El Cinematógrafo: La gentileza según Yorgos Lanthimos

El Cinematógrafo: La gentileza según Yorgos Lanthimos
El Cinematógrafo: La gentileza según Yorgos Lanthimos

¿Qué estás dispuesto a hacer por tu pareja? ¿A qué punto estarías dispuesto a llegar para agradarle a esa persona que te proporciona amor, consideración y una considerable cantidad de sexo? ¿Matarías? ¿Le entregarías cualquier parte de ti? Literalmente: ¿le entregarías un meñique tuyo, o tal vez tu hígado, llevarías una doble vida, dejarías a tus hijos para unirte a una secta liderada por adictos sexuales?

La nueva película de Yorgos Lanthimos, Kinds of Kindness, regresa a las sangrientas raíces de quien dirigiera Canino, The Favorite o The Lobster. De manera descarnada y sin tapujos se tejen tres cuentos sobre la jerarquía en las relaciones humanas y el placer de ser dominados.

Después de su paso por la anterior edición del Festival de Cannes, el film ganó todo tipo de consideraciones. El Internet se llenó de críticas, especializadas y no; sitios como Rotten Tomatoes o Letterboxd aportaban sus puntuaciones; en clubes de cine e incluso en nuestro país, donde el griego es tan gustado como Quentin Tarantino, se habló de ello durante algún tiempo. Una de las premiaciones que logró en Cannes fue la de mejor actor para Jesse Plemons, y ya con el negativo visto y reflexionado, fue un galardón bastante acertado.

Yorgos Lanthimos, director de Tipos de Gentileza

Este Lanthimos me gusta más que el de Poor Things. La aventura sexual de Bella Baxter no me supuso la revolución que sí fue en redes sociales. La idea me pareció excelente, así como su personaje principal, pero el mundo por donde ella se movía no tanto. No tuve problemas con la actuación de Emma Stone o las “cansinas” (nótese las camillas) escenas sexuales, sino con el escenario que la rodeaba; en mi opinión no fue un aspecto bien manufacturado, no supo sumar elementos básicos de la ciencia ficción o el steampunk, simplemente se dedicaron a poner animales deformados en pantalla.

Esto último no pasa en Kinds of Kindness. Una de las cosas que le puedo aplaudir a la producción fue la apuesta segura por un entorno vacío. Esto les funciona perfectamente a los personajes del griego, ya que no son personas normales, son unas pobres criaturas. La corte de La favorita, el hotel de La langosta, el barco, el prostíbulo o la mansión en Poor Things o la casa en Canino, eran sitios relativamente solitarios que daban libertad a los protagonistas.

Ahora es la ciudad el centro por donde se mueven los autos de estos hombres y mujeres, cegados por el amor o la gentileza con que les tratan quienes solo los quieren usar. Son almas trágicas en busca de afecto, amables hasta la médula, fríos, calculadores, obsesionados con sus objetivos y con el sexo. Reales.

Los personajes que caen bajo la batuta de Lanthimos son cualquier cosa menos normales. Es una suerte la honestidad que muestran en pantalla y en sus diálogos. Aman a tal punto, son capaces de aceptar que sus jefes rijan cada punto de sus vidas, pueden moldear a sus parejas hasta el punto de deformarles físicamente y hasta se obsesionan con una secta liderada por un par de adictos sexuales. Y lo mejor de todo es que ríes con ellos, gritas con ellos, te excitas con ellos y te incomodas con ellos.

Tipos de gentileza (su nombre en español) me atrapó desde el inicio. Ya fuera por la canción con que empieza el metraje Sweet Dreams (Are Made of This) de Eurythmics o la aparente frialdad de unos protagonistas que, a medida que se desnudan mental y físicamente ante ti, se convierten en espejos de la realidad.

Tipos… son historias de manipuladores y manipulados, gente obsesionada con escapar o insertarse en rutinas en las que puedan estar cómodos: el primer relato es el de un hombre que quiere conservar su romance con la persona que ama y está dispuesto a ejercer un reglamento sobre cómo vivir su vida, mientras que el tercero es el de una mujer que escapa de un matrimonio heteronormativo para irse a vivir en las montañas con depredadores sexuales (Willem Dafoe y Hong Chau).

El inciso del medio es el de un policía (Jesse Plemons) destrozado por la desaparición de su esposa (Emma Stone) en alta mar. El nudo aquí consiste en la habilidad del guionista para conversar sobre cómo nos transformamos para agradar a quienes amamos. No hay mucha piedad para el romance rosado y quisquilloso en una cinta de Yorgos Lanthimos. Sabe que el amor es control, que la transformación muchas veces es física, que el poder que ejercemos sobre otros puede ser tan excitante como adictivo.

Es un hecho reconocido que las parejas modernas están más abiertas a experimentar con su sexualidad. Las sex tapes son algo común y novedoso en sus vidas diarias. Pero, de nuevo, Lanthimos utiliza el duelo y el sexo como elementos que convergen en la formación de una nueva emoción: la contemplación.

Uno de los personajes que interpreta Jesse Plemons les pide a sus amigos ver una sex tape de él y su esposa con los invitados. Incómodo, sí, pero toda excitación queda desterrada a causa de lo que hace el actor: no está viendo a su esposa viva, la está contemplando cuando más hermosa es, sentimos su dolor al no tenerla a su lado, y por eso aceptamos que después necesite transformarla en quien era antes. Paradójico.

Tipos de gentileza fue todo un viaje. Una cinta que me recordó a la Crash de David Cronenberg por sus autos y escenas subidas de tono, pero todo dentro de una atmósfera psicológica y filosófica. Bugonia será la nueva película de su director, contará con la presencia de Jesse Plemons y me atrevo a apostar que de nuevo Emma Stone hará acto de presencia. A mí solo me queda decir que no puedo esperar, no me veo capaz de aguantar. Supongo que también hay distintos tipos de espera.

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Sobre el autor: Mario César Fiallo Díaz

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