
Varias acciones se toman en la ciudad de Cárdenas para asegurar la continuidad de la inversión del nuevo acueducto en puntos críticos.
La presencia de excavadoras y otros equipos pesados desplazándose este año por varias zonas principales de la ciudad de Cárdenas recuerdan a los habitantes de este territorio la continuidad de una obra crucial, una que hurga en la tierra para garantizar el flujo de un recurso que todo lo define y que todos necesitan: el agua.
Desde hace años, los cardenenses ponen sus esperanzas en la ejecución de una macroinversión que incluye el nuevo acueducto, drenaje pluvial y alcantarillado. No es para menos, la contaminación de cuatro de sus fuentes de abasto debido a la intrusión salina, las aguas residuales albañales y los residuales industriales, exigía un cambio de sus redes hidráulicas.
Se trata de una inversión muy necesaria, que en sus inicios comenzó con financiamiento central y, después de aprobado un proyecto de colaboración con financiamiento externo, siguió su curso con un monto de 32 millones de dólares. Actualmente, se han beneficiado con el nuevo acueducto alrededor de 128 000 habitantes de los consejos populares Versalles, La Marina, Fundición, Pueblo Nuevo Norte, Pueblo Nuevo Sur y el reparto Fructuoso Rodríguez.
Si bien durante la pandemia de covid-19 se paralizó el avance de la obra, se han retomado varias acciones, tanto en el interior de la urbe como en sus inmediaciones, para concluir la primera etapa de la inversión; pasos que han sido discretos en comparación con el ritmo que se tenía anteriormente.
No obstante, la materialización de esta esperanza ha estado acompañada de la misma pesadilla que busca erradicar: la escasez de agua. El contexto actual, marcado por el déficit de energía en el país, el bombeo aún insuficiente, falta de recursos indispensables para continuar con la obra, dificulta el abastecimiento del líquido.
Muchos no entienden cómo después de la ejecución de esta obra en determinadas zonas de la ciudad y de recibir sus beneficios durante un tiempo, en los últimos meses tienen menos agua que antes en sus hogares. Mientras otros, que siguen conectados a las antiguas redes, también carecen con frecuencia del vital líquido.
Un equipo de periódico Girón recorrió las calles de esta urbe para conocer la situación actual del abasto de agua e indagó con la población y funcionarios sobre las principales causas y posibles soluciones a esta problemática.
REDES EN DESAFÍO
Cárdenas sigue siendo el municipio que crece más rápido, pese a las constantes migraciones reportadas en los últimos años. Según datos estimados por el Gobierno local, la población asciende a 146 000 habitantes, con más de 100 000 residentes en la ciudad. Este crecimiento, principalmente hacia el oeste, se debe en gran medida a su cercanía al polo turístico de Varadero.
Según explica Libán Abreu Ramírez, director de la inversión del nuevo acueducto, este proyecto rehabilitador de los sistemas de abasto de agua y saneamiento fue concebido en el año 2012, para responder a una población de 130 000 habitantes, ya hoy sobrepasa esa cifra de forma considerable.
La propia ruta de la inversión marca ese evidente aumento demográfico, pues ha llegado a zonas de notable crecimiento, sobre todo barrios en transformación, como La Verbena, perteneciente al Consejo Popular Pueblo Nuevo Norte y el reparto José Antonio Echeverría, conocido como la zona de desarrollo de Almest, en el Fructuoso Rodríguez.
Esto supone un gran desafío. Hoy, el crecimiento de las redes hidráulicas no va aparejado al de las estaciones de bombeo. A decir de Abreu Ramírez, al poner en explotación estas áreas, bajó la distribución del agua hacia otras; por ello, en lo que va de año, se ha trabajado en La Marina, una de las zonas rehabilitadas más críticas que llevaba meses con afectaciones, con el propósito de mejorar el caudal en las redes nuevas.
No hace mucho se efectuó el corte de la avenida Céspedes a la altura de la calle Industria. Este paso logra enlazar varias conductoras y colocar válvulas en la intercepción de las calles Industria con Coronel Verdugo. Allí se ejecutó el cierre de límite de circuito, donde se conectaron tubos de grandes diámetros a tubos de pequeño diámetro.
Aunque en general los cardenenses del área se muestran agradecidos, coinciden en que el flujo es inestable. Las cubetas y los tanques llenos amontonados en varios espacios de la casa parecen no tener sentido cuando el agua fluye de manera constante; sin embargo, se vuelven razonables, al ver que apenas llega al grifo de sus cocinas y baños.
Desde la calle Ruiz, entre Princesa y Aranguren, Juan Quintana Silvera asegura que estuvo alrededor de dos meses sin agua, y fue uno de los beneficiados con estas labores. “Ahora tenemos en la casa un chorro bastante fuerte, pero, si no hay luz, no podemos llenar el tanque. Entonces, cuando llega, todo el mundo arranca sus turbinas y nos quedamos secos”.
En un segundo piso vive Nancy Vento Sabater, quien debe almacenar el líquido a diario. “Si tenemos más horas de corriente consigues halar bien. Recuerdo un fin de semana en el que se pudo llenar el tanque y luego limpiar, pero ya se hace casi imposible, si ponen menos horas nos vamos en blanco”.
Al mismo tiempo, la vecina cuestiona cómo en varios lugares, incluso cercanos a ella, se notan conexiones botando agua, con tantas personas alrededor que carecen de ella.

Más adelante, en Fundición, Ivis Baluja Gordillo, presidenta de dicho Consejo Popular, afirma que este es un tema que preocupa a sus electores, quienes acuden a ella en busca de información y soluciones sobre la falta de este recurso y la aparición de salideros.
“En cualquier momento nos quedamos sin el hilito que tenemos. La tubería se ve a la legua en Industria y Concha; si pasa un camión o cualquier vehículo pesado por ese lado, corre el riesgo de partirse. Igual ocurre en Jénez y Obispo, se ha trabajado en varias ocasiones, pero el resultado no es duradero”.
Los habitantes de Pueblo Nuevo Sur también deben reinventarse. Esta área fue de las primeras en beneficiarse en los inicios de la ejecución de la obra. Sin embargo, paradójicamente, cuando se establece el bombeo ahora, son los últimos en abastecerse por la falta de presión y encontrase en una zona más alta.
LA RUTA DE UNA INVERSIÓN
Hasta el momento, de los 265 kilómetros de redes previstos, se han ejecutado 260 kilómetros, una conductora principal desde la calle Jénez hasta Pinillos con ramales y válvula para operar en diferentes puntos de la ciudad, y nueve estaciones de bombeo.
Cinco estaciones posibilitan hoy la distribución de 600 litros por segundo. Abreu Ramírez admite que la presión puede incrementarse de forma significativa si estuviesen todas en funcionamiento. Tal situación se dificulta por encontrarse pendiente la llegada y la instalación del banco de transformadores y un grupo de labores por parte de la Empresa Eléctrica.
La afectación electroenergética arrecia el problema del abasto. “La conductora que tiene 900 milímetros de diámetro y 12 kilómetros de longitud sale desde el poblado de José Smith Comas, donde se encuentran las estaciones. El bombeo en esta zona se prioriza, arranca a las dos de la mañana y cesa a las siete de la noche, horario en que está prevista la interrupción eléctrica.
“En ese tiempo, sigue circulando agua por la conductora hasta que se va vaciando. Después, cuando se retoma el bombeo, demora siete horas para que llegue el líquido a su destino, porque se trata de una tubería de grandes dimensiones”, detalla el especialista.
Un paso importante para aumentar el caudal de entrega diaria está en la construcción de una de las obras más grandes: el centro de distribución. Se diseñó para que las estaciones de bombeo tributen con el agua a dos tanques de una capacidad de 10 000 metros cúbicos. Incluye un edificio tecnológico que lleva siete equipos de bombeo de 200 litros por segundo, la casa de bomba y la casa de cloro gas.

“Ya se realizó el hormigonado del tercer anillo de uno de los tanques por parte de la Empresa Contratista General de Obras Arcos. Aún faltan dos anillos y la cubierta para su terminación. La falta de cemento en el país es la principal dificultad para concluir la obra en general, que presenta un notable atraso en su cronograma”, refiere el directivo.
De llegar a priorizarse la disponibilidad de este material, mostraría un adelanto significativo, teniendo en cuenta que hoy todos los equipos necesarios en el funcionamiento de estos depósitos se encuentran almacenados a la espera de que finalice la acometida.
“Una vez concluido el trabajo, no va a suceder igual que ahora, pues estamos suministrando directamente de las estaciones a la red de acueducto. Este centro de distribución permitirá el adecuado tratamiento del agua y el bombeo regulado y más eficiente hacia adentro de la ciudad.
“Al aumentar el bombeo, aumenta la presión, y llega el agua con más facilidad a las diferentes zonas. Una vez que se construyan los tanques, el sistema va a estar alimentándolos, en dependencia de la demanda de estos depósitos, de forma automática. Y en estos hay bombas de 200 litros cada una, en total: 1 400 litros por segundo”.
Asimismo, de los 12 kilómetros de canales de drenaje pluvial previstos, se construyeron 11 para evacuar las aguas pluviales, específicamente en el Consejo Popular La Marina, una de las zonas bajas más críticas, propensa a inundaciones. Precisa Abreu Ramírez que las labores restantes se encuentran limitadas también por la baja disponibilidad de cemento, a pesar de contar con el resto de los materiales y la fuerza de trabajo.
SOBREVIVIR LA SEQUÍA
En el reparto Fructuoso Rodríguez a cualquier hora del día es común ver el ajetreo de las personas con cubetas y tanquetas como arma de supervivencia. Ya sea en motorinas, bicicletas o, simplemente, a pie, los vecinos se trasladan hacia barrios cercanos, donde el líquido llega sin intermitencias y se abastecen de las conexiones en las calles.

Si bien hoy una gran parte de este reparto, sobre todo los edificios multifamiliares construidos en los últimos años, tiene agua gracias a la conexión con el acueducto nuevo; el área de los antiguos edificios ubicados al sur que se encuentra conectada a las antiguas redes permanece con 17 cisternas vacías, que no reciben ni una gota.
“Es una situación crítica, llevamos meses así —dice alarmado Jorge Luis Águila Torres, mientras llega al edificio 18, luego de pedalear en busca de un recurso vital—. Es que lo más importante en una casa es el agua. Somos tres en mi apartamento y no alcanza para todo lo necesario. Tenemos que limpiar y fregar la menor cantidad de veces con tal de ahorrar, la ropa sucia se encuentra abultada en un rincón.
“Muchos estamos cocinando con carbón en el balcón, porque con las afectaciones de la electricidad esa es la alternativa que nos queda, y después, ¡no tenemos ni cómo lavarnos las manos!”, agrega el cardenense, trabajador del sector petrolero.
Sentada en la sala, Ana Lourdes Martínez Saladrigas cuenta que años atrás nunca faltaba el agua, la cisterna siempre se llenaba porque es una zona baja, incluso, ocurría alguna rotura y apenas se enteraban. “Durante los apagones no se ponía la turbina porque no había corriente, aun así, caía en la cisterna”.
“Cuando se comenzaron a hacer los edificios nuevos, estos no tenían agua. Coincidió que se hizo un trabajo de una interconexión, en una famosa Y de los pozos de un lado y de otro, en la que estuvo Cárdenas dos o tres días sin agua; cuando ese trabajo terminó, aquella parte tenía y esta, no”.
“A partir de ese momento —relata Ana Lourdes—, hablamos con delegados de las circunscripciones y nadie supo explicar a ciencia cierta qué pasó. Fui al Gobierno, me recogieron la queja; vuelvo al Gobierno a los 15 días y la respuesta fue que me dirigiera a Recursos Hidráulicos”.
Jorge Luis fue en representación de los afectados a la entidad y allí recibió la explicación de los trabajos que se ejecutarían con el propósito de conectarlos al nuevo acueducto; sin embargo, circulaba la idea de que los planos del acueducto de ese reparto no se encontraban.
Según Juan Correoso Navarro, director de Acueducto y Alcantarillado Cárdenas Norte, el tema energético es el principal factor que incide en la escasez de este recurso, que se bombea desde antiguas estaciones como La Voluntad, 13 de Marzo, La Cueva y Almes, y que además fluye por medio de redes muy deterioradas con filtraciones.
“Cuando la conductora queda vacía, al restablecer el servicio se demora en llenar, y ya cuando el agua está llegando se vuelve a ir la corriente. Es un ciclo que se interrumpe de manera constante, afectando así, por ejemplo, esta parte del Fructuoso Rodríguez y el 13 de Marzo, que permanece durante largos horarios sin electricidad”.
En el caso de estos edificios creados en la década de los 90, recalca Correoso Navarro que no fueron construidos por Recursos Hidráulicos, sino por el Micons. “En estos momentos ha sido difícil intervenir, porque no sabes por dónde le entra el agua, como dicen los cubanos, y entonces decidimos en conjunto hacer una inyección para mejorar el abasto”.
La falta de pipas es hoy un problema de esta entidad que cuenta solo con una y debe apoyarse con las disponibles en otros organismos. Los vecinos coinciden en que solo dos pertenecientes al Petróleo han pasado por el barrio hasta la fecha.
Aunque se percibe la huella de la conductora a lo largo de las calles principales del reparto, Abreu Ramírez aclara que el acueducto nuevo todavía no ha entrado a la zona afectada. “Ya tenemos los proyectos, estamos haciendo la gestión de los recursos para ejecutar esa obra que venía por la calle Tenería y la esquina de la calle 34, donde se encuentra el punto de alimentación.

“Vamos a entrar con la conductora nueva nuestra que camina por la avenida 42. Este trabajo tomará varios días, y se encuentra paralizado por falta de combustible. A partir de esta conexión, podremos repartir el agua de una forma más equitativa”.
Mientras tanto, la presencia de pozos abiertos por los propios vecinos en áreas verdes y la transportación por parte de los bicitaxis de tanques de 100 litros por un costo de 500 pesos son alternativas que deben tomar algunos que no pueden realizar el recorrido hacia otros barrios, en detrimento de su salud, al no saber la calidad del agua que consumen, o de sus bolsillos.
Más adelante, en el edificio 7, Irma Pereira Robaina, de 69 años de edad, quien tiene bajo su cuidado a su mamá de 89 años, dice que el problema se dilata y no ven ninguna solución, a la vez que depende de la ayuda de sus vecinos para subir galones hasta el segundo piso, con tal de asegurar las labores indispensables de su hogar.
Marlen Roque Rizo cuenta que tuvo a su hijo con hepatitis A, en los meses en los que se desató la epidemia, y confiesa que pasó una odisea para mantener la higiene de su casa. “Lo que he tenido que subir y bajar de escaleras con cubos es mucho, porque vivo en un quinto piso. Uno no puede esperar a que haya alguna enfermedad para protegerse y prevenir cualquier contagio”.
PLANIFICAR LA CIUDAD
Cada barrio que se levanta y cada familia que llega a este municipio representa no solo progreso económico y social, sino también una mayor demanda del recurso más vital, por lo que supone un reto de planificación.

El brote de hepatitis A reportado este año en el reparto 13 de Marzo, conectado aún a las redes antiguas, no constituye un fenómeno aislado, y debe verse como un factor que enciende las alarmas sobre la imperiosa necesidad de garantizar el consumo de agua segura.
Abreu Ramírez reconoce que “el proyecto fue concebido para unos 265 kilómetros, pero ya la ciudad está por encima de los 300 kilómetros de red de acueducto, por lo que está preparada una segunda etapa que todavía tiene que aprobar el país, además de terminar la primera”.
A su juicio, este desarrollo urbano debe ir de la mano, incluso precedido, por la inversión estratégica en infraestructura hídrica. Hoy es evidente el crecimiento de poblados aledaños a la ciudad, como el reparto 2 de diciembre, conocido como Fine, que tampoco se incluye dentro de la primera etapa, y que demanda una atención.
“Por ejemplo, en el Central José Smith Comas, todas las estaciones de bombeo están en esa localidad. Sin embargo, la conductora le pasa por el lado y no se abastece de ella, esta población también se encuentra afectada con el agua”, agrega.
El problema de la falta de agua en Cárdenas, no es nada nuevo, es un problema ya viejo, aun cuando hay un » supuesto acueducto nuevo» que de nada sirve si cuando falta electricidad este no bombea, entonces ademas d estar sin luz, tampoco tienes agua.
Seria muy bueno que gobierno de la localidad se pusiera las pilas y priorizara cuando hay corriente el bombeo de agua sobre todo del acueducto nuevo, para que al menos el pueblo…que está sin corriente…al menos tenga agua.
Será tan difícil esto?