
Bien supo de su capacidad Orson Welles, cuando con aquella adaptación de La guerra de los mundos”, en la que narraba una invasión alienígena, provocó un caos total. Dicen que quienes le escucharon salieron de casa y se pusieron a mirar al cielo, en busca de los seres que, desde otro planeta o galaxia, estaban de visita en la Tierra.
La radio, con su genialidad, había nacido muchos antes. Fue en su época dorada que llegó a Cuba, en los años 20 del pasado siglo, como novedad y orgullo de una Isla que a pesar de sus escasas dimensiones se situó entre las primeras regiones en gozar de tal privilegio.
Desde su creación, nadie ha dudado de la magistralidad del medio, de su poder de colarse dentro de las moradas aunque estén en los mismísimos confines del mundo; ya sea con una información sobre distribución de agua, reflexiones sobre responsabilidad parental, o en voces que se desdoblan en personajes para niños como parte de algún dramatizado infantil.
Así lo ha demostrado la nuestra, la que se escuchó por primera vez aquel 22 de agosto de 1922, y que arriba a su aniversario 103 con resiliencia y la evidente capacidad de transformarse junto con los tiempos, de ser compañera en los momentos más festivos y también en los más difíciles, de reinventarse para cada uno de sus públicos.
La radio del entretenimiento; de los rebeldes en la Sierra; la mano derecha de la Defensa Civil ante inminentes huracanes en los que urge la información oportuna e inmediata; por la que se narran los mejores partidos de béisbol; la que pone a tu alcance clasificados sobre ventas y permutas; la que anuncia cómo y cuándo será el regreso a las aulas.
Esa misma que en las noches puede endulzarte el oído con poemas musicalizados y acompañar el desvelo en madrugadas de insomnio; la que escuchan los niños y también los ancianos; la que con un solo sonido te vuelve cosmopolita; a la que las nuevas tecnologías no han logrado vencer.
La radio que ya está en internet, adueñándose de otros lenguajes y símbolos, pero igual de vital y empeñada en seguir cumpliendo con sus funciones y principios, ahora más renovada, más especial.
Algunos hemos crecido entre sus pasillos, cabinas y parilla de programas, desdoblados en locutores, directores de espacios, realizadores de sonido, guionistas, asesores, colaboradores…
Algunos hemos disfrutado del privilegio de ser radialistas, de producir revistas y noticieros, de crear, informar, sentir, soñar en ondas y frecuencias, y nos sentimos orgullosos de ser partícipe de esta aventura.
La radio es inmediatez, magia, música, conocimiento, dramatizados, ¡vida! Que la nuestra, la cubanísima, siga tan vital como en su 103 cumpleaños.
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