Uno de los métodos empleados por el colonialismo hispano en su afán de liquidar el movimiento independentista cubano, fue el uso de fuerzas paramilitares o voluntarias, como los llamados “tiradores de la muerte», grupo de delincuentes sacados de las cárceles, que atemorizaban a los campesinos y asesinaban pobladores indefensos en el sur matancero.
El desaparecido historiador José Fernández (Cheito), abordó el tema de estos desleales cubanos al servicio de España, que portaban en el cuello de sus uniformes como insignias, una calavera con dos tibias cruzadas.
A inicios de julio de 1869, el entonces brigadier del Ejercito Libertador José Inclán, desde su campamento de El Jiquí, en la Bahía de Cochinos, entabló combate con los hombres calavera. Logró aniquilarlos a todos, incluidos seis sobrevivientes, los que en acto de justicia y ante tantos crímenes probados, fueron ahorcados.
Nacido en el Estado mexicano de Puebla en 1832, Inclán combatió en las fuerzas de Benito Juárez contra la intervención francesa de 1862. Seis años después, fue acusado por abuso de autoridad, y poco después pasó al bando contrario que luchaba contra Juárez. Capturado fue condenada a la pena capital, que le fue conmutada a cambio de exiliarse en Cuba.
Llaga a La Habana en enero de 1869, y es nombrado por la Junta Patriótica, como jefe militar del alzamiento independentista del 10 de febrero de ese año en Jagüey Grande, acción que permitió tomar por tres horas el poblado e izar la bandera cubana en la torre de la iglesia parroquial. Ya en retirada se interna en la Ciénaga.
A las acciones de 1869 contra los hombres calaveras, se suma, un año después en 1870, la primera invasión mambisa en Matanzas, logrando quemar varios ingenios a su paso y aproximándose a la ciudad cabecera provincial.
Designado en 1871 jefe de la División Holguín, al poco tiempo es acusado de un supuesto plan de rendición y acusado por segunda vez, a la pena de muerte, finalmente conmutada por falta de evidencias.
Solicita traslado al Camagüey para unirse a la caballería de Ignacio Agramonte y camino al nuevo escenario bélico, es capturado por tropas hispanas y fusilado el 15 de junio de 1872, con 40 años de edad y como general de brigada del Ejército Libertador.
(Por: Adrián Álvarez Chávez)
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