En una sala matancera vestida de recuerdos familiares, entre fotos que evocan las memorias de los seres queridos, imágenes del Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán encuentran espacio en las paredes de la casa de Pablo Ávila Morell, un combatiente que desde los 19 años se sumó a las filas por la lucha de un único ideal: Cuba libre y soberana.
Natural de la localidad Cauto del Paso, antigua provincia de Oriente, el longevo de más de ocho décadas rememora con claridad sorprendente cada detalle de sus inicios en la gesta revolucionaria.
Mi primera labor en el movimiento la desarrollé como mensajero en el año 1957, trasladaba informaciones entre los campamentos de Capote y Lara, ubicados en el Monte de Infante; participé en la quema de caña y ya en diciembre realicé otras tareas como la búsqueda de armas, reseñó.
La noticia de la llegada de la tropa comandada por Cienfuegos Gorriarán a la zona del Cauto en marzo de 1958, se presentó como la oportunidad que buscaba el joven para incorporase al Ejército Rebelde y combatir desde sus filas.
Desde nuestro primer encuentro, propiciado por Capote, aquel barbudo me advirtió que la vida del rebelde era muy difícil y sacrificada, la comida podía escasear pero las misiones había que cumplirlas aunque fuera con hambre, ese día supe que me encontraba frente a un hombre de principios, comentó sobre el Héroe de Yaguajay .
A las inmediaciones del monte de la Estrella dirigió el diálogo Pablo, para repasar uno de sus primeros enfrentamientos contra la tiranía batistiana, en el que resultó herido en una pierna y una mano, y más tarde fue trasladado a un lugar seguro para recibir asistencia médica.
“En una hora ya estábamos rodeados, Camilo ordenó abrir fuego tiro a tiro, y como primera lección de guerra nos explicó que si éramos derrotados cada uno debía guardar la última bala para sí mismo, antes de caer prisioneros.»
Al comenzar la Ofensiva de Verano, desplegada por el Ejército de Batista, Cienfuegos Gorriarán recibe la orden de trasladarse hacia la Sierra Maestra; Ávila Morell, que se encontraba ya en mejor estado de salud, decide reincorporarse al pelotón, y ante la preocupación del Señor de la Vanguardia le confirma: “Yo voy hasta donde usted diga.”
Las victorias en los combates de Las Vegas de Jibacoa, Las Mercedes, Alto de Meriño y en particular el Jigüe, donde estuvo directamente bajo el mando de Fidel Castro, resaltan como los principales éxitos de la etapa.
Triunfantes en el Oriente cubano, el líder de la gesta revolucionaria indica extender la lucha al resto de la Isla, y Camilo asume la dirección de la Columna Invasora Número 2 “Antonio Maceo”, así iniciamos un trayecto de varios desafíos, entre ellos la histórica Batalla de Yaguajay que duró cerca de 10 días, explicó.
Aquella victoria significó la de mayor importancia militar, llevábamos cinco días combatiendo en el cerco de Yaguajay, y el líder del Frente Norte de Las Villas me encomienda visitar al Che en la localidad de Placetas en búsqueda de municiones y un cañón de bajo calibre para garantizar el éxito de la toma del cuartel, resaltó.
Con la huída de Fulgencio Batista, la “Antonio Maceo” avanzó para tomar Ciudad Libertad con el objetivo de preservar el triunfo revolucionario, al llegar al lugar Ávila Morell fue ascendido al grado de primer teniente y ocupó diferentes responsabilidades.
Entre sus memorias el destacado combatiente recuerda con sonrisas uno de los momentos más tensos que vivió cerca de la figura del Comandante en Jefe en su visita a la provincia de Camagüey, tras la captura del traidor Hubert Matos.
“Luego de recibir a Fidel en el aeropuerto, Cristino Naranjo y yo teníamos que trasladarlo hasta el cuartel donde lo esperaba Camilo con Matos ya detenido. Al llegar a la calle República, el Jefe pide bajar del carro e invita a un grupo de ciudadanos que se hallaban en el lugar a acompañarlo hasta el cuartel, aquello se convirtió en una multitud, y solo nosotros dos de escoltas, hasta que se sumaron unos policías, todo salió bien y Camilo nos felicitó por el trabajo.»
El originario de Cauto del Paso ocupó numerosas responsabilidades en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, fundador del Ejército Central, cumplió dos misiones internacionalistas en la República Popular de Angola y miembro de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, entre otras funciones, que lo hicieron merecer disímiles distinciones.
Durante la entrevista Pablo Ávila Morell enumera algunas de las condecoraciones que le fueron otorgadas, sin embargo al decidirse por la más notable no titubeó: “Compartir historia con las figuras más importantes de la Revolución Cubana representa el mayor premio que podía obtener.»