
Trabajador social, construyendo un futuro mejor
A Carlos Mario Muñoz Alfonso la covid le cambió la vida como a tantos otros. Enfermos, muertes, confinamientos, le arrebataron la estabilidad al mundo, y de la noche a la mañana las más elementales rutinas diarias se transformaron en caos, miedos e incertidumbre.
Por ese entonces muchos quedaron sin empleos debido al cierre de manera indefinida de aeropuertos e instalaciones hoteleras y tuvieron que reubicarse donde más se les necesitaba, incluso en aquellas temidas zonas rojas donde se luchaba por la supervivencia. Fue en aquellos días grises que el matancero encontró un nuevo sentido a su existencia e inició su andar como trabajador social…
“Me desempeñaba como trabajador del Turismo y con el cierre de algunos servicios me incorporo a esta actividad, donde comencé ante la necesidad de generar ingresos y luego me enamoré de la labor, por lo que no regresé al Turismo luego de la reapertura”, rememora.
Dicen que para ser trabajador social resulta vital creer que una sociedad mejor puede ser posible. Pensando justamente en cuánto bien le harían al pueblo, a las comunidades más aisladas, a los más necesitados de bienes y afectos, el Comandante en Jefe, Fidel Castro, creó hace 25 años el programa de trabajadores sociales, y luego, las escuelas donde formó a ese ejército que catalogó como médicos del alma.
“Por encima de todo el trabajador social debe ser empático y cada problema que encuentre debe hacerlo suyo, así buscará la mejor solución posible. Debe crear una gran confianza con la población y lograr que lo vean como un integrante más de la familia. No puede dejar de superarse cotidianamente en el conocimiento de todo lo legislado sobre el quehacer que desempeña”, insiste Carlos Mario, quien asegura que la mayor alegría radica en el agradecimiento demostrado por las personas.

“No solo cuando reciben algún bien que se les ofrece, la satisfacción está en sentirte útil, alguien con quien pueden contar de modo incondicional, presto a escuchar y participar en cualquier solución posible ante cualquier problemática dentro del núcleo familiar.
“El principal objetivo consiste en identificar a las personas, núcleos o familias en situación de vulnerabilidad y darle solución a la misma, primero desde la comunidad con los factores del barrio.
“Todas las historias y los hechos marcan un poquito, pero lo que más gratificación me ha dado es ver a esos ancianitos que viven solos como se les ilumina el rostro con cada entrega de recursos, con un aumento de la prestación monetaria; notar la satisfacción con cada visita, cuando antes no contaban siquiera con quien conversar, aconsejar e incluso, regañar”, alega, mientras con detalle describe su anterior labor en el área de trabajo 18 del consejo popular Matanzas Este.
“Siempre nos quedan insatisfacciones, porque son muchísimos los problemas que posee la sociedad, y nos quedamos con un sabor amargo cuando no es imposible solventar esas necesidades”.
Como hermoso homenaje al líder indiscutible de la Revolución, y quien tanto creyó en la grandeza que encierra el trabajo social, el 13 de agosto de este 2025 abrió sus puertas en Matanzas el centro de protección Rivera San Juan, donde se atienden personas con conducta deambulante y cuya dirección asume Carlos Mario.

“La apertura del Centro de Protección Social fue un sueño hecho realidad para todos los trabajadores sociales porque, en primer lugar, no había necesidad de trasladar a esos pacientes hasta Jagüey Grande, donde las condiciones no eran propicias. En el centro existe la posibilidad de acogerlos cualquier día, sin necesidad de esperar un transporte, haciendo lo que se establece en el decreto”.
Con una capacidad para 50 pacientes – 42 con estancia permanente – y sede en la antigua unidad de alojamiento ubicada en el consejo popular Pueblo Nuevo, Rivera de San Juan cuenta con servicio de enfermería funcionando 24 horas, trabajadores sociales, médicos que realizan consultas de terreno en la institución, donde se clasifica a los pacientes y se deriva hacia otras instancias según sus necesidades y características personales.
“Todos los que han pasado por allí han podido observar las magníficas condiciones con que cuenta el centro. El mayor reto consiste en lograr que se mantenga y que todos los organismos implicados cumplan con el encargo social que les corresponde. Tratar, desde la vulnerabilidad que poseen, de hacerles la vida un poquito más placentera a quienes atraviesan las puertas del local.
“La mayor fortaleza de tener el centro habilitado en Matanzas radica en que saca de la vulnerabilidad a esas personas con conducta deambulantes, los cuales son caracterizados y trasladados a su lugar de origen, con la responsabilidad que tiene la familia, o a los centros pertinentes. Tienen comida, ropa, y un techo donde pernoctar. El objetivo final es intentar cambiar esa conducta e incluso lograr una reinserción a la sociedad”, enfatiza.
A 25 años del sueño de Fidel Castro, almas nobles como Carlos Mario corroboran cuan importantes son los trabajadores sociales para lograr una sociedad menos dividida, más humana, donde a los vulnerables se les tome verdaderamente en cuenta y con ellos se construya un futuro mejor.