Frank Delgado: la censura me volvió más creativo

En la opinión del cantautor Frank Delgado, la Nueva Trova permanece en la preferencia de los cubanos porque “mueve sentimientos y emociones” y hay un público “conocedor” que la disfruta, aunque ya no son tantos como antaño.

“Los trovadores vivieron un período de explosión creativa en que se les consideraba muy importantes. A pesar de eso, creo que ahora hago mejores canciones, armónicamente hablando, aunque quizá no tienen la impronta y la frescura de la juventud. No voy a dejar de componer por eso, sigo siendo un creador”.

Cuando se cumplen 50 años de ese movimiento cultural que revolucionó la escena latinoamericana, el artista pinareño regresa a Matanzas para ofrecer un concierto durante la Jornada Trova de Invierno, a celebrarse del 15 al 18 de diciembre venideros.

Un equipo del periódico Girón conversó con él sobre el devenir de su obra más reciente, la salud de que goza el género trovadoresco y sus inquietudes respecto al presente.

Para Frank, la etapa de la pandemia resultó sumamente provechosa. Escribió 17 temas, de los cuales 11 formarán parte de un disco junto al joven Vicente Alejandro Trigo.

“Desde que terminó, salí a comerme el mundo. He estado trabajando bastante en bares, a veces hasta dos veces por semana. Tengo unas ganas de cantar tremendas, no se me quitan”.

La mayor parte de sus actuaciones las ha realizado en estos espacios informales. Aunque reconoce que hay gente que consume “ese tipo de noche, que no es la del reguetón y la salsa”, admite que no son muchos.

“Me encuentro trabajando solo porque no hay manera de mantener un grupo, no es económicamente factible. Lo que no hacía desde tiempo atrás, todo a guitarra, he tenido que retomarlo. Me he vuelto un juglar que inventa monólogos entre una canción y otra.

A veces también se presenta sin cobrar, solo por el placer de que escuchen su música aquellos que no pueden costear los covers.

En la ciudad yumurina tuvimos la suerte de disfrutarlo en un concierto en el Teatro Sauto, el pasado mes de agosto, donde entonó varias de sus nuevas composiciones. Sin embargo, la audiencia le sigue pidiendo las infaltables: Utopías, Cuando se vaya la luz mi negra, Embajadora del sexo, entre otros. 

“Me quedé con el ‘título’ de trovador de la crisis de los 90, pero trato de estar al día, de seguir escribiendo letras que hablen sobre la actualidad cubana”.

Exponentes como Al alcance de un clic o El juez dan fe de esa voluntad por abordar el presente, pero él mismo sostiene que tal vez la gente más joven está “más metida en la realidad.

“Lo seguro es que este momento que estamos viviendo va a tener sus propias canciones. Las dificultades hacen que uno se revise a sí mismo; a veces nos confiamos y se nos apagan los instintos creativos. Las crisis, no solo las económicas, también existenciales, amorosas, te llevan a un lugar distinto”.

El trovador posee una amplia discografía y asegura hallarse satisfecho con la popularidad que han alcanzado sus fonogramas.

“Algunos, Más (2016) o Ustedes los trovadores no saben na de la vida (2012), han caminado bastante bien y la gente me los pide en los conciertos, aunque no sean como el Trovatur (1995), que, a pesar de pertenecer a la era analógica, tuvo mayor alcance.

“Antes yo estaba muy al día con Matanzas, porque venía mucho a Cárdenas y vendía mis discos allí. Al volver seis meses más tarde, se sabían todos los temas. Estuve hace poco y ya no es lo mismo, la gente no conoce lo último”.

Buena parte del éxito de Frank Delgado proviene de sus letras cargadas de fuerte contenido social, donde aparecen los tópicos que más preocupan al cubano, salpicados con un poco de humor, su toque distintivo. Por ello hubo de sufrir vetos e incomprensiones.

“Nunca me he quejado, no soy de la generación de cristal. Cuando me censuraban, para mis adentros decía: qué se le va a hacer. Una canción tan inocente como Cuando se vaya la luz mi negra no la dejaban poner en ningún lado. “Tampoco me pasaban en la radio. Veía cómo otros iban a los programas y hacían promoción de su música y a mí no me llamaban, tenía que ingeniármelas, pero eso de alguna manera me ayudó, me volvió más creativo”. (Fotos: Ramsés Ruiz Soto)

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Sobre el autor: Giselle Bello Muñoz

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