A solo semanas de haber comenzado el nuevo curso escolar en condiciones de la nueva normalidad, Margarita María Jorge Barranco, doctora en Ciencias Pedagógicas y profesora de la Esbu Francisco Abreu, enclavada en el consejo popular de Jaime López, cumple 43 años de experiencia profesional. La maestra con sus 66 años de edad, ya retirada, sigue ejerciendo el magisterio como miembro destacado del claustro que labora en la Enseñanza Media, del municipio de Jovellanos. Orgullosa, al respecto de su función, concede las siguientes declaraciones.
—¿Cuáles son sus motivaciones para encaminarse hacia la pedagogía?
—Cuando cursaba noveno grado, comienza a funcionar la primera escuela en el campo del país, con el nombre de Primer Congreso, en el municipio de Jagüey Grande. Me inscribí en su primera nómina de educandos; fue una de las mejores épocas de mi vida. Pude tener la oportunidad de presenciar varias ocasiones en las que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz la visitó. En especial, me marcó la charla que tuve personalmente con él durante una clase de botánica; anécdota que sembró en mí la semilla por la vocación hacia el magisterio.
“Un año después, el Ministerio de Educación convoca a los interesados a formarse como educadores, ante la urgente necesidad de profesionales del gremio que tenía el país. Recordando la vivencia anterior, me decidí por la especialidad de Biología. Me incorporé así al contingente de maestros Manuel Ascunce Domenech, en 1979, y con el pasar del tiempo fui superándome, hasta que en la actualidad ostento el título de Doctorado”.
—¿De su larga experiencia laboral, qué es lo que más le satisface?
—Bueno, lo que más me llega son los momentos de reencuentro con mis antiguos estudiantes. Verlos convertidos en profesionales y saber que al menos yo aporté un ápice de conocimiento en su formación. Me agradecen todos esos momentos y aún mantengo contacto con algunos de ellos, gracias a las redes sociales.
—¿Cómo asumió estos dos años de pandemia y el curso escolar detenido, desde su condición de educadora?
—Recurrimos a la modalidad de curso a distancia con los estudiantes observando las teleclases, enviándoles diferentes ejercicios y dándoles respuesta a las dudas que surgían. Todo esto mediante los propios recursos tecnológicos con los que contaban los alumnos; aunque algunos no los tenían.
“Mis compañeros y yo tuvimos que hacer un esfuerzo adicional para darles una atención personalizada, íbamos a sus casas o les hacíamos llegar los trabajos con ayuda de sus familiares. Otros, por situaciones personales, tuvieron que asumir responsabilidades, lo que conllevó su desvinculación parcial o total de los estudios. Cabe destacar el papel de la comunidad y el delegado para con estos casos.
“En adición a mi labor profesional realicé la tarea de pesquisadora. Durante los momentos más tensos de la provincia creamos, junto a varios representantes de las instituciones en el territorio, un equipo de vigilancia, para asegurarnos de que la localidad no mostrara incidencias de la enfermedad. Adoptamos todas las medidas que orientó la dirección del país y otras que validamos, gracias al análisis de nuestra situación particular”.
—En el presente curso lectivo, en la nueva normalidad, ¿qué retos afrontan los profesores y cuáles enseñanzas les dejó la covid-19 para combatirla?
—Los retos son muchos, aunque estemos en la nueva normalidad con cierta estabilidad y control de la enfermedad, no debemos bajar la guardia. El virus sigue ahí, no podemos predecir cuál será su próxima evolución, por lo que debemos estar conscientes y actuar con la debida responsabilidad.
“También se encuentra el retraso de los alumnos, muchos han perdido el interés en el estudio y hasta lo dejaron. Nos toca a nosotros los profesores asumir el compromiso de formarlos en actores responsables de la sociedad. Algo que lleva sacrificio, pero con una esmerada dedicación podremos recuperar los resultados previos a la pandemia.
“Las lecciones aprendidas también son cuantiosas. Fortaleció nuestro sistema educacional en perspectiva de una crisis como la presente, aunque pienso que no debamos enfrentar otra epidemia como la actual, nunca se sabe. En definitiva, el cubano se crece ante la adversidad, sino mira nuestra heroica resistencia contra el bloqueo económico norteamericano.
“Además aprendimos a usar las nuevas herramientas tecnológicas. Las redes sociales e Internet forman todo un espectro de oportunidades para agilizar los procesos lectivos. Traen muchas ventajas y beneficios para la educación. Claro está, tampoco podemos depender totalmente de ellas, pues, si bien nos posibilitan comodidades, no se encuentran exentas de muchas inconveniencias”.
—En su condición de jubilada sigue laborando, ¿por qué?
—Nunca se es demasiado viejo para hacer lo que te gusta. Es algo que nace en mí y no puedo apartarme de la escuela, el bullicio de las clases o mis preciados hijos. Sí, eso es lo que son para mí los estudiantes: hijos que, aunque algunas veces son desmedidos, no dejan de llenarme de alegrías la existencia. ¡Qué más te digo! Vivo y me siento realizada con el borrador en la mano. (Por: Yannier Delgado Díaz)