
La Nota Gamer: Cuphead, un hermoso dolor de cabeza
Para los que comenzaron a jugar videojuegos en los noventa y tantos, o a inicios del presente siglo, sufrieron en carne propia lo difícil, y en ocasiones injustos, que llegaban a ser los títulos de la época.
Juegos cómo Ghosts ‘n Goblins, Battletoads o Megaman disimulaban su corta duración, producto de la tecnología de la época, con un nivel de dificultad alto que obligara a los jugadores a repetir niveles e incluso la partida completa para poder llegar al esperado final.

Sin puntos de guardado, ni mecánicas tan pulidas como ahora, uno se aferraba a sus vidas y medía milimétricamente cada uno de sus pasos con la esperanza de no caer en la siguiente esquina. La única penalización por perder, era precisamente la de perder el tiempo.
Cuphead, el juego que les recomendamos hoy, me recordó esa sensación, pero con un matiz diferente. Si bien no nos arrebata todo le progreso tras la derrota, tenemos que aprender a jugar al dedillo cada uno de sus niveles si queremos pasar al siguiente, porque el mínimo error puede llevarnos de vuelta al inicio.
El argumento de esta loca aventura es bastante normal, pero al final acaba teniendo un encanto único. En ella nos cuentan cómo Cuphead y Mughead, dos jóvenes cuyas cabezas tienen forma de tazas, vuelven un día a casa por un camino diferente al habitual y acaban entrando en el casino del Diablo.

Allí acaban siendo tentados a jugar una y otra vez, aunque al final son engañados por esta malvada entidad y se ven obligados a pagar sus pérdidas con sus propias almas. Tras suplicar por sus vidas, acaban llegando a un acuerdo con el que podrán salvarse si van a cobrar las deudas que algunos morosos tienen con el mismísimo señor del infierno.
Al final, todo resulta en una justificación para pelear con una amplia variedad de enemigos, cada cual más retorcido que el anterior. Eso sí, con una estética de dibujo animado de los inicios de Disney que convierte la aventura en un viaje realmente hermoso.
Mientras jugaba Cuphead por primera vez no pude evitar la sensación de estar reviviendo una película de las que veía de niño, con la única diferencia de que ahora yo era el protagonista.

La mecánica es de tipo plataforma mezclada con disparos y algunas habilidades especiales, parecida a la de títulos como Megaman o Contra. Los niveles son realmente un reto de por sí y los jefes son toda una delicia para los amantes de la dificultad. El factor más importante es la sincronización y la buena memoria, porque una vez aprendidos los patrones y planificadas las respuestas, lo que queda es lograr poner en práctica lo aprendido. Aunque también dependerá de nuesta habilidad a los mandos.
El juego fue producido por Studio MDHR y es multiplataforma. Con un procesador Intel i3 2100 ó AMD Athlon II X4 640 ó superior y 4 GB de RAM, se puede jugar perfectamente, y Pesa unas 15 GB.
Un plus, es que se puede jugar a dos mandos, pero creánme por experiencia propia este título ha llegado a poner a prueba amistades de años. Están avisados.