Eternidad para la obra del constructor Calero

Eternidad para la obra del constructor Calero

Eduardo Calero Ramos partió hacia la eternidad. Tenía 86 años cuando esta madrugada su corazón se detuvo, para dejarnos sin el Héroe del Trabajo de la República de Cuba, para quitarnos, así, de golpe, al tunelero mayor de la provincia de Matanzas.

Fue principalmente como integrante de la brigada No. 3 de la ECOING 35 de Cuevas y Túneles, donde Calero Ramos fraguó una extensa y ejemplar trayectoria laboral, por la que se ganó la admiración de no pocas personas.

“En el Ejército aprendí la disciplina con la que entré al mundo del cemento y la arena, del pico y la pala”, repetía orgulloso, el hombre que llegó muy joven a Matanzas desde Minas de Jarahueca, Sancti Spíritus, y que hasta sus últimos días hablaba de su abuelo José Ignacio, veterano de la guerra del 95, aquel “viejito bravo” del que tanto aprendió.

Al triunfo de la Revolución, Calero ya había hecho nueve zafras azucareras co­mo machetero, aunque entonces, ya con 20 años, todavía era analfabeto. “Fue después con la Alfabe­tiza­ción que cogí unos graditos”, decía en tono de jocoso.

Condecorado con el Título Honorífico de Héroe en el 2014, Calero Ramos sostuvo que la lectura constante de los periódicos, ver la televisión y escuchar las noticias, son las mejores armas para combatir a los que intentan confundirnos. “Eso no va conmigo”.

Calero representó a Cuba en misiones internacionalistas en Angola, Iraq y Jamaica. Sin embargo, una vez me confesó que “la mejor misión la he cumplido en la Mayor de las Antillas, una tierra para la que siempre pidió más progreso.

Era un convencido de que la sociedad cubana mejorará si se le concede mayor importancia a la jornada laboral, “no incumplir el horario, aprovecharla al máximo y procurar que el trabajo sea lo más sagrado para vivir”, me dijo el 13 de agosto, la última vez que hablamos en un homenaje de los Héroes del Trabajo a Fidel Castro, en su cumpleaños.

Allí, mientras presumía de la belleza de su guayabera roja, y de lo bien que se sentía, defendió que solo habrá éxito en las transformaciones económicas cubanas si en “cada lugar se es laborioso y consagrado, la mejor mezcla para triunfar en cualquier actividad”.

Este 26 de septiembre el Sindicato de la Construcción perdió a uno de sus hombres símbolos. Se fue el que siempre aseguraba tener suficientes fuerzas para defender a su Patria de cualquier agresión. “Que nadie se equivoque, a Cuba se respeta”.

En el último adiós a Calero, lo acompañaron sus medallas, especialmente la dorada que simboliza el Título Honorífico de Héroe del Trabajo, la Bandera Cubana, flores, y el cariño de su familia, amigos, antiguos compañeros de labor, integrantes de la Central de Trabajadores de Cuba, y del Sindicato de la Construcción.

Un abrazo amigo. Que tu obra perdure siempre.

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Sobre el autor: Trabajadores

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