La calma y sosiego que tanto distinguen al Hotel Club Tropical de Varadero se trastocaron ante la creciente expectativa de los huéspedes, que aguardaban ilusionados por un hecho trascendental: una exposición de motos clásicas en una de las áreas de la instalación.
Desde bien temprano, todo estaba dispuesto para el arribo de la numerosa comitiva que llegaría de un momento a otro con sus impresionantes equipos.
Osvaldo Betancourt Pérez, subdirector general del hotel, explica que es la segunda ocasión que realizan esta actividad y que cuenta con el beneplácito de los clientes.
“Se trata de un atractivo más del Club Tropical, surgido gracias al vínculo estrecho y de respeto entre nuestra instalación y el club de motoristas. Tenemos visitantes extranjeros que planifican su estadía para que coincida con la exhibición”.
Donald y Deborah Dey viajan desde Canadá cada año, sobre estas fechas, para disfrutar de un suceso que encierra un significado sentimental para ambos. Durante años, recorrieron su extenso país en moto y sienten una especie de predilección por la cultura de los moteros.
Tras la llegada de las motocicletas, intercambian con los integrantes del nutrido grupo para conocer más de sus motivaciones y experiencias. Maravillados, observan cómo, a pesar de las limitaciones, los conductores logran que sus equipos muestren excelentes condiciones de conservación y cuidado.
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Junto al matrimonio, permanecen en el hotel decenas de turistas canadienses que portan prendas con el símbolo de Harley Davidson y que también interactúan con los motoristas cubanos.
Hace algunos años ya el balneario de Varadero acoge el Festival Nacional de Harlistas Cubanos. Al certamen de carácter anual concurren, además, agrupaciones como la Asociación Latinoamericana de Motociclistas de Cuba y del Club de Motos Clásicas de Cárdenas.
En el transcurso de varios días, la amplia comunidad recorrerá distintos puntos del polo turístico, para realizar numerosas actividades que tienen a estos vehículos como centro de atención.
Además de la exhibición de sus equipos, realizan acciones que contribuyen a resaltar el cuidado del medio ambiente, con la recogida de basura en áreas de la playa. También entregan donaciones a personas vulnerables y se integran a los proyectos comunitarios de la zona.
En la pista del aeropuerto viejo de Varadero, se concentran el grueso de las actividades, como pruebas de habilidades y competencias.
Durante varias jornadas, desde la distancia se escuchará la potencia de las máquinas rugiendo por las principales avenidas del polo turístico. A ambos lados de la vía, los transeúntes detendrán el instante en sus celulares, maravillados por la presencia de decenas de motos.
Los miembros de estas asociaciones viajan desde diversas regiones del país para formar parte del gran convite.
José Chopper es un veterano de estas rodadas. Con gusto asiste al Hotel Club Tropical por la acogida de su colectivo y la admiración que despiertan los vehículos en los turistas.
Para él, ser motero es un estilo de vida. “Es algo hermoso cuando lo conoces; hacemos muchas actividades a lo largo del país, pero siempre buscamos un momento para llegarnos hasta esta instalación, donde siempre nos acogen con calidez”.
Como mujer motorista, la villaclareña Julia de la Caridad agradece cada nueva experiencia de estos encuentros a los que asiste desde hace 15 años.
“Desde que tengo uso de razón, me fascinan las motos. Al conocer de la existencia del club, me integré a él. Somos una familia que ama las aventuras sobre ruedas”.
Junto a los rostros más veteranos viajan también bisoños motoristas como señal de un estilo de vida y una pasión que resistirá sin dudas el paso del tiempo.
A lo largo de los años, el club ha crecido y hoy los padres viajan en compañía de sus hijos, transmitiendo a las nuevas generaciones el amor por una práctica que desde el hotel Club Tropical también establece un vínculo entre las naciones de Cuba y Canadá.