Un canto a lo mexicano

La curiosidad por conocer al dueño de aquella potente voz, bien afinada y melodiosa, transformó la rutina doméstica nocturna de muchos residentes en el Naranjal Norte, barrio de la periferia yumurina, donde ocasionalmente la cultura comunitaria se hace sentir.

“Con dinero o sin dinero / Yo hago siempre lo que quiero / Y mi palabra es la ley / No tengo trono ni reina / Ni nadie que me comprenda / Pero sigo siendo el rey”.

El Rey, ranchera mexicana conocida primero en la voz de su autor, José Alfredo Jiménez, y luego inmortalizada por Pedro Vargas, Vicente Fernández y Luis Miguel, divertía a los asistentes, quienes sumados a un gran coro acompañaban al artista, un joven corpulento, con atuendo de mariachi, apodado también con mucha justicia Rey, pero que responde al nombre de Reydel López Rodríguez. 

Reydel López, talentoso intérprete de la música tradicional mexicana. Fotos: Cortesía del entrevistado

CAMINO A LA MÚSICA 

Según Rey, romper esquemas familiares, barreras y prejuicios de otros no resultó fácil para llegar al arte y representarlo como él lo había concebido. “Como en la familia no existe esa tradición, los problemas relacionados con la credibilidad hacia mi empeño se iban acrecentando. Mis padres, de origen campesino, no entendían mucho mis gustos musicales.

“Nací en La Habana, pero siempre residí en el reparto Libertad, a pocos kilómetros de la ciudad de Colón. Frente a mi casa, un vecino confeccionaba instrumentos musicales. Yo cursaba la secundaria básica y desde esa época los acariciaba, buscando sacarles algunas notas. Fue Roberto Herrera mi primer maestro de guitarra, aprendizaje que interrumpí al llamado del Servicio Militar.

“También influyó el cercano ambiente rural de entonces. Mi papá trabajaba en la Empresa Pecuaria General Gusev, de San Pedro de Mayabón. Con él asistía al rodeo, y ello era sinónimo de música mexicana. Para estrenar la grabadora, regalo de mi mamá, el primer casete que compré fue el de Los Tigres del Norte.

“Pero, en realidad, mi interés por cantar música mexicana surge tras la desmovilización del Servicio Militar. Escuchaba mucho ese género y el paradigma era Vicente Fernández. Al mismo tiempo, me gradué de licenciado en Gestión de la Información en Salud Pública”.

Fotos: Cortesía del entrevistado

TENOR A LO MEXICANO   

“También me dijo un arriero / Que no hay que llegar primero / Pero hay que saber llegar”.

“Un buen día me invitan a cantar, y ahí estaba Guillermo Hernández Orihuela, El Llanero, auténtico promotor cultural. Entonces nace la idea de crear la peña de música mexicana El Maguey, convertida con el paso de los años en una gran familia. Hasta algunas grabaciones se escucharon en la emisora Radio Llanura de Colón.

“Poco a poco me redescubría. El nerviosismo era normal, pero diferente al miedo escénico. Incluía en el repertorio rancheras, corridos, sones veracruzanos… Continuaba preparándome de manera autodidacta.

“En Matanzas asistí al quinto aniversario de la peña de Zaida Hernández, su líder, lo cual me facilitó participar en el encuentro de música tradicional mexicana Atenas 2013. Tuve el privilegio de compartir el escenario con Osmel Sánchez, El Charro Sureño y la agrupación Ecos del Norte, de Sancti Spíritus.

“Actualmente, pertenezco a la empresa artística Turarte, de Varadero. También mantengo espacios en la Plaza San Juan, de la calle Narváez, cada viernes y domingo; y en Brisas del Mar, ambos de Artex, me presento dos domingos cada mes. Asisto a espectáculos musicales programados en los municipios y, por supuesto, en serenatas, experiencia extraordinaria porque a ellas concurren desde adolescentes hasta ancianos.

Fotos: Cortesía del entrevistado

“La música mexicana tradicional siempre tiene sus adeptos, quienes la defienden y propician que sea perdurable. Por eso la población agradece que sea interpretada con calidad”.

Aunque poco célebre, calidad interpretativa es lo que no le falta a este artista de 39 años. “Continuar en el anonimato depende de la vida, no tanto de mí. Mientras, seguiré fiel a la humildad de mi origen”. Y para reafirmar sus palabras, se despidió del periodista cantando una elocuente estrofa de Sin Fortuna, del compositor y actor mexicano Gerardo Reyes, ícono de la música de ese país conocido como “el amigo del pueblo”.

“Yo nací sin fortuna y sin nada / Desafiando al destino de frente / Hasta el más infeliz me humillaba / Ignorándome toda la gente / Mas de pronto mi suerte ha cambiado / Y de pronto me vi entre gran gente”.

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Sobre el autor: Fernando López Duarte

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