Nostalgias de un mochilero: El tren de amoniaco

Seguramente, años después, cuando el suceso del Supertanquero, muchos yumurinos rememoraron aquel fatal accidente de los 90, cuando un tren de amoniaco se descarriló cerca de casa.
Nostalgias de un mochilero: El tren de amoniaco. Imagen generada con IA

Aunque me causó extrañeza el toque insistente de mi vecina Luisita en la ventana de mi cuarto, lejos estaba de imaginar el dramático acontecimiento al que asistiría, capaz de desatar el pánico en la ciudad.

«¡Caridad, vístete con lo primero que tengas a mano!», fueron las primeras palabras que escuché aquella madrugada y que solo añadirían más confusión al panorama.

Presa de la somnolencia, cuando alcancé a descorrer mis párpados, el escenario era igual de confuso y yo seguía sin entender nada. Desde la distancia me llegaron primero unas luces enceguecedoras, que luego se transformarían en focos de guagua, focos que se multiplicaban en una larga hilera de guaguas.

En uno de esos vehículos me hallaba junto a mi madre. Aquello asemejaba un caos, pero era un caos silencioso. Me angustiaba el ir y venir de personas, así como los semblantes compungidos de tantos rostros desconocidos.

Quizá porque sentía algo de seguridad al permanecer casi acurrucado junto a mi madre, logré conciliar el sueño hasta que la guagua llegó a un punto de evacuación donde nos apeamos todos.

Ya con la claridad del día, cuando pude distinguir mejor las siluetas de las cosas, comprendí de golpe que estábamos evacuados y que nuestras vidas corrían peligro.

Un tren de amoniaco se había descarrilado cerca de casa, y el accidente había provocado una rotura en una de las válvulas por donde se escapa la sustancia letal.

Nos encontrábamos en un punto próximo a los altos farallones del río Canímar, porque según supe las propiedades del amoniaco le impedirían descender hasta la orilla de la corriente fluvial.

No creo que en ese momento haya sentido miedo; pero sí me produjo una extraña sensación ver a mi barrio en el noticiero.  

Durante varios días se hizo habitual la imagen de un vagón cisterna inclinado y rociado por los fuertes chorros que los bomberos lanzaban sobre la anatomía metálica, que llenaba de estupor a los matanceros.

Seguramente, años después, cuando el suceso del Supertanquero, muchos yumurinos rememoraron aquel fatal accidente de los 90; hasta puede suceder que más de un niño solo llegue a comprender la dimensión de la catástrofe cuando se adentre en su vida madura. Eso sí, lo marcará para siempre, como un toque desesperado en la más tranquila madrugada.

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Sobre el autor: Arnaldo Mirabal Hernández

3 Comments

  1. Y por cierto no fue ese el unico accidente con amoniaco que pudo haber provocado grandes perdidas humanas. Tambien en la curva del Paseo de Martí frente casi a la Thaelman ocurrió otro con una pipa arrastrada por una rastra que traía el producto desde Nuevitas o Cienfuegos no puedo precisar pero era con destino a Cubanitro para continuar la producción de fertilizantes que se veia amenazada por la falta de dicho producto quimico que era indispensable para esas producciones e igual hubo evacuacion de personas de Versalles, cisternas de agua para echar sobre la misma, personal trabajando con equipos especiales, caretas contra ese gas y pulmones de aire comprimido. Luego gruas para poder levantarlo y hacer que el equipo llegara a su destino con mil medidas de seguridad hasta el final del recorrido.

  2. Lo felicito por este escrito aunque debió haberlo profundizado porque de las causas y recordarle según criterio de en química si ese vagón hubiese caído ud y nosotros hubiésemos desaparecido prácticamente el barrio ok
    Yo estuve ingresado no se sabía cómo tratar esta desgracia ,pero con la locura de que los americanos iban a atacar empezaron a mover esta caravana de vagones con amoniaco
    A la Mara o gajo que aguanto al tanque debieran haberle hecho un monumento y haberlo conservado pues evito con la caída que cientos de vecinos murieran ,y la vivienda se hubiese quedado con cuentos de buenas casas

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