Uno de los objetivos que se planteó Yoilén Sánchez Cárdenas cuando asumió la dirección de la agrupación circense yumurina fue aumentar en todo lo posible sus espacios de presentación dentro de la ciudad, no solo en estrenos, aniversarios y funciones, sino para cultivar un público verdaderamente conocedor y amante del arte de las pistas.
Hace un año, el 14 de diciembre de 2022, nació La Rueda, heredera del Circo Atenas, la Compañía de Variedades Circenses Espectro y Circo América, y defensora de una tradición que, como su nombre apunta, no ha cesado de girar.
“Somos el mismo grupo porque defendemos iguales conceptos —asegura Sánchez Cárdenas—, tenemos integrantes como Roberto González, El Charro, que comenzó en el Atenas y se mantiene activo en el repertorio actual y otros que vienen del América.
“Nos renombramos como La Rueda porque es uno de los inventos más antiguos que se siguen usando en el presente. El circo se movió siempre sobre ruedas, primero en carretas tiradas por caballos, luego en ferrocarril, a su paso dejaba huellas en el barro de los caminos”.
Para el joven artista los últimos 12 meses han sido un reto y, a la vez, un tiempo muy productivo. La agrupación logró concretar dos estrenos, Qué Bolá y Reír es fácil y, aunque reconoce que aún demandan más trabajo de producción para aumentar su calidad, tuvieron muy buena acogida.
“Contamos con un espacio habitual en el cine Teatro Velasco, los primeros fines de semana de cada mes, y la peña En un dos por tres, que es un vínculo con Teatro El Mirón Cubano y la hacemos en el patio de la Sala Milanés, ellos con su arte callejero y nosotros con las variedades circenses.
“Además, tenemos La Rueda en La Rueda, que se realiza en ese parque de la calle Medio. Es un tipo de presentación alternativa, fuera de lo convencional, no está pensada para un público fijo sino para la gente que pasa y se queda conectada con lo que ven: acrobacia, malabares, payasos”.
La agrupación se ha propuesto convertir la fecha de su primer aniversario en una gran fiesta en el escenario del Teatro Sauto, con invitados como Papalote, Estaciones, Danza Espiral, entre otros.
“Cada uno va a aportar su granito de arena, no vamos a manejar solamente los códigos a los que estamos acostumbrados en una propuesta de variedades, sino que tendrá una dramaturgia hilvanada por travesía imaginaria que va desde lo que fue el circo en Matanzas y la visión de otros tiempos, hasta lo que es ahora.
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“Se va a reconocer el aporte de figuras con una trayectoria importante. Esperamos que esté con nosotros uno de los de grandes nombres del Atenas, el acróbata Tomás Araújo, y quizá nos dé una sorpresa. También otro artista circense que descubrí en Jagüey Grande, Félix Oliva Casaño, quien tiene 65 años y hace un número muy tradicional: floreo con soga”.
Foto: Raúl Navarro González
Aunque La Rueda tiene muchísimos motivos para celebrar tampoco le faltan desafíos: la falta de equipamiento adecuado, de herramientas para la preparación física o de una sede propia, pues actualmente comparten el Cine Micha con otro grupo y esto acorta sus tiempos de ensayo.
“Ahora mismo tenemos limitaciones tan básicas como la carencia de colchones. Es un gran riesgo cuando se hace un elemento acrobático en el piso, ni siquiera en la altura, el artista puede golpearse e incluso terminar con una lesión.
“El tema de la sede también es complicado porque para nuestra especialidad el entrenamiento debe ser frecuente, no podemos perder ni un día. Se habló en algún momento del cine Arcoíris, en El Naranjal, pero nuestro público viene de todos los rincones de la ciudad y creo que necesitamos algo más céntrico para que funcione”.
También deben lidiar con la inestabilidad de su elenco, ya que el circo cubano goza de gran prestigio y son frecuentes los contratos fuera del país y las participaciones en festivales internacionales.
“Eso obstaculiza un poco el trabajo, porque se crea un espectáculo y, de momento, los protagonistas salen de viaje, hay que estar en constante cambio. La manera de resolverlo es garantizar el relevo. Este año comenzamos a dar un taller para niños durante las vacaciones, siempre hablando en el idioma circense, cosas muy básicas pero que a ellos les despierta un gran interés.
“También asesoramos a los aspirantes que van a presentarse a la prueba de aptitud de la Escuela Nacional de Circo. Actualmente tenemos cinco estudiantes que se preparan con nuestros acróbatas.
“Lo que nos salva es tener un buen equipo de trabajo, más que un equipo, una familia, que ayuda a sortear esos muros que se avecinan para seguir rodando. Nunca hemos obtenido nada fácil, pero con el apoyo de la misma compañía y de las instituciones, no existe problema sin solución”.