
El 26 de marzo de 1848 nació, en La Habana, Manuel Antonio Sanguily Garrite, cubano que alcanzó el grado de Coronel del Ejército Libertador en la Guerra de los Diez Años contra el dominio colonial (1868-1878) y se distinguió, además, como intelectual y político.
Identificado siempre como Manuel Sanguily, este criollo, descendiente de franceses, no dudó en ser toda la vida un patriota, de lealtad probada ante acontecimientos cruzados en su camino, probadores de su temple.
Fue el amor a la tierra natal una vocación manifestada desde los años mozos, cuando eligió ser soldado del primer Ejército libertador, de sumarse a una causa para él sagrada desde las filas de los nacidos en estos dominios del Caribe, del periodismo y magisterio y más tarde como escritor y político hasta el fin de sus días.
Transitó satisfecho por los ardores de los combates mambises con el haber de ser integrante en sus jornadas de juventud de la mítica caballería de vanguardia comandada por el Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz.
En el ejercicio de labores pedagógicas y como escritor y periodista se lo consideró brillante, con aportes cimentados por una vasta cultura y sus principios.
Ser parte del gremio de la prensa le permitió desarrollar su bagaje político, sus talentos como narrador, su oratoria y dominio del idioma español, lo cual supo combinar con su desempeño de soldado en el campo de batalla.
Licenciado en Derecho, temprano fue redactor y colaborador de la Revista Cubana, publicación literaria (La Habana 1893-94), de la cual fungió también como director.
Sanguily realizó incursiones como ensayista de filo y en ello descuella en sus Discursos a la emigración cubana (New York, 1877); Los Caribes de las islas, estudio crítico (Habana, 1884),y Un insurrecto cubano en la corte (Habana, 1888).
Logró gran prestigio como crítico y en el ejercicio de la opinión en general en su época. Ganó el mérito de ser fundador de la Academia de Historia de Cuba en 1910, junto a una pléyade de nombres ilustres como Enrique José Varona, Juan Gualberto Gómez, Fernando Ortiz, José Miró Argenter, Juan Miguel Dihigo, Enrique Collazo y Ramón Roa.
Lea también

Félix Varela en los fundamentos de la nación
A 172 años del fallecimiento en el destierro, el 22 de febrero de 1853, del sacerdote presbítero Félix Varela, sus connacionales continúan recordándolo no solo como aquel que los… Leer más »
A Manuel Sanguily lo enaltece su posición ante el hegemonismo estadounidense, al votar con valentía contra el Tratado de Reciprocidad Comercial con Estados Unidos de 1901, impuesto a la fuerza por la potencia, al igual que la Enmienda Platt, después de su intervención militar y ocupación de Cuba.
Como soldado mambí participó en un centenar de acciones y se destacó en combates tan significativos como los de La Sacra, Palo Seco y la batalla de Las Guásimas.
Acompañó al Generalísimo como miembro de una delegación del alto mando en el encuentro con el Mayor General Vicente García en Loma de Sevilla, Camagüey. El asunto era la sedición de Lagunas de Varona, en la cual García estaba implicado.
En compañía de su hermano Julio Sanguily, en enero de 1877, cumplió misión para reforzar el apoyo a la causa cubana desde el exterior con la organización de expediciones armadas. Primero pernoctaron en Jamaica y de ahí siguieron con rumbo a Nueva York.
Cuando años más tarde la injerencia norteamericana frustró el proyecto emancipador de la Guerra Necesaria regresa a Cuba en octubre de 1898, donde fue investido como delegado del Segundo Cuerpo de Ejército a la Asamblea de Representantes de Santa Cruz del Sur.
Vivió más adelante en medio de los hervores de la indignación que sacudía a los patriotas debido al ultraje de la potencia norteña en los finales de la contienda, etapa llamada de manera insultante la Guerra hispano-estadounidense, con menosprecio a la participación y protagonismo de los cubanos en su genuina gesta libertaria.
Dirigió el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana y después de desempeñar cargos administrativos de importancia en diferentes gabinetes de Gobiernos, se retiró de la política activa en 1917.
Murió el 23 de enero de 1925 por causas naturales en la misma ciudad en la que viera la luz. (Marta Gómez Ferrals | Foto: Archivo)