Si le pidieran definirse, María Laura diría que es matancera y una mujer feliz. El recorrido por los estantes de la biblioteca Gener y Del Monte, el Teatro Sauto y los estudios de grabación de TV Yumurí la convencieron de que el arte, y sobre todo convertirse en artista, era lo que quería en su vida.
“Durante una de las jornadas de grabación del programa Barquito de papel, Fara Madrigal me sugirió estudiar dramaturgia en el Instituto Superior de Arte (Isa), pero no actuación, pues estaba convencida de que me subiría al escenario y la carrera de Dramaturgia me aportaría la teoría que necesitaba.
“Arribar al Isa fue una experiencia maravillosa. En aquel momento lo comparaba con entrar a Hogwarts, y yo era Harry Potter. Me emocionaban los estudiantes bailando por los pasillos, escuchar las trompetas, los actores ensayando sus textos, etcétera. Era el lugar donde siempre quise estudiar. De allí me quedo con las mejores y peores experiencias, con los momentos sublimes y con los más tristes, pero sobre todo con esas historias que confirman que definitivamente la universidad es una de las etapas más hermosas de la vida”.
MATANZAS Y EL TEATRO
“Una vez graduada retorno a Matanzas y al Teatro de Las Estaciones, pues desde que cursaba el segundo año de la carrera Yerandi Bazar me presentó a Rubén Darío quien me abrió las puertas de su teatro para calmar mis ansias de conocer cómo era la vida interna de una compañía, sus misterios, sus rutinas.
“Es así que a finales del 2008, cuando Rubén comienza el montaje de Una niña con alas, me incluye en la nómina de actrices. Desde ese instante hasta hoy formo parte de Las Estaciones, un sitio del que no pienso irme nunca.
“Con El Portazo ocurrió algo singular. En el 2013 Pedro Franco me convoca a participar en Semen, una obra de Yunior García. Al principio me causó temor porque no había realizado teatro dramático antes. Sin embargo, me enamoré de esa María Laura y de lo que experimentaba en el escenario.
“Al grupo dramático de Radio 26 pertenezco desde hace cuatro años, aunque no comencé como actriz. Wiliams Quintana me propuso escribir un programa para niños y acepté, porque la radio siempre me ha parecido un medio interesante. Recuerdo que de pequeña se acercaban los locutores para comentarme que les agradaba mi voz, y yo me veía en mis sueños como la Edith Massola de la radio.
“Pero cuando llegué al dramático me conmovió el trabajo de los actores tras el micrófono, por lo complejo que resulta poner toda la caracterización a un personaje solamente a partir de la voz. Allí crecí profesionalmente gracias al apoyo de Fara Madrigal, Magaly Bernal, Bárbara Tápanes, Marianela Pino y del propio Wiliams.
“Los directores afirman que el actor debe tener ángel y demonio, y que lo ideal es saberlos mezclar para enriquecer la puesta en escena. Trabajar en Las Estaciones, en la radio y en El Portazo ha alimentado esos ángeles, esos demonios, y todos los personajes que habitan dentro de María Laura”.
PREMIOS AL CARISMA Y LA ACTUACIÓN
“Todo premio es importante en tanto reconocen tu labor como actriz. El público solo disfruta de una parte del proceso, pero tras él se mueven etapas de enfermedad, de agotamiento, de problemas de producción, y los premios constituyen esa palanca que te impulsa a seguir.
“Para mí fue importante recibir el Premio de Actuación Adolfo Llauradó gracias a mi protagónico en Alicia en busca del conejo blanco con Teatro de Las Estaciones. Rubén siempre nos habla de la importancia de esperar el momento oportuno y de no desesperarnos por lograr el papel principal en una obra. Cuando llegó Alicia… comprendí que tenían que pasar esos cuatro años de mi vida para que Rubén tuviera la certeza de que era yo la adecuada para defender al personaje en ese espectáculo.
“Recibir un Caricato era un sueño que ansiaba cumplir, y me alegró el doble porque lo obtuve con un personaje para niños. Ese premio vino a reconocer a todos aquellos actores y actrices de mi generación que han visto minimizado su trabajo por los prejuicios que existen alrededor del trabajo con títeres.
“Además me enorgullece la mención en el Calendario, gracias a una noveleta que escribí para niños durante la etapa de cuarentena”.
MARÍA LAURA Y PELUSÍN
“Pelusín del Monte es uno de los personajes más queridos dentro del Teatro de Las Estaciones. Rubén y Senén han hecho una labor impresionante rescatando la imagen de nuestro títere nacional. Conozco a Pelusín desde la infancia, a través de la literatura. Pero mi acercamiento contundente fue justamente en la cuarentena, con el Minuto de Pelusín del Monte, proyecto que se le ocurrió a Rubén.
“En casa tengo un Pelusín, desde allí grababa los materiales; y gracias a la aceptación que tuvo comienzo a animar a Pelusín de manera reiterada.
“A este títere le debo las herramientas para comunicarme con los infantes del público y comprender que en cada uno de nosotros existe un niño.
“Precisamente es Pelusín, junto con Alicia, uno de los personajes que me ha cambiado la vida. Pero tendría que mencionar un tercero: la madre de Pablito, en el espectáculo Retrato de un niño llamado Pablo, porque me hizo mirarme como actriz, como creadora, como intelectual, y porque me enseñó que cada minuto que le dedicamos a un personaje es importante y que cada minuto que perdemos con él es irrecuperable”.
MARÍA LAURA Y LA DIRECCIÓN
“Justo en septiembre debo estrenarme como directora de una obra de mi autoría: I want, un texto que escribí hace unos años por encargo. Es un trabajo de teatro de títeres y teatro de objetos. Estoy ansiosa, en el buen sentido, con este producto y con lo que estamos logrando”.
MARÍA LAURA
“Mis amigos me dicen la repayasona. Me gusta reír y provocar risa en las personas. Soy sumamente sensible. Prefiero los momentos de soledad para leer y escribir. Soy muy familiar, sobre todo después de la pandemia.
“En mi vida ningún trauma ha podido convertirse en un obstáculo. Creo en el amor por encima de todas las cosas, porque lo considero el hilo conductor de las relaciones personales, de las relaciones sociales, y porque lo que se hace con amor funciona y florece. María Laura en su vida personal es esa que protege el amor por encima de todo y siempre intenta que la risa sea como una medicina que nos ayude a seguir respirando”.