Fidel en el reencuentro de Cuba con África

Fidel Castro en Angola durante una de sus visitas a África. Foto tomada de Presidencia Cuba

Fidel Castro en Angola durante una de sus visitas a África. Foto tomada de Presidencia Cuba.

El líder de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz entendió cabalmente, y convenció a su pueblo, de que los hilos históricos que nos unen a África, determinante del ser país que nos distingue, era una especie de deuda moral que solo sería salvable con los saldos inconmensurables de la solidaridad, el cariño y el respeto mutuo.

Era jovencísima la Revolución cuando, en 1961, un barco partió hacia Argelia con apoyo a las fuerzas militares, y a su regreso a La Habana, trajo a bordo cientos de heridos y niños huérfanos, que serían atendidos. Cuatro años después, comenzaría la participación antillana en la lucha independentista de Angola y Guinea Bissau, con el envío de ayuda material y de instructores.

Convencido de que la independencia total de un proceso colonizador de larga data pasa, no solo por la victoria en las armas, sino por la promoción de un desarrollo económico social integral, que privilegie la educación y la salud, Fidel fue artífice de la cooperación que se extendió a los pueblos africanos.

No obstante, el sacrificio mayor fue el de las guerras de independencia, en las que se abonó la emancipación de aquellos pueblos con sangre cubana. De allá trajimos solo a nuestros muertos, y el honor altísimo de los más de 300 000 hombres y mujeres que protagonizaron epopeyas nombradas Kassinga, Boma, Novo Katengue, Sumbe, Cangamba, Cuito Cuanavale…

La presencia frecuente de Fidel en África confirmó, una vez tras otra, que la asunción de sus culturas y tradiciones no era una importación forzada, sino un acto consciente de reconocimiento en ellas, como en los lazos fieles con la patria, punto de origen, raíz, esencia…

Fue la relación de Fidel –de Cuba– con esos pueblos, espejo e ideal, contestación a la gula del capital, que saquea aquellas tierras para servirse. Los que explotaron a África, mirando a su pueblo por encima del hombro, nunca entendieron la humanidad de la Isla caribeña, que fue allí a poner sus hombros, pero para cargarla, para ayudar a ponerla en pie.

ÁFRICA COMO EN CASA

La primera visita de Fidel a África fue a Guinea, a partir del 3 de mayo de 1972, como parte de un amplio recorrido por Argelia y países socialistas.

En diciembre de ese año va a Rabat, Marruecos, y en 1973 vuelve a Argelia, y a Guinea Conakry en septiembre, que repite en 1976, en el mes de marzo.

Del 1ro. de marzo al 2 de abril de 1977 recorrió ocho naciones, y en 1978 visitó Argelia, Libia y Etiopía. En 1986 va a Zimbabue, Angola y Argelia, y en 1994 hace estancia en Ghana y Sudáfrica.

Al cabo de siete años, en 2001, vuelve al continente para ir a Argelia y Libia.

Cuba desarrolló misiones internacionalistas para la liberación de regímenes racistas y colonialistas en países como Ghana, Congo (Brazzaville), Zaire, Guinea Ecuatorial, Zimbabue, Etiopía, Somalia, Eritrea, Yemen, Tanzania, Angola, Namibia y Guinea Bissau, todas bajo la conducción directa de Fidel.

La base del afecto especial que los pueblos de África sienten por Fidel radica en la movilización desinteresada de los cubanos en las luchas independentistas del continente, que se llevaron a cabo como un «deber de compensación» por el legado africano del que Cuba es resultado.

El brazo amigo de nuestro archipiélago fue siempre a África con la humildad que implica la gratitud, y que se concretó en la labor de miles de profesionales de la salud, la educación, la cultura, el deporte, la agricultura y muchos otros sectores.

Se han graduado en las universidades cubanas más de 30 000 estudiantes africanos en varias ramas, especialmente en Medicina.

En las venas de los cubanos corre sangre africana. Fidel sintió ese fluir con sensibilidad suprema, y lo enseñó a su pueblo, que aprendió rápido a amarla. (Con información de Nuria Barbosa León/Granma)


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