Gaza: el hambre como mecanismo de colonización

Desde el propio inicio de la ofensiva, y aduciendo el argumento de que la ayuda que ingresaba a Gaza era secuestrada por Hamás —aunque sean realmente bandas armadas apoyadas por Tel Aviv las que protagonizan los saqueos—, Israel obstaculizó sistemáticamente la actividad de las organizaciones humanitarias que asistían a la población civil, hasta declarar un bloqueo total en diferentes ocasiones. Con ello, el sionismo induciría un hambre artificial, que instrumentalizaría para sus propósitos coloniales.

Para marzo del presente año, fecha en que se decretara el último bloqueo israelí, ya el gobierno de Netanyahu y el Mosad —con apoyo de Estados Unidos— habían creado la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF): una supuesta organización sin fines de lucro con la que, a partir del citado argumento, operarían diferentes contratistas de seguridad estadounidenses como Safe Reach Solutions y UG Solutions en el enclave desde mayo.

A través de la GHF, y suplantando el rol de la ONU, se distribuyó la escasa y casi única ayuda destinada a la población palestina. La concentración de esta en apenas cuatro puntos —de un total de 400 que existían previo al bloqueo— ubicados al sur de la Franja generó largas filas y desórdenes en torno a los repartos —anegadas en sangre en distintas ocasiones por fuerzas militares israelíes y los contratistas de la fundación—, al tiempo que forzó el desplazamiento de miles de habitantes golpeados por el hambre.

La localización de estos centros en la región de Rafah, cerca del corredor Filadelfia y la frontera con Egipto, respondió desde el inicio a un plan diseñado originalmente por el Ministerio de Defensa israelí, que desde 2023 había perseguido el objetivo de reubicar a la población palestina hacia el sur del enclave, concentrándola dentro de lo que calificaron como «islas humanitarias».

Al respecto, cuando en mayo pasado la GHF entró formalmente en funciones, se reveló que una importante consultora estadounidense había sido contratada para modelar los costos financieros de la reubicación de alrededor de medio millón de palestinos con el propósito de desarrollar la reconstrucción posbélica del territorio bajo las pautas de Israel y en consonancia con los planes económicos presentados por Trump para la zona.

Las consecuencias de estos planes, y de la instrumentalización sistemática del hambre en Gaza, han sido recurrentemente recogidas en un informe elaborado por la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC, por sus siglas en inglés).

En este, el organismo de Naciones Unidas declaró que más de medio millón de personas en Ciudad de Gaza se encuentran asolados en una «hambruna catastrófica» que, en las próximas semanas, pudiera extenderse a otras demarcaciones de la Franja de Gaza, como Deir Al Balah y Khan Younis; arrastrando, para finales del cercano mes de septiembre, a más de 640 000 personas a niveles catastróficos de inseguridad alimentaria. A su vez, para la citada fecha, más de un millón de habitantes de la Franja se hallarían ante distintos niveles de hambruna.

Con anterioridad el organismo había lanzado hasta cuatro advertencias sobre el riesgo de hambruna y, según informes previos, las cifras de gazatíes afectados se ha disparado durante los últimos meses. Solo desde mayo, por ejemplo, las previsiones de muertes por desnutrición entre niños y mujeres embarazadas y lactantes para mediados de 2026 se ha triplicado y, actualmente, uno de cada cinco bebés nace prematuramente o con bajo peso.  

Esta crisis, se debe resaltar, no hará más que profundizarse con la inminente ofensiva que prepara Israel sobre Ciudad de Gaza, área que califica como el «principal bastión de Hamás», y la reciente clasificación de esta gobernación como zona de combate; eliminando las pausas tácticas que permitían desde julio la llegada de algunos alimentos y medicamentos entre las 10 de la mañana y las 8 de la noche.


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Sobre el autor: José Carlos Aguiar Serrano

Lic. Marxismo-Leninismo e Historia por la Universidad de Matanzas. Ex profesor universitario.

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