A inicios de julio de 1848, en el ingenio de José Iznaga, junto al río Arimao, Cienfuegos, el caudillo Narciso López conoce sobre el fracaso de la conspiración de la Mina de la Rosa Cubana, que entre otros territorios se fraguaba en esa jurisdicción.
Como buen jinete, se asegura que López montó sobre Macepa -uno de los mejores caballos de la región-, y cabalgó hacia el norte, unas 32 leguas. Llegado a Colón, tomó un tren hacia Cárdenas, de donde partió en el vapor Habana, rumbo a la ciudad de Matanzas. Tan osado como era, visitó a su amigo el Gobernador José Falgueras, cenando ambos en horas de la tarde.
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A las 10 de la noche, del día 7, disfrazado de marinero, partía del puerto yumurino, rumbo a Newport, Rhode Island, a bordo del vapor estadounidense Neptuno. En su ausencia la Comisión Militar lo juzgaba en rebeldía condenándolo a la pena capital por fusilamiento. Pero todavía López enfrentaría el poder colonial. Dos años después, el 19 de mayo de 1850, desembarcaría en Cárdenas, portando la bandera de la estrella solitaria, hoy Símbolo Nacional. (Adrián Álvarez Chávez)