Amelia tiene que seguir soñando mariposas

Este domingo 6 de enero, en el marco de la Jornada Villanueva, Día del Teatro Cubano, se presentó en el Sauto el espectáculo Amelia sueña mariposas del grupo Teatro La Proa, precisamente en el Día de Reyes, un lindo regalo para los niños que lo disfrutaron.

La puesta habla de la imaginación, la belleza y la libertad, esa que está en nuestras cabezas y se concreta en actos que otros impiden. En el caso de Amelia, la niña protagonista, se ejemplifica en el acto de pintar un mundo renovado, un universo en el que se mueven los anhelos, el deseo de ofrecer a otros bienestar y amor, y donde siempre aparece el poder destructor de un legislador: la hecatombe, el caos que aplasta y humilla, destruye.

Fotos: Adversy Alonso

Amelia propone un universo de signos, de referentes que nos llevan a múltiples lecturas, que el público asume según sus perspectivas, las metáforas de un poema dramático, que reinventa realidades de espacios y relaciones humanas y sociales, atrofiados por la ambición, la egolatría, la esterilidad, la necesidad de los tiranos de crear un mundo ajustado a su manera para imponerlo a los  otros.

 

Fotos: Adversy Alonso

Por suerte, el público —lo digo por algunos que estaban cerca de mi palco, niños y adultos, respondiendo a un texto del personaje del legislador— no quieren definitivamente un mundo así, sino uno donde abunden el bienestar, la bondad y la belleza. 

Fotos: Adversy Alonso

Teatro La Proa es un grupo admirable, que mezcla generaciones de actores, con una sala reinventada por ellos mismos; un grupo que tiene el espíritu  marinero, el de la colectividad en alta mar, la de enfrentar los azotes de las olas y otros peligros del océano y vencer, fundiendo pedagogía, creatividad, superación constante e incesante trabajo. Sus resultados son prueba de esos  retos y triunfos. 

Fotos: Adversy Alonso

Amelia… es una puesta hermosa que potencia un espacio transformado, en función de un espacio dramático que se mueve entre lo subjetivo y lo objetivo de la realidad; la sugestión de la creación de Amelia para crear bellezas, que vuelan y renacen, sus artimañas para vencer a los censores, el legislador y sus cómplices, la masa, que como un tornado, lo sigue, asumiendo el rol de los destructores de la imaginación y la libertad al tiempo que la realidad contrasta con la capacidad de volar, reinventarse, expresarse desde lo individual y, a la vez, en función de los otros. 

Fotos: Adversy Alonso

Mezclando técnicas titiriteras y un uso eficaz, dramático, poético de las tecnología, los actores titiriteros, con precisión y rigor técnico, con un adecuado uso de la voz, tanto en la concreción de  los personajes, como en los diferentes momentos en que cantan, nos sumergen en el universo de Amelia (que es el de la imaginación), y en el conflicto que nos propone el texto de Erduyn Maza Morgado, Premio Silvestre de Balboa, que en el 2024 será publicado por Ediciones Matanzas, y la puesta del mismo autor y Arneldy Cejas Herrera. 

Fotos: Adversy Alonso

De alguna manera, Amelia sueña mariposas resume la experiencia de ambos en consolidar una poética de Teatro La Proa. En esta puesta en particular hay sutiles guiños que rinden homenaje a instantes de esa historia. 

Las funciones en Matanzas también fueron un reencuentro con su herencia titiritera, con los espacios simbólicos de la memoria (Teatro Sauto, Teatro Papalote Cuba, Teatro de Las Estaciones) y su formación, que han sedimentado a Teatro La Proa. 

Esta puesta es una defensa a la belleza y la libertad de los seres humanos; una defensa a que Amelia siga pintando sus sueños.

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Sobre el autor: Ulises Rodríguez Febles

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