Las colas en los bancos y en Cadeca no me dejarán mentir. Son un síntoma de que últimamente la bancarización anda un poco estancada en Matanzas. Si bien este proceso, implementado hace casi dos años atrás, ha tenido sus altas y bajas, lo cierto es que desde hace algunos meses efectuar un pago electrónico es, en la mayoría de los comercios, casi una utopía.
Justificaciones hay por montones y una debe ser paciente para escucharlas e, incluso, pretender que se las cree, para no entrar en confrontación directa con el encargado de trasmitirlas, que muchas veces no es el que da la orden de actuar de esta manera.
“El QR no funciona, está deteriorado o no existe”, “no hay electricidad y por eso no entran los mensajes”, “tenemos la tarjeta llena”, “solo aceptamos hasta un monto de transferencias en el día”, “te cobro la mitad en tarjeta y la mitad en efectivo” o “si pagas por transferencia, debo cobrarte un porciento de más”…
La lista de excusas podría seguir creciendo, como mismo lo hace la creatividad para eludir el pago por esta vía, que recuerdo, según la resolución 93/2023 del Ministerio de Comercio Interior, “queda establecida la obligatoriedad de las entidades dedicadas al comercio de asegurar a los consumidores el acceso y uso de los canales electrónicos de pago”.
No obstante lo determinado en esta norma jurídica, tanto estatales como particulares siguen eludiendo el pago electrónico, tratando de recibir por esta vía un importe menor. Las causas varían: desde no poder luego contar con ese dinero en efectivo para reabastecerse y ejecutar otros gastos, hasta la posibilidad de evadir el fisco y evitar así el pago de impuestos.
Y, si muy pocos aceptan los pagos electrónicos, ocurre lo que por estos días hemos presenciado en la urbe yumurina: kilométricas colas en los cajeros automáticos, bancos y otras entidades que ofrecen limitadamente dinero en efectivo. Esta situación se agudiza debido a la falta de fluido eléctrico que hace interminable la espera para obtener unos cuantos pesos que deben ser, además, en denominaciones superiores a 50, porque, incluso, existen negocios que no aceptan billetes inferiores a estos.
Si bien en Matanzas se ha incrementado en los últimos años el número de clientes bancarizados, así como la cantidad de operaciones efectuadas a través del pago electrónico, estas cifras por sí solas no indican que estemos en un mejor momento en cuanto a este proceso, que desde su inicio se aclaró sería gradual, según se crearan las condiciones.
Sin embargo, allí donde las condiciones están creadas, debe imperar el control, pues lo que no puede suceder es que quienes trabajamos y sostenemos este país quedemos desprotegidos, al no contar con efectivo o no poder ejercer nuestro derecho a pagar de manera digital. (Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate)
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Coincido totalmente con la autora en la zona de Peñas Altas, en la piquera de autos , sólo un quiosco acepta tarjeta. Las excusas, las mismas que la periodista expone, excepto lo del incremento del precio. Lo contrario por positivo son los kioskos de la Universidad de Matanzas. Todos aceptan transferencia y funcionan muy bien, por ende si quieren pueden.