Investigaciones en curso en la primera Hidroeléctrica de Matanzas

Vista parcial del canal hacia el edificio donde se encuentra la casa de máquina de la compañía hidroeléctrica de Matanzas.

Vista parcial del canal hacia el edificio donde se encuentra la casa de máquina de la compañía hidroeléctrica de Matanzas.

Investigaciones en curso en la primera Hidroeléctrica de Matanzas. Durante trabajos exploratorios del Grupo Guamacaro del Comité Espeleológico de Matanzas al oeste de la ciudad yumurina, se encontraron las ruinas de lo que parecía corresponder a una hidroeléctrica.

La primera visita al lugar ocurrió en el año 2018, cuando la presidenta del grupo, Judith Rodríguez Reyes y colaboradores iniciaron la búsqueda de información documental en el archivo provincial de Matanzas y otras fuentes. Los primeros resultados fueron presentados en la Jornada Científica del Comité Espeleológico de Matanzas en el año 2022.

Luego de seis años de la primera visita y la pausa de la COVID, las ruinas continúan siendo objeto de investigación, no solo desde la historiografía, sino también en perspectiva arqueológica. A esta última tarea se suma el arqueólogo Odlanyer Hernández de Lara, del Departamento de Antropología de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, invitado por el Grupo Guamacaro.

Las ruinas constituyen un paisaje patrimonial que incluye largas secciones de anchos muros que forman canales para orientar las aguas del río San Agustín hacia la estructura principal del inmueble. Este último se desarrolla en lo que parecen ser tres plantas: una dedicada al sistema de máquinas que se conecta al canal y sus cuatro drenajes, desde donde se generaba la energía.

Por debajo de esta se encuentran cuatro dependencias abovedadas que devolvían el agua al cauce del río. Y arriba de las máquinas, parece haber existido otro piso, donde todavía se conservan remanentes de la marquetería de madera en algunas ventanas tapiadas y otras huellas de vigas de metal. La magnitud de los muros de hormigón y sus contrafuertes, que por momentos se elevan a más de 10 metros en las márgenes del río, ilustran una obra ingeniera de envergadura.

Vista del interior de la casa de máquinas donde se observa la ubicación de las turbinas. Fotografía: Hernández, Odlanyer. (2024, Mayo) © Hidroeléctrica de Matanzas - Casa de Máquinas.
Vista del interior de la casa de máquinas donde se observa la ubicación de las turbinas. Fotografía: Hernández, Odlanyer. (2024, Mayo) © Hidroeléctrica de Matanzas – Casa de Máquinas.

En el Magazine La Lucha, publicado en 1924, se hace referencia a la magna obra que era concesionaria de varios saltos de agua en la provincia de Matanzas. Según referencia, los trabajos comenzaron en el otoño de 1918, lo que coincide con uno de los planos del proyecto localizado en el archivo que data de octubre de ese año. Para enero de 1920 ya habían culminado los trabajos.

Para este año, la Compañía hidráulica estaba presidida por Don Santiago Barraqué, con el Dr. Leopoldo de Pola como secretario y Urréchaga y Compañía de Matanzas como principal accionista. No obstante, el autor del proyecto y director de las obras fué el Sr. Ramón Sarría, quien se desempeñaba por entonces como Ingeniero Director y Administrador de la compañía. Sarría también contaba en su haber la dirección de las obras de un proyecto similar en el Salto de Mayagua, Cienfuegos.

Las estructuras observadas en el terreno coinciden con la descripción de La Lucha: “…Las obras ejecutadas para el aprovechamiento hidráulico constan de una represa de hormigón en muro de 120 metros de largo que eleva las aguas del rio Cañas hasta derivarlas a un canal de 800 metros de longitud que a su vez conduce las aguas a las Turbinas aprovechando un desnivel de 34 pies”.

En La Lucha se hace referencia a tres turbinas instaladas del tipo de ruedas gemelas de 270 caballos de fuerza acopladas a alternadores de 200 kilowatts. Sin embargo, la estructura se construyó para habilitar cuatro de estas turbinas, como se observa en la conexión del canal. La base de las tres turbinas que funcionaron en el lugar, así como el agujero donde se insertaban en los gruesos muros, fueron observadas en la reciente visita llevada a cabo por el Grupo Guamacaro y el mencionado arqueólogo.


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En diciembre de 1924, el cónsul estadounidense en Matanzas, James V. Whitfield, informó en el Commerce Report, publicación oficial del Departamento de Comercio de Estados Unidos, que la Compañía Hidro-Eléctrica de Matanzas había sido comprada por una compañía estadounidense. Los nuevos dueños proponían entonces unificar la hidroeléctrica con la Compañía de Servicios Públicos de Matanzas, la que también habían comprado para reorganizar los servicios de agua, luz y tranvías de la ciudad.

La compañía Hidro-Eléctrica de Matanzas S. A. también es mencionada en la revista publicada por General Electric de Cuba en su cuarto volumen correspondiente al año de 1925. Más allá de los detalles de la construcción agrega algunos datos de interés, incluyendo el origen de las ruedas hidráulicas de Leffel1, y el de los generadores que eran de General Electric.

Los investigadores también han llevado a cabo un importante trabajo con la comunidad local, la que enriquece el tema con experiencias personales y tradiciones orales de la región. La realización de entrevistas ha aportado datos significativos para continuar explorando el área.

Después de cien años, los canales, la casa de máquinas y demás estructuras han sido reclamados por la naturaleza. Las raíces de los jagüeyes sostienen parte de los muros, otros han caído como consecuencia de eventos meteorológicos y la actividad humana.

Las investigaciones en desarrollo continúan profundizando en el conocimiento de un proyecto, que sin haberse extendido en el tiempo de su época, constituye hoy un tema significativo para la actualidad cubana. (Tomado de Cuba Arqueológica)

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