Otro viaje a las entrañas de Milanés
La Jornada del Premio Milanés, convocado por la Uneac, inició el martes 12 y culminó el 14 de noviembre, fecha en la que en 1863 murió el poeta y dramaturgo matancero, nacido hace 210 años.
Fue un lujo contar, en el panel del 12, celebrado en la Casa de la Memoria Escénica, con el biógrafo e investigador de la literatura cubana Urbano Martínez Carmenate. En este participaron, además, el dramaturgo y poeta José Manuel Espino (autor de Tórtola mía, Premio Dora Alonso, de la editorial Tablas Alarcos), y quien escribe estas líneas, para reflexionar sobre el autor convertido en material dramático, en propuestas teatrales de autores como Abelardo Estorino, Tomás González, Virgilio Piñera, Jesús del Castillo. Asimismo, se incluye el dedicado a los niños, como la obra de Espino; y reinvenciones danzarias-teatrales como Cuatro, de Yadiel Duran (Beca de creación Santa Camila de la Habana Vieja), estrenada por Teatro de Las Estaciones, y que entre otros tres personajes, Rita, Lecuona, Haydee Santamaría, también inserta en la estructura dramatúrgica la personalidad fascinante de José Jacinto, en una visión muy particular desde los códigos danzarios, la espiritualidad dramática y el lirismo teatral, que provoca sumergirse en su biografía, para dialogar sobre la nación cubana o la pieza Milanés-Lola María SA, de la Compañía Danza Espiral y Teatro D’ Sur, concebido para los espacios simbólicos, relacionados con el autor de El Conde Alarcos en Matanzas, como la casa donde vivió y murió, actual Archivo Histórico, la calle que lleva su nombre y la casa de Isa, su amor imposible.
“Milanés es un constante estímulo para la creación”, apuntaron los panelistas, por razones, como su locura, el amor imposible por su prima mucho menor que él, y el propio contexto en que se desarrolló su vida, en una ciudad como Matanzas, marcada por la opresión y la censura colonial.
Muy interesante fue el análisis de Martínez Carmenate, de fragmentos de La dolorosa historia de José Jacinto Milanés, a partir de la realidad objetiva y la ficción teatral de los autores, basado en las características de los personajes, las relaciones entre ellos y la veracidad histórica sobre el tema. Escuchar el testimonio de José Manuel Espino sobre el nacimiento de su obra, los procesos de creación y las conexiones entre la realidad y la imaginación, fue una perspectiva diferente, personal y, a la vez, afín a las ideas que movieron a los otros autores.
El tema es provocador, y necesitado de un estudio aún más profundo, que supere los límites de un panel, que registre rasgos esenciales de las creaciones relacionadas con Milanés, cuyo vínculo con el teatro también abarcó la actuación y la crítica teatral, como aclaró Martínez Carmenate en su reflexión.
El espacio culminó con la colocación de una ofrenda floral en la escultura de Milanés, en el parque de la Catedral, por el joven poeta Pablo G. Lleonart, ganador de la última edición del concurso de poesía con el libro Casas junto a la vía del tren.
El Milanés, a partir de 1996, comenzó a convocar los géneros en los que sobresalió el autor matancero, la poesía y el teatro. Recordar la significación de la obra dramática de José Jacinto es una manera de dignificar la creación de un matancero que es parte indisoluble de nuestra identidad.
Milanés está de muchas maneras en cada uno de nosotros, es un fragmento de nación esparcido en nuestros espíritus. Es alguien que, sin darnos cuenta, necesitamos.