Las musas agrietadas: rotura en el Teatro Sauto

Las musas agrietadas: rotura en el Teatro Sauto

Fotos: Ernesto Cruz

Tal vez las musas no sean tan inmortales como creíamos. Ellas, como todos nosotros, envejecen: su cuerpo pierde durezas y su piel, la lozanía de manzana en MLC de la juventud, y le aparecen celulitis y grietas. Al final, la vida de un artista, sin importar que venga de la antigua Grecia o si tocan en un restaurante de Varadero para amenizar las cenas criollas de los turistas, nunca ha resultado sencilla.

Las que habitan en las alturas del Teatro Sauto no se libran del deterioro de los años, que no esperan por nadie. Hace aproximadamente un mes, se detectó en el enlucido revestimiento en yeso blanco —que se le da a ciertas superficies con el fin de realizar pinturas murales u otras decoraciones— del inmueble una fisura de aproximadamente tres metros y medio. Ello implica que la sala principal no puede prestar servicios en un tiempo aún por definir.

Por esos márgenes tan amplios que permiten los rumores sin verificar, se comentaba que lo averiado resultaba el escenario y, por tal motivo, no se habían ofrecido más funciones de amplio público.

No obstante, Kalec Acosta Hurtado, director de la institución, asegura que el escenario —el mismo que recibió a la zarina del ballet Anna Pávlova, o recitales de Mario Benedetti, quien nos advirtió que el corazón debe ser una coraza— se encuentra en perfectas condiciones, tanto el entablado, como las luces y las tramoyas. El problema radica, como se dijo antes, en el techo de la platea.

Las  musas agrietadas: rotura en el Teatro Sauto

Cuando se habla de una rotura en el Sauto, enseguida regresa a la memoria el dilatado proceso de restauración por el cual transitó hace no tanto. En los libros de urbanismo antiguos se aseguraba que los edificios más relevantes en cualquier ciudad los constituían las iglesias y los teatros. El primero de estos buscaba acercarse a lo divino, y los otros a lo más bello del hombre, que también puede ser divino.

Durante más de una década a Matanzas le faltó esto último, y sus consecuencias se sintieron en la vida espiritual de la urbe. Impidió que se acercaran disímiles espectáculos, como del Ballet Nacional de Cuba, que requieren para sus actuaciones grandes montajes; o algo tan sencillo como poder contar con un espacio decoroso para galas o eventos que no se deben llevar a cabo en pequeñas salas ni en una tarima montada en medio de un parque con un decorado de pencas de palma.

La cultura de la ciudad se resintió tremendamente con su ausencia. Por tal motivo, cuando se difunde la información de que las instalaciones sufren algún tipo de dificultad que puede conllevar un cierre, aunque sea parcial, emergen las preocupaciones y reminiscencias.

Según declaraciones de Acosta Hurtado, en estos momentos, especialistas de la Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas desarrollan un estudio para determinar las causas de la fractura y cómo proceder a su arreglo. Asimismo, afirma que la voluntad y los recursos necesarios para ejecutar las reparaciones están. Mas, todavía no se puede ofrecer una fecha exacta para la reapertura del salón principal, hasta que los especialistas concluyan su dictamen y se sepa cómo proceder.

Ya se vislumbran algunas de las posibles causas. Durante el proceso de restauración capital de la instalación, se retocó la pintura mural del enlucido, las ocho musas y sus alrededores, pero no el yeso en sí. Además, a partir del aniversario 325 de la ciudad de Matanzas, cambió el tráfico alrededor del Monumento Nacional. Antes, toda la circulación vial era por el frente y hoy es por los costados y la parte posterior.

Recordemos que el Sauto se fundó en 1863 en una época en que los automóviles, con sus huesos de hierro y su alma a combustión interna, resultaban tan lejanos como para nosotros la felicidad. Sus cimientos, de por sí complejos de colocar —porque en el área en que se enclavó existía un terreno cenagoso, por lo que hubo que sanear y luego enterrar gruesos pilotes de madera— no estaban diseñados para las vibraciones de la modernidad. También interviene su cercanía al mar a menos de 100 metros. El salitre, que se desenvuelve con la misma saña que el comején, de a poco devora la piedra más testaruda.

De igual manera, puede incidir el desperfecto del sistema de climatización —problemática que se extiende desde hace algún tiempo—, puesto que ayuda a regular condicionantes como la humedad y la temperatura. Sobre este tema, su director refiere que se han efectuado varias gestiones para conseguir la bomba sumergible, pieza faltante para su puesta en marcha, pero hasta ahora han sido infructuosas.

Con el fin de no provocar una alarma vana, no se halla de más escribir que en sí el inmueble no corre riesgo estructural. El enlucido constituye solo una capa superficial adherida a un techo medio, después de este se encuentra un desván y, a continuación, la azotea del teatro. Sin embargo, el mencionado estudio puede ayudar a la preservación futura del edificio decimonónico.

Una comisión de Patrimonio Nacional hace poco efectuó una visita técnica y aconsejó algunas medidas a tomar en presente y en futuro; entre ellas, hablar con el Gobierno local para limitar, hasta donde se pueda, el tránsito vehicular en los alrededores, realizar labores preventivas que ayuden a la conservación del mural de las musas, hacer más gestiones para lo colocación del clima, etc.

Acosta Hurtado advierte que, aunque la platea no se utilice, otras áreas de la institución, como el salón de los espejos, la sala de conferencias o el mismo escenario, aún prestan servicios para diferentes actividades de audiencias reducidas.

A las ocho musas de Dall’Aglio, arquitecto italiano que diseñó el Sauto, poco a poco el tiempo le pasa factura. Durante 161 años han tañido sus arpas o recitado el mismo poema una y otra vez. Entonces, los músculos se atrofian, la piel se cuartea, las primeras canas comienzan a brotar por aquí y por allá. Nos recuerdan que los viejos dioses también pueden morir y eso, los que quedamos aquí en la tierra, los mortales, no podemos permitirlo, porque cuán triste sería que un día las musas ya no “te bajen”.

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2 Comments

  1. Tristísima realidad. Demasiado movimiento a su alrededor que nada se asemeja al de los carruajes del S XIX.
    También pienso en espectáculos que lo convertían en algo así como un Salón a lo La Tropical, en La Habana.
    ¿ Por qué será que en el Teatro Martí, no se presenta todo tipo de espectáculo ? Tarea para los decisions.

  2. Y que hicieron los inversionistas cuando contrataron a las Mipymes? No tocaron en techo? Sauto estuvo años funcionando sin aire acondicionado. Creo que son argumentos que no me convencen.

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