
La anécdota todavía late en mi memoria. Hace ya bastante tiempo afirmé en el Apartado 1433, a partir de un suceso análogo al de hoy, que la expoliación de bultos postales era y sigue siendo la asignatura que siempre desaprueba la Empresa de Correos de Cuba. Sin entender la crítica objetiva y certera, sufrí la embestida de los directivos aludidos, quienes decidieron atrincherarse en la sinrazón.
La nueva víctima del latrocinio que aún pervive se nombra Aimeé Plasencia Ferrás, residente en el Consejo Popular de Santa Marta, municipio de Cárdenas. Ella escribió para denunciar “deficiencias en el servicio de entrega de paquetería que realiza” dicha Empresa.
“En agosto de 2024 —refiere la lectora— efectué dos envíos desde Panamá hacia Cuba. El primero, a través de ENA (al parecer una empresa panameña), llegó sin dificultades. El segundo, por Correos de Cuba, arribó a Matanzas el 21 de noviembre, tres meses después de su imposición. Finalmente, el pasado 17 de enero entró en Santa Marta. Al verificar la carga, me percato de que no se encontraban en sus cajas los dos televisores marca Philips, y en su lugar colocaron perfiles de aluminio.
“Esta situación también me ha golpeado en otras ocasiones. El 25 de enero último, al recepcionar el bulto postal, que incluía una caja decodificadora, esta no fue entregada.
“Resulta evidente que en la labor de Correos de Cuba se manifiesta el delito. Alguna persona, de forma indolente, se apropió de los bienes y, en su lugar, colocó piezas que no tienen relación con los televisores, pues no son tan siquiera accesorios de los mismos, burlándose así del esfuerzo que he realizado para comprar estos artículos, acción que asumí con apego a las leyes de nuestro país.

“Como está establecido, presenté reclamación en la oficina de Correos de Santa Marta. Hasta el momento, no he recibido respuesta, ni me han llamado para informar que investigan lo sucedido.
“Por las razones expuestas, y porque me siento afectada en lo espiritual y económico, acudo a la prensa para que, respetuosamente, realice las pesquisas pertinentes y ofrezca explicaciones. No es humano ni ético ni revolucionario que esto ocurra”.
Las primeras líneas de la respuesta de Yadir E. Laurencio Portelles, director general de la Empresa de Correos en Matanzas; y Yaneysi Remón Suárez, directora de Operaciones, reafirman lo relatado por la remitente, al tiempo que justifican la demora en la llegada con el “problema energético en el Centro de Clasificación Postal.
“Se trata de un caso en proceso investigativo por parte del departamento de Inspección, hasta su tránsito al comité de protección al consumidor. En varias oportunidades hemos llamado a la afectada, pero sin resultados”.
A partir de ahora la desconfianza de Aimeé en la gestión de dicha entidad crecerá. ¿Será indemnizada? ¿Con bienes idénticos, similares, o dinero? ¿El monto será equivalente al valor de los artículos? Y los atrasos en el Centro de Clasificación siguen perjudicando a los clientes.
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En cuba, no hay nada que funcione bien, ni siquiera que funcione.
Como esperar que Correos de Cuba lo hiciera.
La desconfianza ha crecido en la población al punto que lo piensa mil veces para usar los servicios de correos de cuba.
Historias como las que se narran acá he leído no se cuantas, no sólo en Matanzas sino en otras provincias del país.
Qué ha pasado?… Pues es evidente nada cuando siguen ocurriendo hechos como estos.
A donde vamos a parar? Quien se va a hacer cargo de este mal?