Marlon y David necesitaban encontrarse. Mucho antes de conocerse sus almas eran afines. Por eso bastó ese encuentro casual en una red social de Internet para entablar amistad. Luego vino la conversación inicial mediante un chat. Si bien al principio todo transcurrió con cierta timidez, con ese tanteo de preguntas del tipo “¿a qué te dedicas?” o “¿qué lugares visitas?”, la madrugada les sorprendería hablando de temas más profundos, como un futuro compartido. Pactaban así esa primera cita que se concretó seis meses después.
David llegó antes a la terminal de ómnibus con la zozobra de enfrentarse a lo desconocido. Conocía a Marlon por fotos, por lo que respiró con tranquilidad cuando le vio apearse del ómnibus, produciéndole una agradable impresión. La distancia geográfica se fue haciendo cada vez más pequeña, hasta que decidieron entablar una relación estable.
Solo había un problema. Hacía 20 años Marlon había recibido la peor noticia de su vida. Por una traición se contagió de VIH. Fueron meses de dolor e incertidumbre. Apenas salía de casa. El estigma que pesaba sobre la enfermedad le provocaba una gran angustia.
“Sentía que me señalarían siempre con el dedo, el rechazo puede ser el peor de los padecimientos. Algunas personas te juzgan y se construyen una opinión negativa de ti sin conocerte, creen que lo adquieres por llevar una vida promiscua”.
Esa idea le martillaba. ¿Sería blanco del rechazo, la ira y el desprecio de alguien a quien empezaba a amar con fuerzas? No lograba hilvanar las ideas, un nudo en la garganta le impedía pronunciar las palabras, el llanto anulaba la comunicación. Por suerte para él, David conocía de los adelantos de la ciencia sobre el tema y el trabajo de las organizaciones de Salud de Cuba para proveer mayor calidad de vida a las personas que viven con VIH.
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Estudios recientes, dados a conocer por una publicación de ONUSIDA, reafirman que una persona portadora del VIH con una carga viral indetectable no transmite la enfermedad mediante intercambio sexual.
La evidencia científica demuestra que toda persona seropositiva que siga estrictamente el tratamiento antirretroviral tendrá con el tiempo una carga viral no detectable, lo que evitará que infecte a su pareja sexual, aunque no utilice preservativo. Se considera que una carga viral no se detecta cuando el número de partículas con VIH en un milímetro de sangre se encuentra por debajo de 50.
En el sector científico la noticia trascendió bajo el acrónimo I=I, lo que significa Indetectable=Intransmisible, y asegura, mediante certeros estudios clínicos, que una persona cuya carga viral es indetectable no transmite el VIH.
Varias investigaciones llevadas a cabo por importantes instituciones y publicadas en revistas como Science Daily, corroboraron resultados tras años de pruebas en parejas serodiscordantes, al obtener como resultado el mismo dato: cero transmisiones. Como parejas serodiscordantes se definen a las que solo uno de los miembros es portador del virus.
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Para lograr una mayor protección de estas relaciones desde el 2019 en Cuba se introdujo la Profilaxis Prexposición (PrEP), como parte de un proyecto técnico que cuenta con el apoyo técnico y financiero de las Organización Mundial de la Salud, unido a la contribución del PNUD y la Organización Mundial de lucha contra el sida.
Dicho proyecto piloto inició en Cárdenas y Matanzas. Según refiere el doctor Sadiel Prieto, médico responsable del servicio de PrEP en el municipio cabecera, “este tratamiento consiste en un método preventivo adicional, a partir de un medicamento contra el virus del VIH antes de exponerse al contagio, y que debe combinarse con otros métodos como los condones y lubricantes.
“Con la PrEP, los individuos que no portan la enfermedad, pero que tienen un alto riesgo de infección, y las parejas serodiscordantes pueden sostener relaciones sexuales con una reducción significativa de las posibilidades de contagio”.
Marlon y David hablan del doctor Sadiel con gran simpatía. Ven en él un aliado incondicional y de quien reciben una atención especializada y sin costo alguno. Surge así una amistad, unida al trato profesional.
En un reportaje reciente publicado en el portal digital del PNUD en Cuba, se revelaba que, al cierre del 2021, la nación contaba con cinco servicios de PrEP funcionando: dos habilitados desde el 2019 en los municipios Cárdenas y Matanzas, y otros tres en La Habana, con la intención de abrir nuevos servicios hasta llegar a un total de ocho al final de 2023.
Estas políticas trazadas por el Sistema de Salud cubano han permitido que jóvenes como Marlon y David logren alcanzar la plenitud en su vida personal. “Antes, al contagiarte te sentías una especie de apestado social, los estigmas prevalecían al inicio de conocerse la enfermedad. Las personas pensaban que se transmitía hasta por la saliva o el simple contacto físico. Mas, la ciencia avanzó y se demostró que portadores con carga viral indetectable tienen más del 90 % de posibilidad de no transmitirla”, reflexiona Marlon.
“Esto no quiere decir que puedes andar por ahí irresponsablemente, porque no es un 100 %. Debes ser responsable en todo momento, estar consciente de tu situación, debe primar en ti el cuidado y seriedad en cada aspecto de tu vida.
“Por suerte aprecio cierto cambio positivo en la percepción que se tiene hacia los seropositivos. Gracias a las campañas y a la educación respecto a este tema, el VIH se asume como cualquier otro padecimiento de salud. Aunque siempre existirán personas con prejuicios, serán cada vez menos.
“Hemos ganado confianza con los resultados de estos estudios, porque impiden que contagies a quien amas. Te da seguridad, podemos amarnos sin riesgo”. Y aunque la frase la pronunció Marlon, puede adjudicarse a cualquiera de los dos entrevistados, quienes pidieron mantener sus nombres en el anonimato, porque lo importante es la historia que comparten.
Gracias a la ciencia y al trabajo y entrega de tantos especialistas que les apoyan, ambos jóvenes ven cómo sus proyectos de vida se concretan, hasta convertirse en dos profesionales con una trayectoria admirable, que logran complementarse en la intimidad desde ese sentimiento sagrado que es el amor, el cual pueden disfrutar sin sobresaltos.