Archivo Girón: Ignacio, un periodismo desde el corazón

Ignacio en el recuerdo imperecedero de sus colegas

Con profunda consternación nuestra redacción conoció del fallecimiento del periodista de Girón por muchos años Ignacio López Marrero, merecedor del premio provincial de Periodismo Bonifacio Byrne por la obra de la Vida en Matanzas, otorgado en el 2021 en reconocimiento a una amplia trayectoria de más de 40 años al servicio de su profesión.

Ignacio fue y es una de las figuras con marcada presencia en el periodismo del territorio durante décadas, con trabajos que reflejan el quehacer del pueblo trabajador, principalmente en sectores como la zafra azucarera y en su labor en el Periódico Girón.

Desde nuestro semanario y en especial desde la delegación de base de la Upec, hacemos llegar nuestras más sentidas condolencias a familiares, amigos y compañeros de profesión, a la vez que compartimos con ustedes la entrevista que con motivo del aniversario 60 del Periódico Girón se le realizara hace dos años:


Sus manos corren frente a un teclado en una moderna computadora, mientras llena cuartillas de los más disímiles temas, porque aunque Félix ’Ignacio’ López Marrero ya no trabaja como periodista, no deja de escribir como en aquellos tiempos en que redactaba para el periódico Girón en cualquier lugar y momento, dejando su alma en cada oración.

“Tenía apenas 23 años cuando casi por accidente, en 1963, comencé a trabajar en la Comisión de Orientación Revolucionaria del que luego sería Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba, para crear sus bases y estructura. Ahí hacía de todo pero un día se me ocurrió pedir prestada una vieja grabadora Tesla de cinta que pesaba más que un sillón para llevarla a todas las actividades políticas organizadas por la comisión en el campo, y preservar lo que ahí ocurría.

“Ese fue mi primer acercamiento al periodismo pues al regresar, a cualquier hora, transcribía los audios y los resumía para llevarlos al periódico donde su director, Pastor Gutiérrez, y Eugenio, el corrector de estilo, me fueron enseñando la técnica. Por ahí entré a ese mundo y pronto pasé a formar parte de las filas de Girón.

“En ese entonces carecía de cultura general y preparación, por lo que prácticamente comencé de cero. Tenía facilidad para escribir pero me demandó un esfuerzo personal increíble para ir desde lo mínimo hasta la misma universidad”

“En aquella etapa, Girón contaba con seis páginas de 23 pulgadas para un periódico estándar y diario, que a veces era matutino y luego fue vespertino.

“En 1968 se montó la rotativa Walter Scott de tres colores, que sin ser nueva, era tecnológicamente más adelantada que la que teníamos y acordamos que cuando se hiciera el primer número en la máquina yo sería el formatista de ese ejemplar, algo que había aprendido a hacer años antes a la vez que escribía.

“No sé cuántos días estuve con los pasos previos, tratando que saliera bien la impresión, tarea harto difícil porque hacer formato era ubicar las cosas en una plana, pero cuando se tiene una máquina con colores había que diseñar la misma gráfica. Al fin salió, y tengo el orgullo de haber diseñado el primer periódico que se imprimió en una rotativa en Matanzas.

“También esos fueron años en que escribí mucho. Recuerdo especialmente una crónica sobre una mujer a la que le había dado poliomielitis y tuvo que vender la única vaca que daba leche en su casa. Entonces me la encontré dirigiendo una vaquería con más de 700 reses y ella sobre un caballo con su pierna amarrada. A ese trabajo le puse el alma y poco después ganó una mención, el primer reconocimiento que recibía en mi vida me lo entregó nada más y nada menos que el Indio Naborí, allá en La Habana.

“Cuando llegué aquí Roberto Pérez Betancourt me dijo: Ignacio, una mención dada por el Indio Naborí y en el género periodístico más difícil que existe que es la crónica, eso es un premio.

“Luego llegó 1970, cuando la zafra de los Diez Millones la gente despertaba y se acostaba con la campaña azucarera, y Matanzas fue la única provincia que cumplió, con más de un millón de toneladas. Por ese hito en la historia realizamos un periódico del cual se tiraron 100 000 ejemplares que es, creo, la edición más grande que se ha hecho en toda la historia de Girón. Tuvieron que movilizar a los CDR de la comunidad para que fueran a empalmar cada ejemplar porque la máquina no podía tirarlos todos uno detrás de otro.

“En esos tiempos reportaba de cualquier cosa: medicina, construcción, agricultura, hasta en los primeros potreros de la Empresa Genética de Triunvirato estuve y no solo como periodista, pues si había que sembrar o coger una guataca lo hacía, o hablando en las actividades o en los actos políticos; y todo eso después me daba material para escribir.

“A partir del 1971 empecé a trabajar directamente con la zafra y puedo decir con seguridad que fue un periodismo que disfruté mucho, porque como me enseñó Jorge Timossi, uno de los primeros periodistas de Prensa Latina en el extranjero, solo se puede escribir un buen reportaje después de muchos malos.

El Azucarero surgió en 1993

“Luego llegaron los años 90 y ante el llamado de Fidel de que cada revolucionario debía buscar la forma de combatir, pensé en crear un periódico para el sector cañero; entonces Girón pasaba a ser semanal. Nació así El Azucarero, que vio la luz en octubre de 1993. Para hacerlo fui sumando materiales docentes y trabajos que hacía al visitar los centrales y cuando tuve una carpeta llena fui al poligráfico. Casi fue una conspiración pues se hizo sin que nadie supiera, solo los directamente implicados en la impresión. Desde entonces siguió saliendo hasta el 97, y luego pasó a ser una página del Girón por un año.

“Hasta el último minuto yo lo diseñaba y escribía, y gustó mucho pues su composición rompió todo lo esquemático hasta ese momento. Tal vez no era lo mejor o lo que hacía falta, pero los azucareros lo agradecían, aunque escribir de la zafra en ese tiempo era un heroísmo diario, exigía una entrega total y no puedo recordar la cantidad de veces que mi hijo se quedaba dormido entre los rollos de papel a la espera de que su madre, que también trabajaba en el poligráfico, o yo termináramos la jornada laboral.

“Desde mi experiencia el periodista es una persona que debe tener un saber enciclopédico y dominio técnico. Hoy todo el mundo debe conocer la noticia, pero también lo que hay detrás de la noticia, y eso se hace con mucha práctica, leyendo mucho, consultando fuentes y sobre todo, con una devoción absoluta por la profesión.

Vea aquí la entrevista completa:


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