Perseverar en el milagro de la vida

Perseverar en el milagro de la vida. Foto: Raúl Navarro González

Decidida atravesó la puerta de la consulta, a sabiendas del dolor que le esperaba al otro lado del umbral. Minutos después, regresó con el rostro pálido, abanicándose con un pañuelo con el que intentaba mitigar las secuelas; mientras que él, compartiendo su angustia, le miraba a los ojos y sujetaba su mano muy fuerte. Un sorbo de aire y el color de vuelta al rostro. Otro paso más que acerca al sueño.

Muchas son las féminas que requieren ayuda especializada para concebir el milagro de la vida. Unas, la reciben en instituciones municipales de salud; más de mil mujeres asisten cada año en Matanzas a la consulta provincial de Reproducción Asistida, luego de detectarse problemas de fertilidad; y otras, incluso, requieren de servicios de tecnología de punta, que se prestan en centros de alta gama ubicados en la capital del país. Algunas tristemente, no lo logran, pero lo intentan hasta el final.

SIN PERDER LA FE

En la habitación, el clima está  frío, pero ella no lo nota. Nerviosa, Elizabert Cabrera Rojas espera por nuevas orientaciones y la tristemente célebre salpingografía, una radiografía que se hace a las trompas de Falopio para determinar su vitalidad. Lleva siete años de casada y hace cuatro perdió un embarazo.

Del otro lado del salón, a la jagüeyense Giselle Oviedo Montalvo casi le toca el turno. “Tengo una niña de 15, pero mi esposo actual no tiene hijos, y lo estamos buscando. Me sometí a una cirugía de miomas, muchos ultrasonidos y análisis. Me ha chocado el tema de la edad. Trabajo en salud y todo el tiempo nos dicen que a los 35 eres añosa, y eso te afecta psicológicamente. Ha sido un camino muy largo”. 

Bien sabe eso Yanet Romero Moreno, de 42 años, y residente en Versalles, que lo importante es persistir. “Salí embarazada cuando estaba en la universidad, y me lo interrumpí. Después de eso, siempre me cuidé hasta que decidí tener mi bebé. A los 30 años me dejé de cuidar, pero pasados seis meses noté que se me dificultaba el proceso y busqué ayuda médica. Cuando me hicieron estudios tenía ovarios poliquísticos, lo que provocaba que no ovulara todos los meses.

Yanet con su bebé en brazos. Foto: cortesía de la entrevistada
Yanet con su bebé en brazos. Foto: cortesía de la entrevistada

“No fue tan sencillo. Me hice todas las inseminaciones permitidas. La primera prendió, pero a la séptima semana tuve un aborto espontáneo, y  eso  llevó a un tiempo de descanso para evitar el riesgo de otra pérdida. Seguí insistiendo hasta que la última fue exitosa. Mi niño cumplió ya 5 años”- refiere muy feliz la matancera.

Aunque si se habla de perseverar, Fania Margarita Estupiñán Santana se lleva las palmas. Residente en Coliseo, municipio Jovellanos, la joven de 31 años, inició la búsqueda de la maternidad hace 8 años. Me hicieron nueve inseminaciones fallidas en Matanzas, y después empezó mi proceso para in vitro en La Habana. El año pasado tuvimos la primera in vitro fallida. Tras nuevos estudios me diagnosticaron trombofilia, lo que requería usar anticoagulantes. Fuimos a Panamá e intentamos el proceso allá, sabiendo que sería costoso y podría no resultar. En agosto nuevamente fue fallida.

“Tras el regreso a Cuba empecé a hacer ejercicios, como me indicó el médico, a controlar mis hormonas, tomar suplementos. En marzo viajamos nuevamente a Panamá, fuimos seleccionados como parte de un programa que vincula a la nación centroamericana con el Ministerio de Salud Pública. Mi tan anhelado milagro llegó al tercer intento de in vitro. Soy la mujer más feliz y agradecida”.

LENTO, ENGORROSO, PERO ACOMPAÑADO

En el corazón de Versalles, donde hace unos años radicaba el hospital provincial matancero, ahora sede del gineco-obstétrico “José Ramón López Tabranes”, se encuentra ubicado el servicio provincial de Reproducción Asistida. Desde su creación, el 13 de febrero de 2017, en el mismo se han logrado cerca de 1 200 embarazos, un número significativo gracias a técnicas de inseminación.

“El médico de la familia es el primer eslabón de una pareja infértil, o sea, esa que lleva dos años intentándolo y no se ha embarazado. Ese especialista es quien deriva a la consulta municipal, donde se realizan chequeos. De no concebirse, los casos son remitidos a la consulta provincial, que cuenta con servicios más especializados. Si fuese necesario, está la nacional, cuyas sedes se encuentran en los hospitales Ramón González Coro y Hermanos Ameijeiras, donde se realiza la fecundación in vitro”- explica Ángel Puig Vega, uno de los gineco-obstetras que forman parte del equipo multidisciplinario matancero.

Foto: cortesía de la fuente

Aun cuando en los últimos años se percibe un descenso en la cantidad de parejas asistentes a consulta, debido a diversos factores como la emigración y la crisis económica por la que atraviesa el país, que afecta en todas las direcciones (desde la economía familiar hasta la obtención de insumos médicos relacionados con la fertilidad), es válido destacar el empeño de los galenos de la institución de salud, que persisten en lograr el milagro de la vida.

Según datos ofrecidos por Mercedes Zamora Castillo, especialista en gestión documental del centro médico, en 2023, 2174 parejas recibieron atención en el centro, 129 casos nuevos. Unas 172 inseminaciones se realizaron y se lograron 88 embarazos, 18 en pacientes mayores de 36 años. Mientras que el pasado 2024, se realizaron 312 consultas, a 1301 pareja, entre ellas 86 nuevos pacientes a estudiar. Fueron 44 las gestaciones logradas, siete en edad de riesgo.

Hasta el mes de abril, ascienden a 577 las parejas que han acudido buscando ayuda especializada a la institución médica provincial, con 54 inseminaciones realizadas y 27 gestaciones en curso. 

Perseverar en el milagro de la vida. Foto: Raúl Navarro González
Fotos: Raúl Navarro González

“Después del Código de las Familias, atendemos a parejas heterosexuales, y también a parejas del mismo género, por ejemplo: dos mujeres, con un hombre que será el donante del espermatozoide; o dos hombres que contarán con una fémina que apoye desde la gestación solidaria; o cualquier mujer que desea atenderse en solitario, porque ha tenido varias compañeros y nunca ha salido embarazada. Todo se hace por medio de un notario, para que no existan en el futuro reclamaciones sobre la paternidad de un bebé”- explica Adonis Parra Amézaga, jefe de servicio. 

“Esto nos ha traído altas y bajas, porque vuelve más engorroso el proceso para las parejas heterosexuales, que antes no requerían del documento y ahora sí lo necesitan para estar en consulta, e incluso, es requerimiento desde lo legal el matrimonio. A eso súmese que los notarios tienen muchísimas funciones, lo que atenta contra su disponibilidad.

“Pero a la vez estamos agradecidos con la oportunidad que se le brinda con los nuevos cambios a parejas del mismo género, que de hecho, ya contamos con cuatro en consulta. Es un paso de avance significativo, porque todo el mundo quiere tener su familia, y no se discrimina a nadie”- considera el galeno.

A diferencia de otras instituciones similares en provincias vecinas, en el Centro de Reproducción Asistida de Matanzas están habilitadas diversas consultas de especialidades como urología, inmunología, endocrinología, genética y psicología, a las que se remiten los pacientes que lo necesitan.

ALEGRÍA COMPARTIDA

Desde 2016, la licenciada en enfermería Magdelín Pérez Brizuela forma parte del proyecto. “Nunca estuve en una consulta externa, sino ligada a lo asistencial, administrativo e investigativo. Siempre tratamos de dar lo mejor en cada intercambio, en cada proceder que se le realiza a la paciente, y les damos apoyo porque vienen con muchos miedos y nos necesitan”.

Mildrey durante su embarazo. Foto: cortesía de la entrevistada
Mildrey durante su embarazo. Foto: cortesía de la entrevistada

Resulta fundamental la inserción del psicólogo en el programa de reproducción asistida, puesto que los pacientes suelen experimentar alta ansiedad, porque están buscando un objetivo que les cuesta trabajo lograr. La psicóloga Yuliett Tolerdo Puñales, refiere que, además de la entrevista inicial, que aporta recursos e información para el resto de los especialistas, se les brinda apoyo psicológico a las pacientes durante todos los estudios.

“¿Cuánto gratifica un resultado positivo? ¡Enorme satisfacción para nosotros! Siempre el momento de ultrasonido se hace en conjunto con psicología, médicos y enfermeras. Entonces, cuando tenemos un embarazo, se aplaude, se felicita, se celebra como la gran familia que somos. Cuando ya logran el bebé, pasan por aquí por el centro y lo traen, y nos comparten su alegría”.

“Estamos embarazando con lo que tenemos, con miles de limitaciones, pero sin perder la sensibilidad, sin dejar la unión que tenemos en este servicio, trabajando con el mismo amor.”- confiesa el doctor Adonis, el más joven del equipo.

“Me atendí en La Habana y aquí, en Matanzas, fue que lo logré. Desde mi primera consulta con el doctor Puig me sentí muy segura y confiada, nunca me soltó de la mano, ni siquiera después del parto”- agradece Mildrely.

LUCHAR HASTA CONTRA LA MIRADA SOCIAL

Para las féminas con problemas de fertilidad, lo más difícil no son solo los tropiezos, los procederes extremadamente dolorosos, el retardar la ansiada maternidad, hay muchísimos otros factores que les afectan, entre ellos, la sociedad.

“Hago mucha empatía con todas las mujeres que están en el proceso porque sé que es un muy doloroso. A la vez que uno se va acercando a los 30 ya sientes hasta una presión social, todo el mundo te pregunta: “¿Y tú tienes niño? Ay, ¿por qué?”. A todos no le puedes explicar al detalle la historia, porque muchas veces duele demasiado, y repito es un proceso muy complicado a nivel psicológico, social, en la pareja resulta terrible…,  aunque cuando tienes a alguien que te apoya puede ser más llevadero, no deja de ser difícil.

Y allí están, sentadas en el banco de la paciencia, sudorosas, con los nervios a flor de piel, pero la mira puesta en el horizonte y la esperanza en el mañana. Ellas saben que será difícil, como ocurre con las cosas más valiosas de la vida; que una amalgama de sentimientos le acompañará en el sendero, algunas veces más empedrado que en otras. Sus retoños serán sus doblemente preciados tesoros, por los que se sacrificaron mucho antes de conocerles, de sentirles moverse en sus adentros. Guerreras de la maternidad que, con uñas y dientes, perseveraron por el milagro de la vida. 


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