Fotos: Adversy Alonso
Como un homenaje al Día de las Madres, se presentó Instantes de un Eclipse, los días 11 y 12 de mayo, en la Sala El Mirón Cubano y por la Compañía Danza Espiral, con interpretación y coreografía de la maestra Liliam Padrón, la música de Reina Portuondo y el saxofón de Daniel Kientzy.
Escuchar por la propia compositora o leer en las notas al programa la historia que estimuló la creación de Eclipse, basada en la vida de Marie-Therese, madre del saxofonista francés, nos lleva a un viaje estético que funde las elaboradas imágenes audiovisuales, la expresiva música del saxo y el cuerpo de la intérprete, cargada de signos en cada gesto y movimiento.
Metáforas que construyen una historia sugestiva e impactante, un poema de amor a las madres, con la realidad, y lo alucinante de los misterios de la vida y la muerte, la fuerza telúrica y desconcertante de la naturaleza. La belleza y lo dramático está en el cuerpo, en lo que produce cada suceso, hasta el clímax y desenlace.
Liliam Padrón teje, con limpieza, energía y sentido del valor de cada espacio, objeto y la atmósfera recreada, el viaje de la protagonista, donde la música es esencial para enfatizar, alcanzar el dramatismo que atraviesa la obra.
El programa continuó en su segunda parte con Tiro y retiro, homenaje y despedida a la carrera de la bailarina Gelsys González, con una larga y fructífera trayectoria, que trae a escena obras y fragmentos del repertorio de Danza Espiral, que conjuga en dos planos, en algunas de las piezas, imágenes de archivo de otras generaciones de bailarines, o los que ahora mismo defienden a Espiral, como la propia Gelsys, propiciando la memoria y su significación, el legado y el presente, el retiro.
Varias instituciones homenajearon a Gelsys González: la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, cuyo reconocimiento entregó uno de sus vicepresidentes, Alfonso Llorens Betancourt, y también sus compañeras durante años en Espiral, el Consejo Provincial de las Artes Escénicas y otras instituciones.
El estreno de Eclipse constituye un impactante hito de la Compañía Danza Espiral y del trabajo sistemático de la maestra Liliam Padrón, por defender y difundir, desde la práctica, la danza cubana.
