Bajo la perspectiva de tener un comportamiento muy activo, la temporada ciclónica 2024 comienza hoy en la cuenca del Atlántico norte, que incluye también al golfo de México y el mar Caribe.
Como sugieren los pronósticos estacionales emitidos por el reducido grupo de instituciones científicas que a nivel internacional asumen esa función, hay un consenso total de que el número de organismos tropicales con nombre –denominación que reciben una vez alcanzada la fase de tormenta tropical–, debe superar con creces el promedio histórico de 14, para la serie de años 1991-2020.
Por ejemplo, la Universidad Estatal de Colorado, pionera en hacer este tipo de predicción, augura la formación de 23 ciclones tropicales, de los cuales 11 llegarían a ser huracanes, cinco de ellos intensos.
El pronóstico estacional que desde 1996 emite nuestro Instituto de Meteorología, plantea el surgimiento de 20 tormentas tropicales, de ellas 11 podrían alcanzar la categoría de huracán.
De la veintena de organismos tropicales previstos por el método cubano, creado por el doctor Ramón Pérez Suárez y las doctoras Maritza Ballester y Cecilia González, 14 deben desarrollarse en aguas del Atlántico, cuatro en el mar Caribe y dos en el golfo de México.
Vale recalcar que el peligro de afectación de al menos un huracán a Cuba es muy elevado, con un 80 % de probabilidad, mientras la posibilidad de impacto de un ciclón es aún más alta, al alcanzar un 90 %.
Actualmente, las condiciones oceánicas y atmosféricas sobre el Atlántico y el mar Caribe son significativamente favorables para la actividad ciclónica, tomando en cuenta el inusitado calentamiento del mar observado en toda el área, con valores récords nunca antes registrados en esta fecha y la ya confirmada desaparición del evento El Niño/Oscilación del Sur.
Se suma a lo anterior, la alta probabilidad de surgimiento de un nuevo evento La Niña/Oscilación del Sur (Aenos), a partir de julio o agosto.
Consistente en un enfriamiento anómalo de la temperatura oceánica en el océano Pacífico ecuatorial, La Niña suele provocar una disminución de la llamada cizalladura vertical del viento en la altura, un factor clave para la formación e intensificación de los ciclones tropicales, al propiciar que la energía pueda concentrarse en la columna de aire del sistema.
«Anatomía» de los ciclones tropicales
La doctora Miriam Teresita Llanes Monteagudo, jefa del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, precisó a Granma que ciclón tropical es un término genérico empleado para designar los centros de bajas presiones que aparecen sobre las aguas marinas de la zona tropical y subtropical, alrededor de los cuales el viento gira en sentido contrario a las manecillas del reloj en el hemisferio norte.
Suelen estar acompañados por una extensa área de nublados con chubascos, lluvias, tormentas eléctricas e incluso tornados, capaz de abarcar un diámetro de hasta 600 kilómetros o más, acotó.
Tomando en cuenta la velocidad de los vientos máximos sostenidos promediados en un minuto, los ciclones tropicales se clasifican en depresión tropical cuando son inferiores a los 63 kilómetros por hora; tormenta tropical, de 63 a 118 km/h, y huracanes si igualan o superan los 119 km/h.
En el caso de los huracanes, detalló, existe la escala Saffir-Simpson, que los divide en cinco categorías. Así, son de la categoría uno aquellos con vientos máximos sostenidos de 119 a 153 km/h; categoría dos de 154 a 177; categoría tres entre 178 y 208; cuatro de 209 a 251; y cinco a partir de los 252 km/h. De la tres en adelante se consideran intensos.
Para designar los ciclones se acude a una lista de 21 nombres confeccionada por orden alfabético en los idiomas inglés, francés y español, que se repite cada seis años y alterna denominaciones masculinas y femeninas.
Antes del comienzo de cada temporada ciclónica, el Comité de Huracanes de la IV Región de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), a la cual Cuba pertenece, se reúne para ratificar la relación de nombres previstos (ahora es la misma de 2018) y retira de manera definitiva los causantes de grandes daños materiales, pérdidas de vidas humanas o que fueron notorios por su fuerza.
En esta ocasión se sustituyeron los de Florence y Michael, por Francine y Milton.
Hay tres condiciones básicas que favorecen el surgimiento de los ciclones. Son estas la persistencia, durante varios días consecutivos, de un área de disturbio o mal tiempo, que la temperatura del mar tenga valores de 26,5 grados Celsius o más desde la superficie hasta una profundidad aproximada de 45 metros, y el predominio de vientos débiles y sin cambios notables de dirección y velocidad en la atmósfera superior (baja cizalladura vertical).
Según destacó la doctora Miriam Teresita Llanes, el servicio meteorológico nacional tiene listo su capital humano y las herramientas tecnológicas requeridas para seguir paso a paso la trayectoria y evolución de cualquier ciclón tropical que pueda representar una amenaza al país en los próximos seis meses.
Ponderó, asimismo, la presencia en el Centro de Pronósticos de un grupo de jóvenes recién graduados de la carrera de Meteorología, «con muchos deseos de trabajar y aprender al lado de los especialistas consagrados».
Confiamos en ellos para enfrentar, quizá, la que pudiera ser la temporada ciclónica más agresiva conocida, aseveró.
EN CONTEXTO:
La principal zona de formación de los ciclones de junio se localiza en el mar Caribe occidental.
Alberto se llamará el primer ciclón tropical de la temporada. Completan la lista de nombres: Beryl, Chris, Debby, Ernesto, Francine, Gordon, Helene, Isacc, Joyce, Kirk, Leslie, Milton, Nadine, Oscar, Patty, Rafael, Sara, Tony, Valerie y William.