CTE Guiteras: Maña de soldadores (+ Fotos)

Cada soldador tiene sus mañas. Abraham Cle­mentson Lima posee las suyas. Una parte se las enseñó su padre, otras las fue in­corporando durante 11 años en un oficio donde se hizo de un nombre. Al joven de 34 años ya se le respeta en la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas (Emce).

Bajito y flaco, tiene el biotipo ideal para entrar por la boca del horno acomodarse en él y comenzar, puntada a puntada, a tejer el cordón de enlace de los tubos sustitutos de los dañados en la caldera. “Me gusta lo que hago. He venido muchas veces como apoyo aquí y siempre sigo al pie de la letra las instrucciones para que no me cojan defectos”, dice el camagüeyano de Nuevitas, formado allá, y ahora empleado de la Emce de Santa Cruz del Norte.

Hay en sus ojos un brillo de victoria. Es uno de los cuatro pri­meros vencedores de la exigente prueba de campo. Se le practicaba a la totalidad de soldadores convo­cados para la CTE Guiteras. Son los mejores de varias regiones del país, incluidos los de Matanzas.

Pero esa casta nada importa si no se demuestra a la hora buena. Todos deben pasar el riguroso mo­mento, ensayo similar a los reque­rimientos de las labores en tiempo real. En el horno se encontrarán condiciones físicas difíciles. Si el tubo está inclinado, así mismo se coloca para la prueba.

Anteriormente, otros operarios prepararon los fragmentos de tubos. Son mocheticas pequeñas, que lle­van su poco de biselado de ser colo­cadas como material de estudio en el aula, expresa con apuro Irael Furé, jefe de brigada de la Emce Matan­zas. De prisa van siempre allí. No hay un minuto que perder y a una le da pena estar importunando.

Son las diez y treinta de la no­che del jueves 10 de noviembre. Haciendo su examen están tres soldadores. “Es un paso previo para certificar el listo y garantizar la calidad. Esto es primordial”, ex­plica Antonio Garriga, jefe de sol­dadura y ensamble en la base cen­tral de reparaciones de la Emce.

Ellos se toman su tiempo, por­que un descuido, un error, y no podrían obtener el OK, como ya sucedió. “A los soldadores no se les apura, les dejamos hacer sin pre­sión”, comenta Leovardo Sánchez, uno de los varios especialistas en el equipo de aplicación de los exá­menes, labor compartida junto con Yeannes Milán.

La prueba, detalla Sánchez, radica en soldar dos pedazos de tubos. Una vez concluida la tarea el ejercicio se somete a una ins­pección visual, si logran pasar­la, entonces el especialista Mario Patricio Urdaneta López realiza los rayos X “y con la placa sale el error que sea”, apunta. “Hasta que no reciban el OK ese soldador no puede entrar a operar. Solo lo hará si aprueba”, enfatiza.

El rigor se justifica, observa Sánchez. Si bien cada operario es clave en un mantenimiento como este, un buen porcentaje del éxito en el horno de la caldera depen­de de la efectividad de ellos. “Por eso inspeccionamos antes, duran­te y después de concluida la labor. Cada momento es estratégico”.

Caldera adentro

Adalberto Navarro (primero de derecha a izquierda) explica a los máximos dirigentes de la CTC en la provincia de Matanzas detalles del mantenimiento programado para 12 días. Foto: Noryis

“Aunque duele que algunos soldado­res se queden en el camino por tener quizás una mala racha, un día de baja, debemos ganar con el mejor”, confiesa Adalberto Navarro Prado, jefe de caldera de la unidad empre­sarial de base (UEB) Emce Matan­zas, a cargo de todas las brigadas participantes en el mantenimiento programado para 12 días. Además de los matanceros, hay representan­tes de las termoeléctricas de Felton, Cienfuegos, Santa Cruz del Norte y de Turcios Lima.

Según Navarro, para satisfacer ese tiempo se labora en distintos frentes a la vez. En dos turnos de 12 horas se trabaja en los calenta­dores de aire regenerativos, lo que provocó la salida de la planta del Sistema Electroenergético Nacio­nal. Se valoró la magnitud de la avería y se decidió dejarla en un mantenimiento como el de ahora. “Llevábamos rato esperando algo de esta magnitud”.

Si la caldera clasifica como el área más crítica por poseer dife­rentes agregados, algunos defec­tuosos, el horno resume una espe­cial complejidad por concentrar el volumen mayor de las faenas.

“Ello también aconsejó régi­men de doble turno. Serán cam­biadas 16 mochetas, dos más que las concebidas. Son tramos de tu­berías para unir. Los soldadores harán 32 cordones en un espacio confinado, con iluminación arti­ficial y muy poca circulación de aire”. También está, acota, el asun­to del ambiente tóxico por el vana­dio, el azufre…

Eso obliga a limpiar al de­talle el sitio y evitar así que se contaminen los cordones de la soldadura. Quisquilloso como es, Clementson está atento. Después de pasar la difícil prueba no va a querer morir en la orilla, y mu­cho menos que le detecten poros o falta de homogeneidad. Él se retira la máscara antigás, che­quea su obra y lanza una mirada desafiante al inspector. ¡Arriba, inspecciona!

Cerca de él está Navarro, con­vencido del papel de los soldadores en los mantenimientos, pieza cla­ve junto con los técnicos, y opera­rios como electricistas, mecánicos, paileros y puestos fundamentales en tareas de limpieza, reparación, pintura y conservación, y otras ac­ciones para dotar de mejor imagen al bloque fundado en el año 1988.

Calidad supervisada, calidad lograda

Si no se cumple con los proce­sos de gestión de la calidad sim­plemente el mantenimiento no pudiera ser efectivo, señala la ingeniera Leonor Castillo Her­nández, directora de Sistemas en la Emce, luego de chequear los procedimientos basados en la norma ISO 9001 del 2015.

En el aula para la prueba de campo los soldadores se evalúan teniendo en cuenta situaciones como la posición del tubo dentro del horno de la caldera. Foto: Noryis

Se trata, especifica, de com­probar que el ejecutor de la re­paración en esa área conozca la actividad, los riesgos asociados y los medios de protección que debe usar, y cómo hacer el proceso de reparación o de sustitución de pie­zas de repuesto, etc.

A juicio de Ada Elsis Garsés Torresblanca, especialista prin­cipal de Seguridad y Salud del Trabajo (SST), hay cierta cultura en esta zona. Sin embargo, a veces se produce un remolino o alguien se quita los espejuelos para coger un aire, y ahí mismo se cuela un cuerpo extraño en los ojos, un ries­go al que se exponen soldadores o de otros oficios por la cantidad de lana de vidrio en la caldera, por ejemplo.

Ya uno recibió atención en la posta médica, afirma la oftalmó­loga Karla Cápiro, especialidad ubicada en la CTE a petición de los propios encargados de la SST, para tener bien cerca este y demás servicios de salud esenciales en el día a día de la fuerza laboral.

Aunque en la Central Guite­ras sigue habiendo una avería por solucionar en los bajos ingresos de los trabajadores, el secretario general del buró sindical, Yandy Rojas Greenidge, habla con orgu­llo de cuánto se hace aquí para atender de manera inteligente a la población laboral, beneficiada con diversas iniciativas de venta, un alivio por las largas horas de esta­día en la industria.

“Una fuerza estimulada rinde por dos. Por eso agradecemos al Comité Provincial del Partido, al gobierno, a la Central de Traba­jadores de Cuba, en especial a su secretario general Osmar Ramírez Ramírez, y también a quienes con­fían en esta planta. La CTE Guite­ras no les fallará”.

(Por: Juanita Perdomo)

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Sobre el autor: Trabajadores

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