
No es solo lluvia. Fotos: Raúl Navarro
En los últimos días, varias vidas se apagaron en un instante bajo el golpe invisible de un rayo. No fue casualidad, ni mala suerte: fue el recordatorio más crudo de que la naturaleza no negocia.
Cada nube oscura, cada destello en el horizonte, lleva consigo una advertencia que no podemos ignorar. No importa la prisa, la costumbre o el coraje: la tormenta siempre gana.
Respetar la naturaleza no es miedo, es instinto de supervivencia. Porque el trueno avisa… pero el rayo no.








