Dariel de León: un joven de ciencia, innovación y pedagogía

A Dariel de León García lo podemos considerar como una persona exigente. Desde adolescente le fascinó el magisterio, por lo que al culminar el noveno grado decidió ingresar en un centro pedagógico. Su pasión se encontraba en las asignaturas de Matemática y Física. Sin embargo, el sueño se detuvo cuando comenzó el programa que preparaba a los docentes con conocimientos básicos de ciencias y de letras.

“Dicho programa era el de los maestros emergentes. No me interesaba impartir lo que se alejara de las ciencias, por lo que abandoné la pedagogía para intentar retomarla en el futuro.

“El preuniversitario me abrió las puertas y, apenas unos meses después, descubrí el libro ¿Qué voy a estudiar?, que mostraba la posibilidad de cursar carreras de perfil nuclear, que en el país se combinaba con la Ingeniería Termonuclear y Termoenergética.

“La palabra sacrificio pudiera perfectamente definir mi etapa como estudiante universitario. ¿Era una carrera compleja? Sí, pero no imposible; incluso participábamos en la vida cultural y deportiva. A pesar de que unos cuantos quedaron en el camino, un grupo nada despreciable logró culminar los estudios. 

“En 2011 egresé de la carrera de Ingeniería en Tecnologías Nuclear y Energéticas del Instituto Superior de Tecnología y Ciencias Aplicadas (InSTEC). Cuando llegó el momento de decidir la ubicación laboral, estaba consciente de que quería regresar a esta provincia. El Centro de Servicios Ambientales se convertiría en mi primer centro de trabajo; y cuando le pregunté al doctor Fidel Castro Díaz-Balart, quien me entregó mi título, ¿qué aportaría este lugar en mi formación profesional?, me respondió que era graduado de una universidad excelente y que me había formado para trabajar en una institución como esa, que encontrara mi lugar y que no lo perdiera nunca. Esas palabras me marcaron para la vida.

“Comienzo en Servicios Ambientales como reserva científica y me ocupo de proyectos de estudios de riesgo tecnológico, dirigido sobre todo a la prestación de servicios más que a la investigación. Además, viajé a México como integrante de un grupo de expertos que ejecutó un servicio de exportación; reconocimiento que consideré inmerecido, porque supuse que no había mostrado aún capacidad para enfrentarme al reto, aunque agradecí la confianza depositada.

“Cuando regreso a la Isla, me incorporo a la Delegación Provincial del Citma y, con apenas 26 años, me proponen ocupar el cargo de director de Ciencia, Tecnología e Innovación, desafío que cumplí hasta el 2019 cuando me traslado hacia la Empresa de Investigaciones, Proyectos e Ingeniería, que se convirtió en el objeto de estudio práctico de mi tesis doctoral y donde me mantengo hasta hoy”.

DARIEL Y EL PREMIO IBEROAMERICANO DE LA CALIDAD

El Premio Iberoamericano de la Calidad es un modelo de evaluación de la excelencia de las empresas y de las instituciones de la administración pública. Se encuentra adscrito a la Fundación Premio Iberoamericano de la Calidad y trabaja bajo la lógica de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno. Reconoce la excelencia de la gestión de las organizaciones en el contexto internacional, para contribuir a la visualización de la comunidad latinoamericana y que se incluya dentro de un entorno donde se pueden encontrar mejores proveedores, aliados y oportunidades de inversión.

“Que me seleccionaran como evaluador de dicho Premio fue una maravilla. Constituye una muestra de confianza en los profesionales cubanos, con una alta dosis de responsabilidad, compromiso ético y estudio”.

DARIEL Y EL MAGISTERIO

A pesar de los años alejado de su sueño de impartir clases, de León regresó a las aulas, esta vez como profesor en la Universidad de Matanzas. Transitó por varias categorías hasta convertirse en Profesor Auxiliar, y la meta se encuentra en alcanzar la condición de Profesor Titular.

DARIEL

“Me considero una persona sincera y actúo en consecuencia. Algunos me comentan que soy un hombre severo, y en ocasiones creo que sí. No tolero la traición. Me gusta socializar y mantener la armonía con mis amigos y mi familia.

“¿Reprocharle algo a la vida? Solo que me apartó muy pronto de mis abuelos, que incidieron en mi formación y no tuvieron la oportunidad de conocer a la persona en la que me convertí”.

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Sobre el autor: Arletis Arango Oña

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