
Este año la Uneac yumurina decidió entregar la Distinción El Conde Alarcos a la actriz de la radio, la televisión y el teatro Sarahí de Armas, el pasado 6 de junio, en la Sala Pepe Camejo, como parte de la celebración de la Jornada Lorca en Matanzas.
La Distinción rinde homenaje a la obra de José Jacinto Milanés, que en 1835 inaugurara el romanticismo en el teatro cubano, y convierte en un dramaturgo imprescindible al también poeta matancero.
Se reconoce con ella la trayectoria de esta conocida actriz que ha transitado por varias agrupaciones matanceras, como El Mirón Cubano, Teatro Papalote y, en los últimos años, Teatro El Portazo. Esto revela su paso por instantes relevantes de las tablas yumurinas, con distintos estilos y lenguajes: el callejero, el teatro de títeres, el clown, el cabaret político.

Con algunos de ellos, Sarahí ha participado en eventos nacionales e internacionales, y se ha fogueado en esa diversidad de técnicas, recursos expresivos, espacios y comunicación con el público, desde el infantil, el adulto, el “asaltado en la calle”, y el del cabaret. Estas experiencias le han permitido trabajar con directores como Albio Paz, René Fernández Santana y Pedro Franco.
Sarita, como se le dice entre amigos, se caracteriza por su voz, hermosa, potente, sugestiva y dúctil, pero también por su capacidad de desdoblarse en numerosos personajes. Es una actriz que canta, y lo hace de maravilla; que se integra a los colectivos y marca las pautas de su evolución constante.
Es también una buena gente, concentrada en sí misma y en su entrega al teatro y a la radio, medio al que se ha dado con fervor e intensidad, en el Grupo Dramático de Radio 26. Su voz, una de sus virtudes: dramática, caracterizadora, con una magnífica dicción, hace que pueda transformarse en varios personajes.
Creo que El Portazo fue un encuentro consigo misma y sus necesidades esenciales como actriz, para transitar desde lo trágico a lo cómico, lo irreverente y lo festivo, lo sutil y lo provocador.
Recuerdo que en una encuesta realizada en el 2010, sobre actores y actrices matanceras, Sarahí aparecía, por la visión del público, entre las tres más reconocidas, lo que demuestra la empatía con el “respetable” y cómo este la ve, en su trayectoria e interpretación de personajes.
Creo que las palabras de elogio en la ceremonia oficial de El Conde Alarcos, de su colega, el actor Williams Quintana, quien también ha sido su director en la radio, revelan desde la intimidad y el lirismo, otras aristas de Sarita, su humanismo, su don de gente y su entrega visceral al teatro.
El otorgamiento de este reconocimiento, al igual que el Brene para Lea Milagros Hernández, iluminaron otra zona de nuestro teatro, otras entregas al mismo, otras perspectivas de nuestra historia teatral, que funden pasado, presente y futuro.
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