Una lámpara, un quinqué, un rostro pensante, la justificada silueta de un torso femenino que recuerda fechas, el árbol bajo el que cobijarse y un pez que solo habita en la imaginación de sus creadores, fueron algunos de los regalos de la más reciente edición de Embotellarte, Salón Provincial de Artesanía Artística, al que año tras año convoca la Casa Sede de la ACAA en Cárdenas.
Vuelven a obviarse limitaciones y crisis, y a prevalecer el empeño de los que aman el arte. Vidrio, plástico, alambres, pieles, hilos, maderas, metales… se forman y deforman con ingenio para construir piezas que trascienden por sus mensajes más que por su molde forzosamente vinculado a una botella.
Cada marzo, el reto está en alejarse de estereotipos y repeticiones para desandar los caminos del diseño creativo, innovador, que logra verdaderas obras de arte como regalo a una ciudad que celebra junto al Salón un nuevo aniversario.
Bien sabe de esas artimañas Frank Cobo, que en cada entrega sorprende con un proyecto superior al anterior. Con su Nueva cepa sobresalió entre las 76 piezas presentadas.
Agasajado también por el Fondo de Bienes Culturales, el artesano artista, un maestro también del lente con una sólida trayectoria avalada en citas internacionales, ahora repite el primer premio alcanzado en Embotellarte 2023.
La instalación, que recuerda los tiempos difíciles de pandemia y confinamiento, se llevó las palmas del jurado, el cual tuvo al frente de su presidencia a Maribel Morell Rosales, metodóloga del Centro de Artes Visuales René Castillo, con estrecho vínculo con la institución patrocinadora y gran experiencia en este tipo de concursos.
Los Molinos rojos, de Josniel Manso, y los Reflejos, de Andrés Mario Torres, igualmente acapararon la atención de la crítica asistente a la Galería Olga Vallejo, siguiendo en peldaños a la obra triunfalista en esta ocasión.
Cinco menciones, una de ellas especial, y varios premios colaterales, conferidos por numerosas organizaciones e instituciones de la ciudad, confirman lo aseverado por los presentes de que el evento de 2024 superó con creces a otras convocatorias.
Concluyeron las premiaciones y otra vez inicia la cuenta regresiva, la cita pactada para dentro de 365 días, la imaginación a tomar sus riendas y el arte a inventarse estrategias para diversificarse y colarse por las ramas de la estética y el buen gusto. La arena comienza a caer y las ideas ya florecen. En la mente de quienes crean no queda espacio para el blackout. Hay botellas que moldear y miradas que sorprender. Embotellarte 2025 ya se avecina.
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