
El río San Juan bordea en toda su longitud la barriada yumurina de Pueblo Nuevo, que tiene como su patrón a San Juan Bautista. Considerada la más romántica de nuestras arterias fluviales, el excelso José Jacinto Milanés le dedicó su poema De codos en el puente.
Pero sobre este pesa una antigua maldición, alimentada año tras año, con hechos trágicos de individuos ahogados en sus aguas, en las vísperas de San Juan.
El 26 de junio de 1948, el diario local El Imparcial publicaba en primera plana los sucesos acaecidos a las nueve de la noche del día anterior, cuando Martha Correa, de tránsito por la Plaza del Mercado, vio a un individuo caer al río desde las barandas del puente Sánchez Figueras.
De inmediato, se lo comunica al vigilante Rafael Rodríguez, quien solicita refuerzos y empieza la búsqueda. A las dos horas y a unas 40 varas del puente, en la margen norte del río, aparece el cuerpo de un hombre, que una vez identificado resultó ser Jesús Fuentes, de 25 años de edad, soltero y vecino de la calle San Gabriel, número 28 y medio.
Lo curioso del caso, plasma el diario yumurino, es que una vez más se cumplía la terrible predicción que aseguraba, según las estadísticas, que el primer ahogamiento de cada año en las aguas del citado río ocurría alrededor del día 24, en vísperas de las fiestas del San Juan.
Con los años, ya en la cotidianidad y modernidad del siglo XXI, pocos conocen o recuerdan la lejana maldición convertida en leyenda. Por mi parte, siempre evito los baños en el más romántico, pero al parecer peligroso, de nuestros ríos… solo por si acaso.
Lea también

Postales Matanceras: Martí en la Ciénaga de Zapata
La situación geográfica y peculiaridades naturales de la Ciénaga de Zapata propiciaron que la zona fuera escogida como punto de introducción clandestina de africanos. Leer más »