Ethiel inicia el concierto con su flauta, a la que luego se suma el resto de los músicos de la orquesta. Por cada esquina del Teatro Sauto comienza a vibrar ese ritmo único y auténtico, creado por su tatarabuelo Miguel Ramón Demetrio Failde y Pérez hace más de un siglo en la ciudad de Matanzas, en la casa de los Condes de Lunas, en el callejón de Gumá, entre San Gabriel y Capricho.
En uno de los palcos, una pareja de ancianos comienza a bailar con elegancia y dulzura. Uno de los focos del teatro deja caer su luz sobre ellos y los enamorados rejuvenecen, mientras sus movimientos se sincronizan con el ritmo que escuchan.
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La ciudad entera se mece lentamente al compás de la orquesta. El concierto finalmente terminó y el público dejó poco a poco el lugar, pero la música se quedó para hacerle compañía a aquella pareja de enamorados que, pese al paso ineludible del tiempo, seguiría bailando el Danzón.
Al conversar con Ethiel Fernández Failde, director y creador de la orquesta Miguel Failde, es fácil reconocer cuánta pasión le dedica a su arte y el amor que le profesa a su cultura, a su música y a su ciudad.
—¿Cómo ha sido vivir estos 10 años con la Orquesta Failde?
—Fundar la Orquesta Failde era un sueño que tuve desde muy temprano en mi vida, y que necesitaba cumplir tanto en lo personal como en lo profesional.
“Empecé como todo el que viene del sistema de enseñanza artística. Estudié flauta en la escuela vocacional de arte de Matanzas, la Alfonso Pérez Isaac. Luego pasé a nivel medio y más adelante ingresé en la Universidad de las Artes, conocida como el ISA, donde obtuve mi licenciatura en música con perfil en flauta, un instrumento al que amo muchísimo y al que le debo lo que soy. Con el Danzón comencé incluso antes, cuando tenía seis años de edad, gracias a mis profesores en la escuela primaria.
“Desde 2009 ya venía dándole vueltas al proyecto, pero nos profesionalizamos el 14 de abril del 2012, con un concierto que recuerdo con muchísimo cariño, en el Jardín de Pelusín del Monte, en la sede del Teatro de las Estaciones. Esa fue nuestra primera presentación y se dice fácil; pero te repito que desde 2009, con otro formato, cuando todavía éramos estudiantes y yo apenas tenía 18, ya habíamos empezado a construir lo que serían los cimientos de la Orquesta.
“Han pasado 10 años desde entonces, 10 años de crecimiento profesional que nos han valido cuatro discos y vamos camino al quinto; siempre bajo el sello de la Egrem, que es nuestra casa y que nos ha brindado la posibilidad de conocer otros escenarios, incluso en otros países.
“Estuvimos en el Kennedy Center en Washington, sin duda uno de los lugares más importantes en el que nos hemos presentado; tocamos en 17 estados de Canadá; en el Gran Teatro de Lima, en Perú; y hemos realizado varias giras por México.
“Pero no solo han sido los viajes, también están las experiencias de compartir con artistas de la talla de Omara Portuondo y Andy Montañez, trabajo gracias al cual cumplimos el sueño de traerlo a Matanzas y verlo presentarse en el Teatro Sauto.
“Te adelanto que en este nuevo álbum en el que trabajamos, que tendrá 11 canciones, se vienen nuevas colaboraciones con Silvio Rodríguez, con una versión de su Danzón para la espera, con el maestro Pancho Amat en el tres, con Alexander Abreu, y tendremos de invitada a Gaby Moreno, una cantante guatemalteca que muchos en Cuba la conocerán por su dúo con Ricardo Arjona en la canción Fuiste Tú.
“Por último, tenemos a alguien en la mira, una sorpresa que de seguro gustará bastante, pero que no se ha confirmado aún, así que lo dejo ahí, en suspenso. Este álbum es un festejo para celebrar estos 10 años con ritmos que van desde el Danzón hasta la timba, pasando por el bolero, la conga, la guaracha y todos esos géneros de la música cubana que nosotros tanto defendemos”.
—¿Tienes algún nombre pensado para el álbum?
—El título del disco es Orquesta Failde, 10 años caminando, precisamente por uno de los temas del álbum que estamos intentando posicionar, cuyo nombre es Sigue ese camino, el cual refleja todo el sacrificio y el esfuerzo de este grupo de jóvenes guajiros matanceros, empeñados en defender la música popular cubana.
“Un camino difícil, en el que uno de nuestros principales objetivos ha sido atraer a ese público joven y demostrarle que puede disfrutar nuestra música tradicional, y en parte pienso que lo hemos conseguido. Soy consciente de que la clave está en el amor con el que trabajamos.
“Una vez alguien me dijo que lo que más le gustaba de la Orquesta Failde era que nos reíamos mientras tocábamos, y esto me puso a pensar. La mayoría de los grupos que tocan música tradicional cubana mantienen una pose seria y casi nunca los ves sonriendo. No entiendo si es que piensan que esa es la proyección adecuada para hacer ese tipo de música, pero yo no puedo tocar sin mostrar que disfruto de lo que hago”.
—Háblame del Festival Failde in Memoriam y de lo que representa para la cultura matancera y cubana en general.
—Este evento, que llegó hasta su cuarta edición y que lamentablemente la covid-19 no nos permitió continuar, hay que rescatarlo con todas las de la ley. Comencé a diseñarlo cuando mi mamá estuvo enferma y necesité ocupar mi mente. Se hizo la primera edición en 2016 y fue una cosa inmensa, un encuentro entre generaciones de músicos, bailadores y hacedores del Danzón.
“Contamos con una presencia internacional bastante fuerte, con artistas y público mexicanos, estadounidenses y colombianos. Recuerdo que logramos traer en dos ocasiones a la orquesta mexicana Danzonera La Playa, que es como decir en Cuba la Orquesta Aragón.
“El evento tiene tres cosas esenciales, primero el encuentro de niños danzoneros, segundo la competencia de bailadores, y por último el concurso de composición; todos con carácter internacional. También tenemos un evento con muestras de Danzón mexicano, talleres teóricos y encuentros de orquestas. Todo con cobertura televisiva y radial nacional.
“El Festival Failde in Memoriam nos tiene que servir para hacer ver a Matanzas, al menos por esos días, como la capital mundial del Danzón, y aprovechar la cobertura para mostrar todo el talento local con que contamos. Siempre hemos apostado y seguiremos apostando por ello.
“Además, debemos proteger nuestra identidad, porque la única Casa del Danzón que existe en Cuba es la de Matanzas y eso es un símbolo que hay que preservar. A mí me dolió ver cómo en México se ponía un Danzón en los juegos panamericanos y nosotros, aquí en Cuba, no lo ponemos en casi nada y ese es nuestro baile nacional”.
—¿Qué significó para ti la nominación a la 21 entrega anual del Latin Grammy?
—Fue algo muy lindo. Para una banda tan joven estar nominada a un Latin Grammy es un símbolo, es muestra de que si amas y luchas por lo que haces la vida te llevará por los caminos correctos. La noticia fue un boom, un regalo que nos tomó a todos por sorpresa, una de esas experiencias únicas que te marcan para siempre.
“Pero a la vez nos subió el listón, porque después de la nominación yo siempre le he dicho a mis músicos que, si fuimos reconocidos de esa manera, tenemos que sonar como tal y eso nunca se nos puede olvidar. Imagínate tú que en nuestra categoría se presentaron 74 discos del mundo entero ese año, y nosotros quedamos entre los cinco nominados.
“Estos 10 años de trabajo valen todo el esfuerzo y el sacrificio que le hemos dedicado a nuestra música, por nuestra cultura, por nuestras tradiciones, por nuestro público que es al que nos debemos, por Matanzas y por el Danzón”.