
El boxeo, para algunos, es deporte. Para otros, es defensa, orgullo, escape. En una esquina, los niños entrenan bajo la mirada firme del entrenador, repiten golpes, sueñan con medallas. En la otra, los jóvenes se baten en la calle, sin ring ni reglas, con el barrio como juez.
Este reportaje cruza los dos escenarios: la academia y la calle. Dos espacios, un mismo lenguaje. Porque en Cuba, el boxeo no solo se aprende. Se vive.








