Científicos, espeleólogos, historiadores y familiares significaron este miércoles el legado del eminente naturalista Carlos de la Torre y Huerta, oriundo de la provincia de Matanzas, al cumplirse hoy 166 años de su natalicio.
Durante un coloquio homenaje convocado por el Comité Espeleológico de Matanzas se hizo énfasis en los aportes del sabio, quien demostró la naturaleza continental del archipiélago cubano durante el Pleistoceno.
La cita tuvo lugar en La Gruta del San Juan, espacio de la Fundación Antonio Núñez Jiménez (FANJ) de la Naturaleza y el Hombre, que en esta occidental urbe promueve el conocimiento sobre el patrimonio natural mediante audiovisuales en 3D.
El doctor Ercilio Vento Canosa, Historiador de la Ciudad, lamentó que el público local y nacional conozca tan poco la vida y obra de una de las figuras imprescindibles de la malacología en el mundo, cuyas colecciones se dividen entre la Universidad de La Habana y la de Harvard.
El también arqueólogo y experto forense comentó que el «Grupo Espeleológico Carlos de La Torre» surgió en Matanzas en 1964 con un propósito científico más allá del afán de aventuras, y realizó el único catastro de las cuevas de Cuba.
Sobre el naturalista nacido el 15 de mayo de 1858 y fallecido el 19 de febrero de 1950, la investigadora Eneyda Secada, autora de una tesis sobre su pensamiento pedagógico, refirió que dedicó gran parte de su vida a la enseñanza, y formó a varios discípulos.
Esteban Grau González-Quevedo, vicepresidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba, adelantó que se encuentra en preparación un ecoevento con sede en Matanzas a finales del actual año, iniciativa en favor de la naturaleza cubana, tan estudiada por De la Torre y Huerta.
En el coloquio participó Pedro de la Torre, sobrino nieto de Carlos, y único de sus descendientes que vive en la provincia de Matanzas.
