Cheylan Pérez Acosta es una joven doctora de carácter serio, pero al sonreír brota de su rostro la imagen alegre, de satisfacción por su obra social, pues mediante su especialidad, Medicina Natural y Tradicional (MNT), beneficia a quienes acuden a su consulta en busca de alivio para sus dolencias.
Lo logra no solo con el conocimiento del estudio universitario y la experiencia, sino al entregar a cada paciente las fibras más sensibles de su alma.
Se le halla en el policlínico José Luis Dubrocq (calle Contreras), aledaño al Parque de la Libertad, luego de hacer la residencia en MNT en el Hospital Clínico-Quirúrgico Docente Dr. Faustino Pérez Hernández, ambas instituciones en la ciudad de Matanzas.
A su arribo a la consulta la esperan quienes depositan en ella toda confianza; por lo que, desde el amable intercambio de saludos hasta que se sientan, no desaparece de sus labios la sonrisa que Cheylan aprecia.
Otros, vistos con anterioridad, en su mayoría pacientes de avanzada edad, con dificultades físicas internas y externas –por razones neurológicas, en extremidades u otras partes del cuerpo, etc.—, la escuchan atentos luego de que la especialista recibiera información sobre cómo se encuentran, tras cumplir un proceso de indicaciones médicas y el paso de determinado tiempo desde la anterior visita a la actual.
Sobre sus pies, o sentados en sillones de ruedas, pasan y reciben las nuevas indicaciones. Transcurridas unas horas, todo vuelve a la normalidad. Ella, con lógico agotamiento, no se marcha, espera la llegada de alguien que, por diversos motivos, arriba al filo del mediodía, porque lo esencial es atenderlos. Que no regresen a casa desmotivados y, sobre todo, sin atención médica especializada, es también una dosis vital para cada ser humano.
Convencidos, doctora y redactor, de que se agotó el caudal de llegadas, dialogamos en el espacio donde radica.
“La idea de estudiar Medicina siempre estuvo presente en mí, aunque de niña experimenté en otras ramas alejadas de la ciencia, como la música, baile y hasta deporte. Tomé la decisión definitiva al finalizar el último año del preuniversitario e ingresé en la Facultad de Ciencia Médicas por espacio de seis años, que resultaron difíciles, de extremo sacrificio y que, gracias a mi familia, logré graduarme en el 2018.
“Aunque inicialmente tuve inclinación por la Medicina Física y la Rehabilitación, ese año no se me dio la oportunidad, y fue entonces cuando derivé hacia la MNT.
Se interrumpe el intercambio por la llegada de una paciente a la que el transporte no le permitió hacerlo antes. Concluida la atención, reanudamos el diálogo.
“La MNT es una especialidad que persigue como objetivo fundamental lograr un equilibrio en el paciente, y así atender su patología e incluso enfermedades crónicas. Esto lo hacemos generalmente al vincular lo emocional con lo orgánico.
“Los médicos tradicionalistas, si bien somos capaces de tratar cualquier enfermedad, no lo hacemos enfocándonos en ellas, sino en el paciente que, con un buen interrogatorio, se llega a la esencia de su problema.
“Muchas veces las personas, por desconocimiento, acuden a la consulta pensando en que solo será para que les indiquen ‘cocimientos o infusiones’, debido a que la parte de las plantas es la que más asocian a nuestro ejercicio profesional.
“Otros acuden a nosotros para que les situemos las ‘semillitas en la oreja’, es decir, aplicar la auriculoterapia, nombre del tratamiento basado en el hecho de que el oído es un microsistema que refleja todo el cuerpo, representado en la aurícula, la parte externa de dicho lugar. En él se asume que las condiciones que afectan la salud física, mental o emocional del paciente son tratables mediante estimulación de la superficie de la oreja.
“Las personas se nos acercan sin saber cómo funciona esta terapia y, al conocerla, acuden de forma regular para el tratamiento de cualquier padecimiento”.
Aporta un nuevo elemento, es el que se refiere a principios básicos de la MNT. “Lo fundamental es no dañar a nadie. Es verdad que poseemos técnicas más invasivas como acupuntura, farmacupuntura y ozonoterapia, pero considero que el buen trato y hablar con el paciente calma su angustia por su enfermedad al hacer menos incómodo el proceder”.
No menos interesante resultó el tema siguiente. “Debido al bloqueo económico que nos impone Estados Unidos, existen carencias de insumos, y no estamos ajenos a esa realidad. Hay dificultades con las agujas de acupuntura, jeringuillas y medicamentos, pero esto no se traduce en dejar de atender al paciente. Contamos con variedad de tratamientos como la citada auriculoterapia y la homeopatía, además de los fitofármacos (plantas medicinales).
“Cierto es que mayormente atendemos a pacientes con dolores, pero en los últimos tiempos, según experiencia personal y debido a la emigración, nos visitan personas afectadas emocionalmente, sobre todo ancianos y niños con diversos trastornos.
“Con ellos aplicamos la terapia floral, cuyo campo de acción se circunscribe a las características psicoemocionales de los pacientes. Es capaz de actuar en enfermedades psíquicas y orgánicas”.
La MNT es diversa, con importantes aportes a la medicina en Cuba y demás países, pero también fascinante. Estudiarla es “adentrarse en un mundo maravilloso de soluciones inmediatas”, máxime con la cada vez más creciente crisis económica mundial.
“No hacemos magia, sino ciencia, y es importante que así se reconozca”, enfatiza la doctora.
Su rostro se ilumina y concluye: “La especialidad de MNT fue sin dudas mi mejor opción. Me siento orgullosa de ser parte de ella y de lo logrado hasta ahora. Los pacientes siempre me tendrán”.\
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