudades, pueblos y bateyes. Heridas que en su gran totalidad sanaron gracias al concurso estatal y la solidaridad de vecinos y familiares. 

El domingo 4 de noviembre de 2001 los matanceros fuimos víctima de otro de los más destructivos huracanes que asolaron al Caribe Insular: el Michelle. En él se repitió la presencia de Fidel desde la misma noche en que entrara al territorio yumurino. Esta visita tendría lugar nuevamente siete días después para compartir con los damnificados el dolor. 

Estuvo en Jagüey Grande, Calimete, Colón, Martí y Varadero. Lugares donde golpeó con mayor fuerza el meteoro categoría cuatro en la escala Saffir-Simpson, que produjo vientos de hasta 215 kilómetros por hora, acompañado de lluvias torrenciales.

Entonces, nuestro Comandante enfatizó en una frase que recorrió Cuba y el mundo: “Ninguno de los damnificados será olvidado por la Revolución. Haremos cuanto debamos para que todos reciban la ayuda que requieren, en cualquier circunstancia y lugar donde se encuentren”.

Fue la palabra de consuelo y, lo más importante para las personas en tales momentos, la seguridad en la manifestación de Fidel.

Ahora, al contemplar al presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, sabemos que una vez más la Revolución estará al lado de los hermanos de Pinar del Río, a quienes no faltará la solidaridad humana como cumplimiento del compromiso contraído por los cubanos buenos de que ¡Yo soy Fidel!

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