Un niño se refresca con un ventilador eléctrico en un día sofocante en un parque de Tongzhou, en las afueras de Pekín, el lunes 10 de junio de 2024. Foto: AP
El verano de 2024 fue el más caluroso jamás registrado en la Tierra, lo que hace aún más probable que este año acabe siendo el más cálido que haya medido la humanidad, según informó el viernes el servicio climático europeo Copernicus.
Y si esto le suena familiar, es porque los récords que el planeta batió se establecieron el año pasado, ya que el cambio climático causado por el ser humano, con un impulso momentáneo de El Niño, sigue aumentando las temperaturas y el clima extremo, dijeron los científicos.
El verano meteorológico boreal –junio, julio y agosto– registró una media de 16,8 grados Celsius (62,24 grados Fahrenheit), según Copernicus. Esto es 0,03 ºC (0,05 ºF) más cálido que el antiguo récord de 2023. Los registros de Copernicus se remontan a 1940, pero los registros estadounidenses, británicos y japoneses, que comienzan a mediados del siglo XIX, muestran que la última década ha sido la más calurosa desde que se realizan mediciones regulares y probablemente en unos 120 000 años, según algunos científicos.
Los agostos de 2024 y 2023 empataron como los más calurosos del mundo, con 16,82 ºC (62,27 ºF). Fue la primera vez en más de un año que el mundo no marcó un récord en julio, que se quedó un poco por detrás de 2023, pero como junio de 2024 fue mucho más caluroso que junio de 2023, este verano en su conjunto fue el más caluroso, dijo el director de Copernicus, Carlo Buontempo.
Stefan Rahmstorf, climatólogo del Instituto de Investigación Climática de Potsdam, que no participó en la investigación, señaló que “lo que indican estas sobrias cifras es que la crisis climática nos está atenazando cada vez más”.
Y es un agarre sudoroso porque, con las altas temperaturas, el punto de rocío –una de las varias formas de medir la humedad del aire– probablemente alcanzó o estuvo cerca de alcanzar un récord este verano en gran parte del mundo, indicó Buontempo.
Hasta el mes pasado, Buontempo, al igual que otros climatólogos, se mostraba indeciso sobre si 2024 batiría el récord de año más caluroso establecido el año pasado, sobre todo porque agosto de 2023 fue enormemente más caluroso que la media. Pero este agosto de 2024 igualó al de 2023, lo que hace que Buontempo esté “bastante seguro” de que este año acabará siendo el más caluroso jamás registrado.
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“Para que 2024 no se convierta en el año más caluroso jamás registrado, es necesario que se produzca un enfriamiento muy significativo del paisaje en los meses restantes, lo que no parece probable a estas alturas”, afirma Buontempo.
Con la previsión de La Niña –un enfriamiento natural temporal de algunas zonas del Pacífico central–, es posible que los últimos cuatro meses del año dejen de batir récords como en la mayor parte del último año y medio. Pero no es probable que el frío sea suficiente para impedir que en 2024 se bata el récord anual, según Buontempo.
No se trata sólo de cifras en un libro de récords, sino de un fenómeno climático que afecta a las personas, según indicaron los expertos.
“Todo esto se traduce en más miseria en todo el mundo, ya que lugares como Phoenix empiezan a sentirse como una barbacoa cocinándose a fuego alto durante lapsos cada vez más largos del año”, afirmó el decano de medio ambiente y climatólogo de la Universidad de Michigan, Jonathan Overpeck. La ciudad de Arizona ha tenido este año más de 100 días con un clima de 37,8 ºC (100 ºF).
“Con olas de calor más largas y severas vienen sequías más graves en algunos lugares, y lluvias e inundaciones más intensas en otros. El cambio climático se está haciendo demasiado evidente, y demasiado costoso, para ignorarlo”.
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Jennifer Francis, climatóloga del Centro Woodwell de Investigación Climática de Cape Cod, indicó que se ha producido una avalancha de climas extremos caracterizados por el calor, las inundaciones, los incendios forestales y los fuertes vientos, que resultan violentos y peligrosos.
“Al igual que las personas que viven en una zona de guerra con el constante ruido de las bombas y el estruendo de las armas, nos estamos volviendo sordos a lo que deberían ser campanas de alarma y sirenas antiaéreas”, afirmó Francis en un correo electrónico.
Aunque una parte del calor récord del año pasado se debió a El Niño –un calentamiento natural temporal de partes del Pacífico central que altera el clima en todo el mundo–, ese efecto ha desaparecido, y demuestra que el principal impulsor es el cambio climático a largo plazo provocado por el ser humano a partir de la quema de carbón, petróleo y gas natural, dijo Buontempo.
“No es sorprendente que veamos esto, esta ola de calor, que veamos estas temperaturas extremas”, comentó Buontempo. “Seguramente veremos más”.
(Con información de AP)