Encomendado por el Congreso de Estados Unidos, mediante la Sección 620 a de la Ley de Ayuda Extranjera de septiembre de 1961, el 3 de febrero de 1962 el presidente John F. Kennedy estampó su firma decretando oficialmente el bloqueo total contra Cuba, el que se pondría en vigor a partir de las 12:01 del 7 de febrero.
Desde entonces la política de la Casa Blanca hacia la Isla no ha variado mucho, obstaculizando el desarrollo de una nación, que aunque tercermundista, no para de replantearse y reinventarse.
El bloqueo ha impactado en todas las esferas económico-sociales de la Mayor de las Antillas. No ha existido un reglón que no se haya afectado con el dañino embargo.
Desde la mismísima década del 60 del pasado siglo, Cuba se las ingenia para sobreponerse, y si se habla de armas utilizadas por la nación caribeña, sobresalen su movimiento de innovadores y racionalizadores que no para de crear y reinventar con los recursos que se tienen.
Las palmas también las tienen nuestros científicos, en momentos tan complejos como la pandemia de la covid-19 lanzaron a Soberana, Abdala y Mambisa, vacunas salvadoras que devolvieron la paz y la vida en aquellos días grises.
Palmas también tienen los amigos de Cuba, a los que no les importan regulaciones y multas, y con el amor y la solidaridad como bandera envían donaciones de todo tipo, desde medicamentos hasta el petróleo tan especialmente aclamado en estos tiempos de dura contigencia. Así se evidenció tras el paso de los dos más recientes huracanes que impactaron el territorio nacional: Oscar, por el Oriente cubano y Rafael, por el Occidente.
Y así sucedió cuando el incendio en la base de Supertanqueros de Matanzas, cuando hermanos de México y Venezuela extendieron sus manos y recursos para ayudar a combatir el voraz incendio que tenía abatida a mucho más que una ciudad.
Desde Estados Unidos existen Puentes de Amor, a los que no los frenan los ideales ni sistemas, los puentes de Carlos Lazo y de otros tantos a los que desbordan amor sin medida, y no odio enfermizo.
Brazos amigos que llegan de regiones como Bélgica, como los de Adriano Fernandes, quien ha hecho importantes donativos a Cárdenas, y ha beneficiado instituciones médicas como la Clínica del Neurodesarrollo Rosa Luxemburgo y el Centro Comunitario de Prevención de las ITS, VIH-Sida.
Al bloqueo se enfrenta desde la escuela, donde las tecnologías podrán ser obsoletas, pero la voluntad del docente se agiganta; y desde las áreas médicas como el pediátrico Eliseo Noel Caamaño, donde se racionalizan los recursos y se hace magia para salvar la vida de infantes y devolver la sonrisa en sus rostros.
También desde la termoeléctrica Antonio Guiteras Holmes, donde no importa la dimensión de la perforación de la caldera, porque hay un montón de corajudos para solucionar esa y otras averías, y de ejemplo están además los linieros y otros trabajadores de la empresa eléctrica de la Ciudad de los Puentes, que ahora mismo están en Pinar del Río, Artemisa y La Habana, con pocas horas de sueño, empalmando cables, levantando postes, ingeniándoselas para devolver la luz a los hogares.
Al bloqueo se enfrenta desde cada sector que hoy siente los embates de la emigración, una emigración casi forzada justamente por el asfixiante bloqueo, más recrudecido cada año.
Podrán haber casi seis décadas de embargo económico, podrán llover las limitaciones de recursos, pero nada mella la entereza de una nación, que le duela a quien le duela, sigue libre y soberana.