Polinizadores, dispersores de semillas, controladores de plagas…los roles de los murciélagos en los ecosistemas los sitúan entre los seres vivos más relevantes, por ello contribuir a la preservación de esos mamíferos y sus hábitats en Cuba es la misión del proyecto Cubabat.
Con la guía del biólogo, forense y espeleólogo, Joel Monzón González, la iniciativa surgida en 2003 aspira a garantizar la supervivencia de las 26 especies de quirópteros presentes en el país, que representa la mayor diversidad de esas criaturas entre las Antillas.
Los niños forman, como casi siempre, el público más atento y receptivo al mensaje ecologista del experto y su equipo, algo esencial cuando se pretende, gracias al conocimiento y la empatía, romper barreras impuestas por la superstición entorno a los únicos mamíferos voladores.
Poco a poco, en escuelas, centros de trabajo, hoteles, fincas, y cuanto espacio resulte propicio, Cubabat educa para cambiar la perspectiva de personas de todas las edades con respecto a unos seres ubicados entre los más vilipendiados del mundo, en parte por su aspecto peculiar, sus costumbres nocturnas y la influencia de la cultura popular.
Como cada abril, en una jornada que tiene como centro al 17 como Día de Apreciación de los Murciélagos, el proyecto refuerza su labor para sensibilizar a la comunidad, y abre nuevos caminos para profundizar en otras de sus líneas principales: la investigación y el monitoreo.
A decir de Monzón González, resulta esencial la colaboración con organizaciones internacionales para impulsar estudios científicos sobre la quiropterofauna en el territorio de Matanzas y otros polígonos distribuidos por todo el territorio nacional.
El próximo verano, tradicionalmente época asociada con altas temperaturas y jornadas destinadas al esparcimiento, promete también novedades para los amantes de los murciélagos, con un taller de fotografía y una exposición en la Gruta del San Juan, espacio de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre.
Los esfuerzos desplegados por Cubabat hacen suyo el legado de personalidades que dedicaron gran parte de su vida al estudio de los quirópteros, como Gilberto Silva Taboada, fundador del Museo Nacional de Historia Natural de Cuba.
La tecnología constituye una aliada que permite comprender, entre otros aspectos, las vocalizaciones de los animales presentes en cavernas y otros entornos hostiles para el ser humano, y tributar información a proyectos internacionales como DarkCideS, el mayor registro global de información acerca de los murciélagos cavernícolas.
En Cuba habitan especies verdaderamente únicas como Antrozous koopmani, de la cual se han capturado apenas tres ejemplares con vida; y Nyctiellus lepidus (mariposa), una de las más pequeñas del planeta.
Estudiar a los murciélagos cubanos es apenas el primer paso para comprenderlos, y un incentivo para luchar por respetar su espacio, labor paciente que merece la pena si se tiene en cuenta que resultan especies-sombrilla, pues ayudan a la sobrevivencia de otras criaturas. (Con información de ACN)