En medio de la locura que implica hoy comprarse un jean, un vestido, una blusa o cualquier otra prenda de vestir, debido a sus excesivos precios que casi nunca son sinónimo de calidad, el atelier Planeta Moda Cuba parece erigirse como una alternativa viable para quienes intentan llevar lo “último” económicamente.
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El sonido de la máquina de coser de Adilén rompe la parsimonia de la Oficina del Conservador de la Ciudad. Hasta el amplio salón ubicado en el segundo piso llegan clientas como Liz Jiménez Rodríguez, quien desde detrás de una gigantesca bolsa confiesa haber “traído el closet entero para transformar”.
Mientras le toman las medidas, conversa sobre las batas de casa convertidas en vestidos, las blusas en desuso ajustadas a las nuevas tendencias de la moda y otras soluciones dadas a prendas antes relegadas al fondo del escaparate.
“Soy una clienta satisfecha, por eso siempre regreso”, dice al tiempo que el vestido azul con flores, antes largo, deja entrever unos vuelos que favorecen la esbelta figura de la muchacha.
MODA SOSTENIBLE
Desde hace dos años, cuando comenzaron a sentirse los efectos de la pandemia y escasearon las ofertas textiles en las tiendas, Adilén Díaz Almeda encontró en la moda sostenible una alternativa para transformar ropa en desuso y ajustarla a las nuevas tendencias.
Por ello no es de extrañar que la joven apostara por una nueva filosofía de diseño y producción textil que ha alcanzado auge a nivel mundial, y cuyo objetivo es crear un modelo de producción original, basado en la sostenibilidad y la responsabilidad social.
Elementos que constituyen el centro de este emprendimiento que además busca minimizar el impacto de la industria textil, considerada uno de los mayores contaminantes del medio ambiente.
De esa forma, el atelier Planeta Moda Cuba abrió sus puertas a quienes desearan reciclar alguna prenda. Así, de esa ropa a la que casi nunca se le daba una segunda oportunidad, comenzaron a surgir nuevos diseños, sin incurrir en grandes gastos.
“El atelier siempre está abierto de lunes a viernes, de 10 de la mañana a cuatro de la tarde, para atender a todo aquel que desee reutilizar, reciclar y cuidar el planeta.
“Los clientes me traen la ropa y se les hace una nueva a su gusto y medida. Siempre como diseñadora doy mis consejos de lo que favorece a la persona según su físico, color de la piel, imagen y estilo. Tengo diseños propios, pero también me adapto a los pedidos, y sugiero lo que se puede o no hacer dependiendo del tejido.
“Me gusta mucho trabajar la línea de los conjuntos porque te da la posibilidad de usar las dos piezas por separado. Prefiero los estilos entrelazados, anudados, con lazos, porque son ajustables y aun cuando adelgaces o aumentes de peso los puedes seguir usando. Apuesto por eliminar los zíperes, botones, y trabajo con estos cierres a la medida”.
Precisamente inspirada en la moda sostenible han visto la luz dos colecciones bajo el sello de Planeta Moda Cuba. La primera, Soy variedad, con alrededor de 20 diseños, incluidos bikinis, ropa casual y vestidos de noche. La segunda, lanzada hace menos de un mes, es Mezcla sostenible, en la que se emplean dos tejidos completamente diferentes: la mezclilla y el tul.
“Esta fusión gustó y tuvo muy buena aceptación, a pesar de ser una mezcla bastante vanguardista si tenemos en cuenta que el primero es un tejido grueso, que representa un estilo casual y urbano, mientras que el tul, más fino, simboliza la alta costura. La mezclilla dentro de la industria textil es el mayor contaminante por la cantidad de huella de carbono que deja en el entorno”.
MÁS DE PLANETA MODA CUBA
Aun cuando una de las caras más conocidas y populares de Planeta Moda Cuba es su atelier; este emprendimiento comprende, además, una academia de modelaje y fotografía publicitaria, génesis del proyecto perteneciente a la Oficina del Conservador de la Ciudad.
Surgido hace casi cuatro años, el 16 de marzo de 2019, su sede primera fue el patio colonial de la Asociación Hermanos Saíz y luego de dos años se trasladó a la Oficina.
“La academia de modelaje y fotografía trabaja con niños de cinco años y hasta los 25. Se dividen en grupos y en cursos. Por ejemplo, los sábados damos clases de pasarela impartidas por Yuri Lemes Cruz, modelo profesional, para las edades entre 10 y 25 años. En ellas también incluimos clases de buen vestir, protocolo y etiqueta, impartidas por mí”, explica Díaz Almeda.
A partir de las dos de la tarde del mismo sábado, comienzan las lecciones de fotografía para los niños entre 5 y 13 años, donde trabajan diferentes temáticas llevadas a la moda.
“Estos pequeños no pasan un casting previo, pues no se les exigen características físicas para ser modelos, porque lo hacen con un fin recreativo. Solo deben matricularse en la Oficina del Conservador o escribir a través de las redes sociales a Planeta Moda Cuba.
“En el caso de los adolescentes y jóvenes de entre 15 y 25 años las clases sobre fotografía publicitaria son los domingos. Ellos sí deben presentarse a casting y tener los siguientes requisitos: las chicas deben medir 1,70 como mínimo y ser delgadas; en el caso de los chicos, 1,80 de estatura y buenas condiciones físicas. Para la fotografía publicitaria no se exige tanto la talla, sino otros parámetros como el cuidado de la piel, el cabello y algunos rasgos específicos del rostro”.
Apostar por la moda sostenible e insertar desde bien temprano a los niños, adolescentes y jóvenes en esta filosofía de reciclar y convivir de forma amistosa y sostenible con el planeta, sin dejar la moda a un lado, es sin dudas el principal mérito de Planeta Moda Cuba.
Generar opciones con un impacto social y económico, en tiempos en que el consumismo impera y el bolsillo sufre las consecuencias directas, es imprescindible. Esto lo ha entendido muy bien el innovador equipo, que hoy aparece como una bocanada de aire fresco en el centro de la ciudad. (Fotos: Cortesía de la fuente y Miriam Velázquez Rodríguez)