Teatro El Portazo baila un Tango

Teatro El Portazo baila un Tango

Fotos: Raúl Navarro

Cuatro personajes, arquetipos de la sensualidad caribeña, se conectan a través de los delgados hilos del amor, el sexo y el deseo. “Hay lugares a los que no se viene a jugar” es el slogan de Tango Pateticus, estreno de Teatro el Portazo que descorre sus cortinas este jueves 19 de septiembre en su cuartel general del Café Teatro El Biscuit.

“Esta es una obra que escribí en el 2017 y que ganó Premio José Jacinto Milanés. Hasta ahora la había guardado y se me ocurrió que podía montarla con una visión —cuenta William Quintana, su director— en una nueva lectura, noté que estaba muy descontextualizada y llamé a María Laura Germán Aguiar, Roberto Viña e Iran Capote para que reescribieran algunas de las escenas, sobre el planteamiento inicial”.

El espectáculo, un musical al estilo de El Portazo, tiene una duración de una hora y 15 minutos. Cuenta con arreglos musicales de Lázaro Horta y Jorge Luis Montaña, coreografías de Luis Enrique Álvarez y Gelsys González, diseño de Edel Febles, vestuario de Luis Manuel Valdés, asesoría dramática del Premio Nacional de Teatro Carlos Díaz y de dirección a cargo de Arlettis González Cazorla y Daniel Triana.

Teatro El Portazo baila un Tango
Ensayos de la pieza que este fin de semana inicia su temporada de estreno.

“Estoy muy contento con el trabajo de mis actores: Náyade Morell, Laura Marín, Raúl Alvarez, Chaltdryan Panamá, porque en la coreografías han pasado de bailar el clásico son y la salsa a la danza contemporánea y el resultado es loable.

“Esta vez quisimos salirnos de lo más tradicional cubano e irnos al tango, que me parece una música muy pasional y sexual, cargada de historias complejas, de amor y desamor. La obra va justamente de eso, todo transcurre en una noche matancera donde cuatro personajes coinciden y se relacionan entre ellos de maneras insospechadas”.

En la opinión del actor y dramaturgo, para ver esta pieza hay que venir totalmente desprejuiciados porque tiene escenas fuertes de erotismo. La potencia expresiva de las melodías va marcando un crescendo dramático, la trama se hilvana a través de la sensualidad secreta que es parte de la esencia de esta ciudad y que también está en la estética del conjunto dramático yumurino.

Teatro El Portazo baila un Tango

“Dice un tango de Gardel que lo que mata es el volver y a mí me matará el partir” entona la letra de uno de los temas incluidos, donde se trasluce que parte de las inquietudes que han guiado propuestas anteriores de El Portazo también están presentes en esta ocasión.

“He intentado licuar toda clase de preocupaciones políticas, sociales, ese diálogo tan necesario para el teatro, e impregnarlo en estas historias nocturnas. La obra siente ese trasfondo pero tratado de manera diferente, menos explícita”.

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Sobre el autor: Giselle Bello Muñoz

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