
Que Star Wars esté contigo
Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, llamada adolescencia, me convertí en portador de un combo en DVD que desplegó ante mí su maravilla como un sable de luz ante un Jedi.
Nunca he sido un seguidor al extremo de lo que vengo a escribir, sí fan, aunque no fanático, pero… ¡Dios, qué poderoso suena! Y más si lo evocamos en letras doradas sobre un fondo estrellado. ¿Hay un título más soberanamente épico que LA GUERRA DE LAS GALAXIAS?
Incluso para quien no esté familiarizado, ya se le está anunciando desde la carátula un entorno de suma potencia épica. Una guerra. En las galaxias. Es el equivalente en la narrativa moderna a que Homero se aleje de las murallas de Ilión y se suba a una nave voladora, en busca de material, a ver si lo que encuentra es tan bueno como para que merezca ser contado.
Y ahí está Luke Skywalker hoy, servido por un androide junto a la mesa donde concurren también Frodo, Odiseo, Parsifal, D’Artagnan y tantos. Él va al lado de Scaramouche, otro que pasó por más de un maestro de esgrima y acabó batiéndose en duelo con su padre. A ver si es verdad eso de que la historia se repite.

¿Que no te convence Luke? Bueno, pues Obi-Wan. O Han. O Anakin, en la fase buena. Hay héroes y villanos para escoger en este universo, más complejos todos de lo que parecían en un inicio, y quizá por eso no son pocos los que escogen disfrutar como por primera vez cada aventura starwarsiana.
Las palabras May the Force be with you (“Que la Fuerza esté contigo”, o “te acompañe”), tan habituales dentro de la saga Star Wars como fuera de ella, en el universo expandido de sus espectadores, posibilitan en inglés un llamativo juego de palabras con May the 4th be with you (casi lo mismo, solo que cambiando el llamado a la Fuerza por la fecha 4 de mayo).
Así es como este día se ha convertido en la fecha oficial de celebración de esta franquicia, y no parece que vengan otras a rebatirles su lugar en el mundo. Ni a la fecha ni a la franquicia. George Lucas ha de vivir tan orgulloso de su creación como de sus millones obtenidos en merchandising, pues su otrora descabellada idea de resucitar la space opera ha dado resultados tan insólitos como esta efeméride sagrada para tantos.
No está mal para un proyecto sofocante que estuvo a punto de costarle la vida, luego del cual no volvió a dirigir y, cuando lo hizo, lo hizo peor. Ese Lucas decidido, enérgico y apasionado, casi infartó bajo las presiones del rodaje infernal que precedió al estreno de la primera película en 1977. Cuando tres años después tomaba forma la oscurecidísima continuación, El Imperio contraataca, ya él no ocupaba la silla de director. Pero no nos engañemos: el autor seguía al mando.

Por todo ha pasado Star Wars: diferentes concepciones artísticas, diferentes clases de éxito, ideas acertadas, ideas aborrecibles, la Fox, Disney… Hasta por un par de spin-offs sobre los ewoks que crepitan en el fuego acogedor de la niñez. ¿Quién iba a decirme que gracias a Matiné Infantil estaba viendo algo relacionado con este asunto? ¿Que aquellas aventuras dominicales venían patrocinadas por la alargada sombra del amigo George?
Como también afortunado ha sido, a su manera, quien haya empezado por otras rutas aledañas a la saga primigenia, la de números romanos, esa que está conformada por tres trilogías.
Star Wars, en efecto, no es solo un bulto de películas —si sumamos Rogue One y la de Han Solo, uf, la cosa aumenta y aumenta…—, memorizadas por su legionaria orden de fans: es también las series, los videojuegos, los cómics, las novelizaciones, los juguetes, los pulóveres, los tatuajes, los stickers y más usos infinitos que la humanidad diariamente le da.
Está en todas partes, como la Fuerza. Nada en la vida es tan seguro como que al interior de un hogar en el mundo hay ahora mismo alguien erizándose por enésima vez con las fanfarrias intergalácticas de John Williams.
Si eso es lo que vas a hacer ahora mismo, entonces nos entendemos. ¡Feliz 4 de mayo para ti! ¡Que Star Wars esté contigo!